‘La nostra ciutat’: costumbrismo, amor y mímica

La obra del estadounidense Thornton Wilder habla de la vida cotidiana, del amor y de la muerte, y cobra especial interés en su tercer y último acto, el que ha convertido este texto en un clásico

Una escena de la obra 'La nostra ciutat', en el Teatre Lliure.SÍLVIA POCH

Cuenta la leyenda que el texto Our Town se representa todos los días en algún teatro de los Estados Unidos. Thornton Wilder ganó el Premio Pulitzer en 1938 por esta obra que retrata la vida de la ciudad ficticia de Grover’s Corner combinando el retrato sociológico con la reflexión metafísica. Muy influenciado por los postulados del teatro épico de Bertolt Brecht, el autor sitúa la acción en un teatro y da al narrador el papel de regidor, mo...

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Cuenta la leyenda que el texto Our Town se representa todos los días en algún teatro de los Estados Unidos. Thornton Wilder ganó el Premio Pulitzer en 1938 por esta obra que retrata la vida de la ciudad ficticia de Grover’s Corner combinando el retrato sociológico con la reflexión metafísica. Muy influenciado por los postulados del teatro épico de Bertolt Brecht, el autor sitúa la acción en un teatro y da al narrador el papel de regidor, mostrando y comentado al mismo tiempo los entresijos de la escena. Ferran Utzet dirige una compañía de quince actores y Llàtzer Garcia firma una acertada dramaturgia, a partir de la traducción al catalán de Víctor Muñoz Calafell. El texto ha sido un poco recortado (solo las puntas) e incluso se le ha añadido algún guiño metateatral dirigido a los espectadores del siglo XXI.

Estamos ante un montaje muy coral, y la compañía funciona de manera compacta y homogénea. Destacan Rosa Boladeras y Mercè Pons, las matriarcas de las familias Gibbs y Webb: se pasan el primer acto preparando desayunos, limpiando la casa y mandando a sus hijos a la escuela. (En un giro inesperado, el arte de la mímica une La nostra ciutat con lo último de Nao Albet y Marcel Borràs). Madres atentas, cariñosas e hiperexplotadas, con sueños incumplidos y maridos un poco pusilánimes. Rosa Renom defiende el papel de regidor con una gran templanza: ella marca el tono de todo el espectáculo, y es difícil encontrar en Cataluña una actriz que diga mejor el texto. También destacan Carles Martínez como editor del periódico local y el siempre efectivo Albert Triola, el director del coro con tendencia a empinar el codo. Entre los jóvenes, Guillem Balart y Paula Malia dotan de las dosis justas de inocencia e ilusión a sus personajes, que protagonizarán la inevitable historia de amor.

La nostra ciutat se divide en tres actos para hablar de la vida cotidiana, del amor y de la muerte. Después de dos actos de costumbrismo melifluo, llega el mazazo final: el tercer acto es el que ha convertido este texto en un clásico. Es ahí donde Paula Malia nos vuelve a demostrar que es una gran actriz. “¿Ningún ser humano se da cuenta de la vida, mientras vive?”. Ésta es la frase clave del montaje, una propuesta amable que pretende recuperar un público que quizás abandonó el Lliure con tanta modernidad. ¿Lo conseguirá?

‘La nostra ciutat’. Texto: Thornton Wilder. Dramaturgia: Llàtzer Garcia. Dirección: Ferran Utzet. Teatre Lliure, Barcelona. Hasta el 12 de noviembre.

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