Milei presenta un presupuesto con “déficit cero” que “pone un cepo al Estado” argentino

El presidente de ultraderecha convierte el evento en un acto partidario en el Congreso

Javier Milei en su discurso ante el Congreso el 15 de septiembre de 2024.Foto: Natacha Pisarenko (AP/Lapresse) | Vídeo: Reuters

Javier Milei presentó el primer proyecto de presupuesto de su gestión. Lo hizo en persona y en el Congreso, una novedad sin precedentes que le permitió convertir el evento en un acto partidario y castigar a placer a los diputados y senadores opositores que lo escuchaban. El presidente de ultraderecha argentino hizo un ajustado resumen de sus ideas: el superávit fiscal resolverá todos los problemas de Argentina y el Estado solo debe ocuparse de la política económica y la seguridad. “Cualquier otra cuestión puede resolverse a través del mercado, o es competencia de los gobiernos subnacionales”, es decir las provincias, dijo Milei. Las “otras cuestiones” son la educación, la salud, la seguridad social y la cultura. “Este presupuesto va a cambiar para siempre la historia de nuestro país, de manera que volvamos a ser la Argentina grande que fuimos. Después de años de que la clase política le pusiese cepos a las libertades, venimos aquí a poner un cepo al Estado”, dijo Milei, con inocultable espíritu refundacional.

El presidente no dio números del presupuesto para 2025 que ahora deberá tratar el Congreso. Presentó, eso sí, la fórmula mágica que, considera, hará de Argentina “un país solvente”. “El déficit siempre fue consecuencia de pensar primero cuánto gastar y después ver cómo conseguirlo. Nosotros vamos a hacerlo al revés, pensando primero cuánto tenemos que ahorrar, para después ver cuánto podemos gastar”. En un comunicado posterior, la Casa Rosada detalló que espera un crecimiento para 2025 de 5% del PIB, una inflación del 18,3% —hoy la interanual es del 236,7%— y un superávit primaro del 1,3% del PIB, que será “levemente superavitario” una vez pagados los intereses de la deuda externa. El Gobierno de Milei envía así un mensaje a sus acreedores, que temen que el país no alcance a juntar las reservas internacionales necesarias para cumplir con sus obligaciones. Hoy, el Banco Central tiene reservas negativas en 4.000 millones de dólares.

En el arranque de su gestión, Milei alcanzó el equilibrio fiscal suspendiendo toda la obra pública, licuando con la inflación el costo de las pensiones y los salarios estatales y cancelando los envíos de dinero que por ley reciben las provincias. Milei dejó en claro que no habrá demasiados cambios en ese sentido. A los gobernadores los conminó a ahorrar gastos por 60.000 millones de dólares. “Nosotros ya hicimos nuestra parte, ahora les toca a ustedes”, les dijo.

A los legisladores les advirtió que vetará por decreto todas las leyes que considere que atentan contra el equilibrio fiscal. “Este es un momento para cambiar el curso de la historia. El único camino hacia arriba es terminar con el déficit fiscal, bajar el gasto público, eliminar impuestos y confiar en el ejercicio de la libertad de los argentinos, todo lo que ustedes odian”, les dijo a los pocos opositores que asistieron al Congreso y tendrán en sus manos la aprobación o el rechazo del presupuesto. “Ustedes deben decidir si quieren estar en la esquina de las ratas miserables que apostaron contra el país y contra su gente”, les disparó. Desde los balcones del Congreso, los seguidores del presidente cantaban “la casta tiene miedo”, el grito de guerra de la ultraderecha argentina.

La presentación del presupuesto 2025 se salió totalmente de la norma. Desde el regreso a la democracia, en 1983, es responsabilidad del ministro de Economía llevar en persona el proyecto de ley a la comisión del Congreso encargada de un primer análisis. Milei quiso darle esta vez una dimensión épica al evento, en línea con la importancia que da a la economía, en detrimento de la política. Se puso la banda presidencial y usó el bastón de mando. Se rodeó de todos sus ministros y llenó el recinto con seguidores para compensar que los bloques que no le responden enviaron comitivas raquíticas, solo por cortesía. Cuando Milei empezó a hablar, solo había 120 de 257 diputados sentados en sus bancas.

Los políticos opositores, sobre todos los kirchneristas, fueron quienes más sufrieron la puesta en escena, transmitida por las cadenas nacionales de radio y televisión. Milei los acusó de no saber sumar y les propuso escuchar con atención su discurso. “Los invito a volver por un minuto a despejar la X conmigo para entender de qué se trata. Ustedes pueden abstenerse porque suman con dificultad”, dijo como chicana, mirando al bloque que responde a Cristina Kirchner. Desde los palcos del recinto bajaban insultos y gritos hacia los diputados.

Pese a sus ataques, Milei deberá ahora negociar con la oposición, que es mayoría y tiene la llave para cualquier ley. El presidente tiene claro que está en minoría y lo que ello supone. La semana que pasó, el Congreso aprobó una ley de financiamiento universitario que aumenta el gasto y anuló, por primera vez en la historia argentina, un decreto presidencial que otorgaba a los servicios de inteligencia 100 millones de dólares extras. Ahora deberá convencer a esos mismos diputados y senadores de que den su voto al presupuesto del año próximo, aunque hoy haya insistido en llamarlos “ratas miserables”.

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