Lucía Tacchetti: “Mi objetivo era salir de la perfección digital”

La artista y productora argentina da un paso adelante hacia un ‘electro’ más sólido y lleno de claroscuros con su nuevo disco, ‘Flaps’

Lucía Tacchetti, en el pasado Primavera Sound de Madrid, donde actuó en el escenario The Vision by Pull & Bear.

El último disco de Lucía Tacchetti surgió de una mudanza transatlántica. Flaps (Costa Futuro), nuevo álbum de la artista argentina afincada en Madrid desde la pandemia, es un paso adelante hacia una electrónica híbrida, entre la melodía y los beats, entre el baile y la introspección. A medio camino del océano, entre la soledad que provoca el desarraigo, pero también la esperanza que llega cuando se empieza un capítulo. Es un viaje sonoro por distintas texturas y emociones que la afianza, después del anterior Eleté, como un nombre central del electro de nuestro tiempo. Tacc...

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El último disco de Lucía Tacchetti surgió de una mudanza transatlántica. Flaps (Costa Futuro), nuevo álbum de la artista argentina afincada en Madrid desde la pandemia, es un paso adelante hacia una electrónica híbrida, entre la melodía y los beats, entre el baile y la introspección. A medio camino del océano, entre la soledad que provoca el desarraigo, pero también la esperanza que llega cuando se empieza un capítulo. Es un viaje sonoro por distintas texturas y emociones que la afianza, después del anterior Eleté, como un nombre central del electro de nuestro tiempo. Tacchetti, que se prepara para iniciar una gira por España, respondió a nuestras preguntas en el pasado Primavera Sound de Madrid (el primero y el último), donde protagonizó un live en el escenario The Vision by Pull & Bear.

Pregunta. ¿Ve Flaps como un disco de transición?

Respuesta. Sí, es un disco que nace de la sensación de irte de tu país a un destino nuevo, a conocer a nueva gente, una nueva ciudad. Coniene una mezcla de una soledad e introspección, pero a la vez también de un cambio que yo tenía muchas ganas de hacer. Viví 10 años en Buenos Aires y hacía mucho que quería instalarme en España. El contexto, en plena pandemia, fue raro, pero surgió la oportunidad de participar en algunos conciertos y la aproveché. No me arrepiento de nada.

P. ¿Madrid la ha tratado bien?

R. Me gusta el modo de vida de los madrileños. Siento que el trabajo y el disfrute están muy equilibrados. Buenos Aires es más workaholic, todo es trabajo y se pierde un poco ese disfrute. Aquí el balance es un poco más sano. La ciudad me conquistó totalmente, entre otras cosas por su oferta cultural. Me siento en casa casi desde el primer mes.

P. ¿Cómo ha influido esta mudanza en su música? ¿Qué cambios en su música están ligados a los cambios en su vida?

R. Los discos son una foto del momento de tu vida en el que estás. Y siempre que estás en un momento de crecimiento o de quiebre, eso se ve reflejado en lo sonoro. Es el disco en el que me encuentro más segura, es el primer disco que me animé a producir al 100%. Ya produje los anteriores, pero siempre necesitaba el visto bueno de alguien más. Es también un disco pensado desde el directo. Quise invertir el orden: no adaptar el disco al directo, sino al revés. Fui construyendo las canciones como si fuera una banda en vivo, con todos los filtros de sintetizadores y máquinas de ritmos. He llegado a alcanzar cosas que en los anteriores apenas acaricié. Me encantan y son discos que disfruto mucho, pero me parece que antes estaba más en la búsqueda, y ahora me siento más sólida.

P. ¿Cómo llegó la electrónica a su vida?

R. No lo sé muy bien, es algo que me fue como atrapando lentamente. Al principio hacía cosas más pop, y antes de eso piano, porque vengo del conservatorio, tengo una formación clásica. Esto va a sonar muy cursi, pero al ir familiarizándome con la electrónica sentí algo interno que me decía que esto era lo que quería hacer. Empecé con los loops, luego con los sintetizadores y los ritmos, y me fui enamorando de la electrónica. Ahora convivo todo el día con la electrónica; compongo desde las 9 de la mañana en mi cocina, todavía con el pijama.

P. ¿A qué se atrevido en esta ocasión que no se atreviera a hacer en los anteriores?

R. Me animé a hacer más momentos instrumentales, que siempre les había tenido un poco de miedo, porque siempre te dicen que, si a los 30 segundos no entra el estribillo, la gente va a cambiar la canción. Esta vez no quise escuchar nada de todo eso e hice lo que yo sentí que la canción me pedía. El productor, Sergio Pérez, aportó una suciedad que me gusta mucho...

P. Pese a formar parte del dúo electrónico SVPER, como productor parecía más vinculado al pop (La Bien Querida, Joe Crepúsculo, Carolina Durante, Maria Rodés...). ¿Por qué lo escogió?

R. Me lo fueron recomendando varias personas, porque buscaba a alguien que entendiera de síntesis analógica y que se animara un poco a romper mis audios: mi objetivo era salir de la perfección digital, ir por otro camino. Nos conocimos y hubo química.

P. ¿Por qué hay tantas colaboraciones en el disco?

R. Cuando estás dedicándole muchas horas a una canción, y sobreescuchándote y perdiendo un poco la perspectiva, siempre me gusta que aparezca una mirada fresca y te dé otra mirada y le acabe dando la vuelta al tema. Cada colaboración surgió por un motivo distinto. A Margarita Quebrada los conozco a través de la productora Duelo. Con las Mula compartimos sello y gira. Les gustó Rota, así que se la propuse. Delfina Campos, Maika Loubté y Wiranda Johansen las conocía de antes. Les mandé algunos tracks y escogieron el que más les gustaba.

P. También es un disco en claroscuro.

R. Sí, es un choque voluntario. Es un sentimiento que siempre me acompañó, pero quizás ahora me animo más a abrazar esa oscuridad que todos tenemos y a aceptar que existe esta soledad en mí. Puedo ser la persona más sociable y tener muchos amigos, también puedo estar sola en mi casa sin sentir esa soledad como algo negativo. Al revés, esos momentos te permiten escuchar tu propia voz. Acepté esa mezcla de oscuridad y luminosidad que antes tapaba más en favor del lado positivo. Me di cuenta que no tenía sentido que gastaba mucha energía como en intentar estar de un solo lado cuando en realidad todos somos todos. Y me gustó reflejarlo en el disco y sacar a la luz esa dualidad de estar bailando, pero que las letras hablen de cosas más tristes.

P. Flaps también tiene un recorrido narrativo cada vez menos habitual, el que es propio de un álbum. ¿El disco, como formato, tiene los días contados ante la hegemonía del EP y los temas sueltos?

R. A veces pienso que ha desaparecido un poco, pero también veo que gente que saca obras que responden a los parámetros del álbum de siempre. El disco nunca va a dejar de existir porque es lo que termina de dar tu visión de lo que querés hacer como artista o de quién sos como artista. Darle esta dimensión integral a la música siempre te ayuda a contar lo que quieres hacer y a que los otros lo escuchen y lo entiendan mejor. Así que espero que nunca desaparezcan.

'Flaps'

Lucía Tacchetti
Costa Futuro

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