Una muralla llamada Europa

'La vida crónica' habla de la Europa de dentro de dos décadas, pero lo que vemos nos recuerda todo el tiempo a la Europa de ahora mismo

Hay un silencio religioso al comienzo de La vida crónica. El Odin Teatret plantea sus espectáculos como una Iglesia sus rituales festivos: al público, que se agolpa fuera (un máximo de 120 personas entre devotos y novatos), no se le permite el acceso al templo hasta que éste esté perfumado y sus sacerdotes listos, para crear la tensión justa. Dice el programa de mano que La vida crónica habla de la Europa de dentro de dos décadas, después de una hipotética guerra civil desatada para resolver la crisis, pero lo que vemos nos recuerda todo el tiempo a la Europa de ahora mismo....

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Hay un silencio religioso al comienzo de La vida crónica. El Odin Teatret plantea sus espectáculos como una Iglesia sus rituales festivos: al público, que se agolpa fuera (un máximo de 120 personas entre devotos y novatos), no se le permite el acceso al templo hasta que éste esté perfumado y sus sacerdotes listos, para crear la tensión justa. Dice el programa de mano que La vida crónica habla de la Europa de dentro de dos décadas, después de una hipotética guerra civil desatada para resolver la crisis, pero lo que vemos nos recuerda todo el tiempo a la Europa de ahora mismo.

La vida crónica

Texto: Ursula Andkjaer Olsen y Odin Teatret. Dramaturgia y dirección: Eugenio Barba. Teatro de la Abadía. Hasta el 27 de mayo.

El campo de juego es esta vez un rectángulo áureo donde hay una zona de arriba a la que una mujer musulmana del Cáucaso intenta acceder, huyendo de una guerra peor: “He atravesado 20 fronteras para llegar al país de las maravillas, donde se come sin hambre y se bebe sin sed”, exclama a las puertas de nuestras ciudades de cúpulas doradas. Como siempre con el Odin, el espectáculo avanza a golpe de metáfora: Eugenio Barba, su director, prefiere expresarse mediante alusiones y alegorías antes que con diálogos y argumentos. Más que por lo que dicen (unas pocas frases clave) sus personajes se definen por su certera caracterización creativa, por la partitura gestual expresionista que utilizan y por su generoso repertorio de canciones (pop y de la tradición oral de medio mundo), que, puestas en un contexto dramático diferente nos hablan con nueva elocuencia.

En La vida crónica hay puertas que dan a un catafalco, una lluvia constante de monedas a la luz del día que sirve apenas para camuflar las miserias de la oscura trastienda, ríos de ironía, una amalgama de lenguas que nos sugiere la posibilidad de otra Europa, en lugar de esta construida en torno al idioma de su principal antagonista económico, y unos actores espléndidos que depararán momentos emocionantes a un público no necesitado de que le expliquen demasiado las cosas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Sobre la firma

Archivado En