TEATRO | CRÍTICA DE 'CONSERVANDO MEMORIA'

Mágico, pequeño y fértil

La compañía riojana El Patio Teatro habla de sus raíces rurales en un espectáculo unipersonal risueño y conmovedor

Imagen de 'Conservando memoria', de El Patio Teatro. En vídeo, tráiler de la obra.Vídeo: CLARA LARREA

Soy la copa de un árbol cuyas raíces son mis ancestros. Pero ¿quiénes fueron ellos? A esta pregunta, que se formulan Izaskun Fernández y Julián Sáenz-López, factótums de El Patio Teatro, intenta responder la mitad femenina de esta compañía riojana a lo largo de Conservando memoria, espectáculo conciso, risueño, conmovedor y expresivo del salto mortal que desde el campo a la ciudad dieron dos generaciones de españoles entre mediados del siglo XX y el comi...

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Soy la copa de un árbol cuyas raíces son mis ancestros. Pero ¿quiénes fueron ellos? A esta pregunta, que se formulan Izaskun Fernández y Julián Sáenz-López, factótums de El Patio Teatro, intenta responder la mitad femenina de esta compañía riojana a lo largo de Conservando memoria, espectáculo conciso, risueño, conmovedor y expresivo del salto mortal que desde el campo a la ciudad dieron dos generaciones de españoles entre mediados del siglo XX y el comienzo de la Transición. En tres décadas, los municipios de menos de 2.000 habitantes, donde en 1950 vivía el 39% de la población nacional, perdieron cerca del 40% de su censo.

Fernández, de 34 años, indagadora y relatora del periplo de las tres generaciones que le preceden, como buena representante de una generación temperamentalmente romántica, ávida de grandes relatos, anhelaba encontrar entre sus antepasados algún artista, viajero o domador de osos, pero lo cierto es que desde sus progenitores hasta sus tatarabuelos nacieron en Aras, municipio navarro de 153 habitantes, próximo a Logroño, y apenas salieron de allí, cosas ambas que al cabo le parecieron más asombrosas que cuantas había fantaseado.

La actriz, sobre una mesa que podría ser la de la cocina de una casita aldeana, ilustra cuanto va contando con su voz cálida (y a veces con un acento rural que en ella es orgánico), manipulando con gracejo tarros de conservas, latas de sardinas y piezas de ajuar doméstico. Lo cotidiano, lo anodino en apariencia, los viajes de luna de miel a otro pueblo que dista de Aras apenas 15 kilómetros, las remembranzas sencillas de sus abuelos, cobran, sopesados con sensibilidad exquisita, una dimensión mágica. La descripción precisa de su aldea originaria, los topónimos sonoros que Fernández hilvana (Alto de la Mina, Senda del Raposo, Arroyo del Cucurillo), su evocación del baile dominical, adquieren valor universal: no hay espectador al que le resulten ajenos.

Conservando memoria me trae al recuerdo la manera de relatar de Enrique Vargas y de Alekos, grandes narradores colombianos, y, en cierta medida, las micropiezas de los Hermanos Oligor. Como todos ellos, también Fernández parece sola en su labor, pero Sáenz-López la acompaña en alma y cuerpo, mientras lleva luces, sonido y batuta. La calidez del aplauso que les dedicó el público de la sala pequeña del teatro María Guerrero fue el corolario de la conexión intensa que mantuvieron durante la función.

Conservando memoria. Texto y dirección: Izaskun Fernández y Julián Sáenz-López. Próximas funciones en gira: San Lorenzo de El Escorial (14 de febrero), Valladolid (19 de febrero), Bilbao (20-21 de febrero), El Prat de Llobregat (25 de febrero), Madrid (27-28 de febrero), Móstoles (14 de marzo), Porqueres (19 de marzo), Montcada i Reixac (20 de marzo).

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