Desigual relectura de ‘Las vírgenes suicidas’

La directora Alícia Gorina estrena en el Lliure de Barcelona un montaje inspirado en el debut de Sofia Coppola que se ve lastrado por las aseveraciones trilladas

Escena 'Aquell dia tèrbol que vaig sortir...'.SÍLVIA POCH

En su primer montaje de gran formato, la directora catalana Alícia Gorina explora el impacto emocional que la ópera prima de Sofía Coppola, Las vírgenes suicidas (1999), basada en la novela homónima de Jeffrey Eugenides, provoca en cinco chicas adolescentes actuales. ...

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En su primer montaje de gran formato, la directora catalana Alícia Gorina explora el impacto emocional que la ópera prima de Sofía Coppola, Las vírgenes suicidas (1999), basada en la novela homónima de Jeffrey Eugenides, provoca en cinco chicas adolescentes actuales. Veinte años después de su estreno, los efectos de esta perturbadora película de culto adquieren otra dimensión, distinta pero igualmente inquietante, en un montaje de largo y complicado título: Aquell dia tèrbol que vaig sortir d’un cinema de l’Eixample i vaig decidir convertir-me en un om (Aquel día turbio que salí de un cine del Eixample y decidí convertirme en un olmo), que acaba de abrir temporada en la sala Fabià Puigserver del Teatre Lliure de Barcelona.

Las vírgenes suicidas, que conmocionó a Gorina en su adolescencia, narra la historia de los Lisbon, una conservadora familia estadounidense de un barrio residencial de Detroit en los setenta, duros años marcados por la crisis económica, que se ve sacudida por el inexplicable suicidio colectivo de sus cinco hijas. Lo hace a través de la mirada de sus compañeros de clase, que 25 años después de los hechos intentan descubrir los motivos del suicidio de las hermanas Lisbon. No hay certezas, solo sombras y dudas que Gorina, desde su pasión cinéfila, lleva a la escena como espejo de las inquietudes de las adolescentes de hoy, en un montaje que acentúa la óptica feminista antipatriarcal propia de la actualidad.

La propuesta es compleja, y el resultado, algo confuso. La dramaturgia de Eleonora Herder se inspira en textos de escritores y teóricos como Albert Camus, Donna Haraway, Virginia Woolf, Paul B. Preciado y Greta Thunberg, y también en las reflexiones de las jóvenes actrices seleccionadas para el montaje. El espectáculo, en catalán y castellano, combina la narración de los hechos, con toda su carga simbólica, y un abanico de reflexiones sobre temas tan vigentes como la angustia y el vacío existencial, la identidad sexual, las relaciones sexuales y los abusos, la destrucción del planeta o el agobiante pensamiento machista que atenaza su vida escolar y familiar.

Las adolescentes visionan, comentan y recrean fragmentos del filme doblado al castellano y algunas escenas son interpretadas por los padres: el juego del teatro dentro del teatro, sin embargo, pasa factura y no siempre sabes cuándo las jóvenes actrices entran en el personaje o son ellas mismas, con sus opiniones personales. Hay además muchos tópicos y aseveraciones trilladas que remiten al manual del buen anarquista, y cierto aire de juego adolescente fatal que distorsiona la gravedad del tema.

Alícia Falcó, Blau Granell, Roc Martínez, Abril Pinyol y Lea Torrents aportan frescura y credibilidad, mientras que Joan Carreras y Mia Esteve encarnan con solvencia a los padres y a otros personajes. Alícia Gorina juega bien sus cartas en un gran espacio escénico, diseñado por Silvia Delegnau y Max Glaenzel, que recrea con realismo el gimnasio de una high school estadounidense. A destacar, el espacio sonoro y la música de Clara Aguilar.

Aquell dia tèrbol que vaig sortir d’un cinema... Texto: Eleonora Herder. Dirección: Alícia Gorina. Teatre Lliure. Barcelona. Hasta el 14 de noviembre

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