Las críticas de teatro de la semana: un paseo entre los muertos y cómo salir del barrio de los toldos verdes
Los expertos de ‘Babelia’ reseñan los estrenos recientes más destacados
Que la vida es un teatro ya lo dijo el gran William Shakespeare, que además lo argumentó: “Todo el mundo es un escenario, y todos, hombres y mujeres, son meros actores. Todos tienen sus entradas y salidas, y cada hombre en su vida representa muchos papeles”. Pero, al parecer, también la muerte puede ser un teatro. Y hasta un cementerio se puede convertir en un escenario. Esa es la idea de la compañía El Conde de Torrefiel, cuya última propuesta, titulada Cuerpos celestes, consiste en un paseo dominical audioguiado por varios camposantos. ...
Que la vida es un teatro ya lo dijo el gran William Shakespeare, que además lo argumentó: “Todo el mundo es un escenario, y todos, hombres y mujeres, son meros actores. Todos tienen sus entradas y salidas, y cada hombre en su vida representa muchos papeles”. Pero, al parecer, también la muerte puede ser un teatro. Y hasta un cementerio se puede convertir en un escenario. Esa es la idea de la compañía El Conde de Torrefiel, cuya última propuesta, titulada Cuerpos celestes, consiste en un paseo dominical audioguiado por varios camposantos. Nos lo cuenta esta semana Javier Vallejo, que ha ejercido su propio papel de paseante por el Cementerio de San Isidro.
Mientras, el Teatro Valle-Inclán propone estos días la obra Los brutos, el debut de Roberto Martín Maiztegui como director teatral. Se trata de un montaje con un excelente texto y cinco buenos intérpretes que trata el ascensor social desde el punto de vista milenial, nos explica Raquel Vidales en su reseña. El protagonista, Nico, un trasunto del propio Martín Maiztegui, relata al espectador cómo logró salir de ese barrio impersonal con balcones de toldos verdes para perseguir su propio sueño. Pero ni se mira con complacencia, ni oculta sus miserias: “No tiene pudor en mostrar su lado trepa ni cómo dejó a su novia por el telefonillo del portal o dejó tirado a su mejor amigo del barrio cuando estaba en el hospital”, resume Vidales.