Canciones para conocer ciudades

Es prácticamente imposible amar u odiar por completo una ciudad. Del mismo modo a que todos los habitantes de todos los países del mundo —sean Burkina Faso, Argentina, Bután o España— les gusta creer que el suyo tiene un gran potencial cuando, la verdad, todos lo tienen, con las ciudades es imposible encontrar una que sea absolutamente detestable, ni inapelablemente perfecta. Ni siquiera aquellas que acostumbran a encabezar las listas de localidades en las que mejor se vive del planeta. A saber, Melbourne, Vancouver, Viena, Zúrich. Son casi siempre las mismas. La ciudad, tanto por lo bueno com...

Es prácticamente imposible amar u odiar por completo una ciudad. Del mismo modo a que todos los habitantes de todos los países del mundo —sean Burkina Faso, Argentina, Bután o España— les gusta creer que el suyo tiene un gran potencial cuando, la verdad, todos lo tienen, con las ciudades es imposible encontrar una que sea absolutamente detestable, ni inapelablemente perfecta. Ni siquiera aquellas que acostumbran a encabezar las listas de localidades en las que mejor se vive del planeta. A saber, Melbourne, Vancouver, Viena, Zúrich. Son casi siempre las mismas. La ciudad, tanto por lo bueno como por lo malo, ha sido objeto de infinidad de canciones. Hay enormes clásicos de la música popular dedicados a localidades. Desde el ‘New York New York’ de Frank Sinatra hasta el ‘Pongamos que hablo de Madrid’ de Joaquín Sabina, pasando por el ‘San Francisco’ de Scott McKenzie o el ‘Barcelona’ de Freddie Mercury y Montserrat Caballé.

Esta lista arranca en Nueva York, acaso la ciudad más nombrada en la música, y lo hace con el ‘N.Y. State of Mind’ de Nas, tema que abre su clásico Illmatic. Jacques Dutronc es el elegido para hablar de París con la maravillosa ‘Il est cinq heures, Paris s’éveille’. Londres tiene mil canciones. Solo The Clash grabaron dos. Aquí hemos incluido ‘London’s Burning’, de su disco de debut, un corte sobre un Londres aletargado en el que lo más fascinante es lo bien que funciona la carretera de circunvalación.

También hay ciudades menos habituales, como Atlantic City. El tema de Springsteen titulado como esta localidad de Nueva Jersey es algo espectacular. Lo mismo esa barbaridad de harmonías vocales que es el ‘Odessa’ de Bee Gees, una extraña elección de localización para los hermanos Gibb, pero en aquella época nada en ellos era ni medio normal. Ámsterdam es para Jacques Brel, como debe ser. Adelaida, para Ben folds, más que nada porque nadie se había pedido Adelaida excepto Folds.

La localidad etíope de Chifara está representada en el fascinante corte de Mulatu Astatke. Para Johannesburgo nos debatíamos entre Gil Scott Heron y The Housemanrtons. Ganó el primero. Sheffield es de Pulp, y ‘Sheffield: Sex City’, el mejor corte que grabaron antes de hacerse famosos. ¿Boney M hablando de Belfast? Venga. ¿Y Hombres G de Venecia? Dale. ¿Y si Loquillo es el que representa Madrid? Vamos. Sevilla para Pata Negra y Brooklyn para Mos Def. Compton es de NWA, no hay discusión. São Paulo para Tom Zé, y Rio, por qué no, para Sergio Mendes. ¿Y Rotterdam? ¿Una canción sobre Rotterdam? La de Beatuful South es estupenda y mordaz. Y así podríamos seguir, porque, aunque todo el mundo se quiera ir hoy al campo, aquí aún nos gustan las ciudades. Si arranca una película estamos nerviosos hasta que sabemos dónde sucede. Y cada vez que visitamos una ciudad pensamos en que podríamos quedarnos a vivir en ella, ya sea el Hong Kong de Siouxsie & The Banshees o el Vienna de Ultravox.

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