Israel Centeno: “Lo más duro del exilio es perder la voz”

El autor venezolano mezcla tradición caribeña y fantasía futurista en su nueva novela

Israel Centeno

Israel Centeno (Caracas, 63 años) llegó exiliado a Pittsburg dentro del programa Ciudad de Asilo y se quedó allí, donde ahora ejerce como intérprete. Autor de títulos como Iniciaciones o Hilo de cometa (en Periférica), acaba de publicar El arreo de los vientos (Kálathos), una novela en la que el mundo de los cómics convive con el de los ritos ancestrales caribeños.

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Israel Centeno (Caracas, 63 años) llegó exiliado a Pittsburg dentro del programa Ciudad de Asilo y se quedó allí, donde ahora ejerce como intérprete. Autor de títulos como Iniciaciones o Hilo de cometa (en Periférica), acaba de publicar El arreo de los vientos (Kálathos), una novela en la que el mundo de los cómics convive con el de los ritos ancestrales caribeños.

¿Qué tienen en común el universo Marvel y el yoruba?

Solo pueden converger en la literatura fantástica. Pero uno podría colocar una de las figuras de la cosmogonía yoruba en el universo Marvel.

¿Cuál?

Lucero Mundo, el que abre los caminos.

Recomiende tres libros de la literatura fantástica reciente que sean gran literatura a secas.

The MaddAddam Trilogy, de Margaret Atwood.

¿Y qué tres libros recomendaría para entender la Venezuela de hoy?

El herencia de la tribu y Diario en ruinas, de Ana Teresa Torres. También, Viaje al poscomunismo, de la propia Ana Teresa Torres y Yolanda Pantin.

¿Qué es lo más duro del exilio?

La pérdida de la voz. En mi caso, la angustia de diluirme en este vasto universo que terminan siendo los 50 Estados de la Unión.

¿Y lo más gratificante, si lo hay?

El proceso de reinvención. El reencuentro y sobre todo la asimilación de otra cultura que te permite leer la literatura del país que te recibió como nunca antes lo habías hecho. Y por último, comprender que no importa dónde estés, siempre podrías ser un exiliado.

¿Es Pittsburgh de verdad una ciudad de asilo?

Ciertamente. Es amigable, abierta, y en ella hay una organización estupenda, City of Asylum Pittsburgh, iniciativa de Henry Reesse y Diane Samuels, que se ha convertido en la organización más activa del mundo, de las que brindan refugio a escritores perseguidos en su libertad de expresión o que están en peligro en sus países de origen. Llegué cuando esta organización era un proyecto en ciernes y la vi crecer exponencialmente. Yo celebro a la ciudad que ahora es mía y celebro a City of Asylum.

¿Qué aprende el escritor traduciendo?

A escribir mejor.

¿Qué libro le hizo ser escritor?

Pienso en las experiencias dolorosas de mi infancia y adolescencia que buscaron siempre contarse historias para no enloquecer, y en la biblioteca de mi abuelo, su recurrencia en Cervantes, y el descubrimiento de los cuentos de Chejov y Bábel y las novelas de Dostoievski.

¿Qué libro ajeno le gustaría escribir?

La conjura de los necios, de John Kennedy Toole.

¿Qué canción usaría como autorretrato?

Paint It Black, de The Rolling Stones.

¿A quién le daría el Premio Cervantes?

Expresaré mi venezolanidad: a Rafael Cadenas o a Yolanda Pantin.

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