Juana Dolores o la princesa cabreada
Controvertida estrella mediática, la actriz y poeta estrena en el Grec su nuevo espectáculo teatral. La obra respira cuando permite que salga su yo natural en medio de tanta rabia
Juana Dolores Romero Casanova es una figura pública en Cataluña. En 2020 ganó el premio de poesía Amadeu Oller con su poemario Bijuteria, pero fue gracias a sus entrevistas en los medios, como el digital Núvol, que se hizo conocida. De la noche a la mañana, sus opiniones políticas y artísticas sacudieron el apacible (y previsible) oasis cultural catalán, con una entrada de caballo siciliano a la que cuesta encontrar parangón. Juana Dolores nació en El Prat de Llobregat en 1992, es actriz, poeta ...
Juana Dolores Romero Casanova es una figura pública en Cataluña. En 2020 ganó el premio de poesía Amadeu Oller con su poemario Bijuteria, pero fue gracias a sus entrevistas en los medios, como el digital Núvol, que se hizo conocida. De la noche a la mañana, sus opiniones políticas y artísticas sacudieron el apacible (y previsible) oasis cultural catalán, con una entrada de caballo siciliano a la que cuesta encontrar parangón. Juana Dolores nació en El Prat de Llobregat en 1992, es actriz, poeta y creadora escénica. Su primera pieza, # JUANA DOLORES # Massa diva per a un moviment assembleari (Demasiado diva para un movimiento asambleario), se estrenó en el Festival TNT de Terrassa y después hizo temporada en el Antic Teatre de Barcelona.
La directora de la sala, Semolina Tomic, le hizo de mentora, afirmando públicamente que Juana Dolores era “la nueva Angélica Liddell”. La creadora ha estrenado varios trabajos audiovisuales (Limpieza, Santa Bárbara, Miss Universo) y acaba de publicar Rèquiem català. I si una nació desfilant per una catifa vermella (Y si una nación desfilando por una alfombra roja), libreto para un réquiem compuesto por Marc Migó. Juana Dolores sabe aprovechar cada aparición pública y cada micrófono que se le presenta, un poco como Albert Serra, y se convirtió definitivamente en icono pop cuando visitó el plató de TV3, el pasado 29 de mayo, en una entrevista antológica con Xavier Graset. Sí, la del meteorito.
Da la sensación de que esto ya lo hemos visto antes, ya sea en obras de Liddell o en las acciones pornoterroristas de Diana Torres
Hechas estas aclaraciones previas, toca hablar del espectáculo. Con esta autora, vida y obra siempre se confunden, y esto también sucede en su segundo montaje, * HIT ME IF I’M PRETTY * o la princesa moderna. El show empezó hace un par de semanas, en la rueda de prensa organizada por el festival Grec, donde Juana Dolores acusó al Antic Teatre de malas prácticas y de alentar la precariedad. La sala ha respondido a estas críticas con un informe que detalla todos los costes de producción. El espectáculo se podrá ver en este teatro hasta el 6 de agosto, aunque la creadora ha afirmado en un par de ocasiones que probablemente pedirá la baja laboral en la tercera semana. La segunda pieza de Juana Dolores tiene muchas concomitancias con su ópera prima: silla, zapatos de tacón, calcetines blancos, desnudez y rabia. Aquí predomina el color rosa de cuento de hadas o de juguete para niñas: rosa chicle, satén acuoso, boas de flamenco. La caja negra del Antic Teatre se convierte en un cubo audiovisual: tres paredes-pantalla proyectan anuncios del castillo de Cenicienta de las Polly Pocket o videos sexuales de celebrities norteamericanas. El fondo de pantalla del Mac, con sus aplicaciones y su papelera, como escenografía. Cris Blanco, al menos, le ponía un poco de humor.
* HIT ME IF I’M PRETTY * o la princesa moderna se inspira en El príncipe de Maquiavelo y en El príncipe moderno del marxista Antonio Gramsci. Juana Dolores está muy cabreada, pero la sombra de Liddell es muy alargada. Tanto en forma como en contenido, la del Prat parece imitar, a ratos, el tono de la tigresa de Figueres. Romero Casanova es pota blava, la raza autóctona de pollo de esta población catalana, y en algún momento parece reclamar un contrincante en escena para iniciar una pelea de gallos. El espectáculo se debate entre el mitin y la bronca, el grito y la terapia, el escupitajo y la rabieta. Juana Dolores quiere proclamar el Estado femenino, nacional y popular, militar y soberano. Su cuerpo y su voz le sirven de espada y escudo, y en sus banderas ondean la belleza y la violencia. Da la sensación de que todo lo que nos ofrece ya lo hemos visto antes: ya sea en montajes de la Liddell o de Agnés Mateus, o en las acciones pornoterroristas de Diana J. Torres. El espectador habitual del Antic Teatre tendrá una sensación recurrente de déjà vu.
La propuesta de Juana Dolores respira cuando ella permite que salga su yo natural, en medio de tanta rabia. “¿Qué tal?”, nos pregunta dulcemente después de una machacona perorata. Se le medio escapa la risa cuando lee un texto en que se autodefine como “dramaturga”. Come cerezas y escupe el hueso con rabia, como ha hecho anteriormente con un chicle. Lee atestados y denuncias policiales, y aparece en la gran pantalla emulando a Kim Kardashian, Pamela Anderson o Paris Hilton. Juana Dolores quiere ser un mito, una superestrella, una top model. Defiende el absolutismo de su feminidad y su “yo” multiplicado. “Yo, yo, yo”. “No me vendo, me exhibo”, afirma. La maldición del segundo espectáculo suele ser cierta. Juana Dolores es mucha Juana Dolores. A veces incluso para la propia Juana Dolores.
‘* HIT ME IF I’M PRETTY * o la princesa moderna’. Texto y dirección: Juana Dolores. Antic Teatre. Barcelona. Hasta el 6 de agosto.
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.