Cien por cien Manuel Boix

La Casa de Cultura de L'Alcudia exhibe la más amplia antología de la obra gráfica del artista

Obras de Manuel Boix expuestas la Casa de la Cultura de L’Alcúdia.EVA RIPOLL

Con motivo de sus 25 años de vida, la Casa de la Cultura de L’Alcúdia se ha llenado de Manolo Boix, artista muy unido a la ciudad en la que nació y trabaja 70 años después, mientras sus obras viajan por el mundo. Un buen ejemplo viajero es Jo sóc el foc, obra de bibliófilo reeditada en francés, inglés, portugués, italiano, castellano, vasco y chino. “Trabajo cada libro con intención de que tenga la máxima difusión”, advierte. Boix se muestra orgulloso de “los 47 dibujos iniciales hechos en 1991 para la edición inglesa de Don Quijote de la editorial Stewart Tabori & Chang”, después editados...

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Con motivo de sus 25 años de vida, la Casa de la Cultura de L’Alcúdia se ha llenado de Manolo Boix, artista muy unido a la ciudad en la que nació y trabaja 70 años después, mientras sus obras viajan por el mundo. Un buen ejemplo viajero es Jo sóc el foc, obra de bibliófilo reeditada en francés, inglés, portugués, italiano, castellano, vasco y chino. “Trabajo cada libro con intención de que tenga la máxima difusión”, advierte. Boix se muestra orgulloso de “los 47 dibujos iniciales hechos en 1991 para la edición inglesa de Don Quijote de la editorial Stewart Tabori & Chang”, después editados por Bromera y Algar, “y hace poco publicados en Francia por Éditions Pascal, siempre con tiradas muy grandes”.

Sus dibujos del ‘Tirant’ han pasado por más de 400 ciudades

El centro cultural se abrió con una exposición suya. “Se trataba de una inauguración que abría ilusiones personales y colectivas”, recuerda. Personales, por ser “el momento de eclosión de mi obra plàstica”. Colectivas, porque “se abría todo un espacio de reflexión y libertad para la ciudad y para la comarca”. Un cuarto de siglo después, se celebran “la evolución y camino hechos”. La Casa de la Cultura cuya Cúpula de la Ribera pintó Boix en 2003, es la sede de la antológica más amplia de su obra gráfica e impresa hasta ahora vista.

Se muestran por primera vez los originales de los libros mencionados, así como de sus trabajos para publicaciones como La Codorniz, El Viejo Topo, Quimera, New York Times o La Vanguardia. En la bibliofilia y en las publicaciones periódicas halla el mismo placer plástico. “En ambos casos busco la comunicación y el contacto directo con el lector o espectador”, confiesa. La obra bibliófila de la que está “más satisfecho” es el Tirant lo Blanc en cuatro volúmenes y 48 aguafuertes publicado por Ediciones A la tercera Branca. “Un trabajo francamente redondo”, que se ha expuesto en más de 400 ciudades de Europa o América.

Apuesta por los grabados como “obras de arte en sí mismas”

La muestra, según el comisario Abel Guarinos “nos enseña las diferentes técnicas con que ha confeccionado cerca de 200 carteles que forman ya parte del patrimonio histórico y cultural valenciano”. Incluye las últimas creaciones para distintos soportes, como las más recientes serigrafías de El rostre, serie de 2002 en la que sigue trabajando, con el gesto, la mirada y los primeros planos como protagonistas. “En El rostre aporto como un resumen personal de los últimos 60 años de la estética del informalismo”. El Rostre que inicia la desfiguració II confirma “un tema que me preocupa, el trabajo del pintor, justamente el tema central de La cúpula de La Ribera”.

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Considerado entre los mejores grabadores europeos, Boix piensa que “actualmente el grabado puede tener vida propia sin necesidad de ser apoyo para un texto o un pasaje histórico; eso hace que muchos grabados lleguen a ser auténticas obras de arte en sí mismas”.

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