Palabras de madrid

Llamada de alerta

Hay un género escrito que cobra en Madrid importancia evidente. Pero se encuentra en peligro. Sus rasgos materiales son el formato grande, el cuidadoso tratamiento gráfico y cierta suntuosidad que ha desaparecido casi por completo del universo editorial. De sus contenidos destacan la densidad textual, más el rigor de sus registros y cierta vocación panorámica. Pese a su sustantividad, se concibe como un género complementario del otro gran soporte de la cultura que conforman las exposiciones: nos referimos al género del catálogo.

No hay en Madrid evento cultural que se precie de serlo si...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Hay un género escrito que cobra en Madrid importancia evidente. Pero se encuentra en peligro. Sus rasgos materiales son el formato grande, el cuidadoso tratamiento gráfico y cierta suntuosidad que ha desaparecido casi por completo del universo editorial. De sus contenidos destacan la densidad textual, más el rigor de sus registros y cierta vocación panorámica. Pese a su sustantividad, se concibe como un género complementario del otro gran soporte de la cultura que conforman las exposiciones: nos referimos al género del catálogo.

No hay en Madrid evento cultural que se precie de serlo si no se ve acompañado de un consistente catálogo. Ministerios, ayuntamientos, gobiernos regionales, bancos, museos y fundaciones realizan costosas inversiones en editarlos, para acompañar las exposiciones y muestras que financian. Se trata de publicaciones dignas, de bella hechura, generalmente cuidadas y muy bien realizadas ya que, al aflorar lo mejor de las Artes Gráficas, se allana el acceso del público a un depósito de saber valioso, sistematizado con desenvoltura por especialistas que de manera segmentada, aunque global, escriben sus entradas.

Pese a que en ocasiones los catálogos adquieren elevados precios al público, las inversiones que los preceden resultan rentables; y no solo en términos económicos —el género aguanta y su edición prosigue— sino también en su dimensión social: los catálogos son imprescindibles para la perpetuación de la cultura escrita mediante la divulgación, por complementar de manera armónica y desde un potente y consolidado formato todo aquello que se muestra al público bajo el ámbito de una exposición. Conviene alertar pues a las instituciones privadas y públicas que los financian e instarles a que huyan de invocar la crisis para suprimirlos. La rentabilidad cultural que los catálogos y su sustantividad intelectual garantizan va más allá de su dimensión dineraria y es, en verdad, un factor de la riqueza y la diversidad cultural en Madrid. ¡Qué mejor e inolvidable recuerdo de una buena exposición que un buen catálogo!

Además, y sobre todo, este género textual del catálogo pone felizmente en relación con la sociedad universos olvidados como el universitario en el que, fatalmente, sus producciones más jugosas, las tesis doctorales, donde cristaliza lo mejor del trabajo intelectual de centenares de doctorandos, suelen permanecer durante décadas en polvorientos anaqueles hasta su mudo, infértil y definitivo ocaso.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En