Fracturas, indisciplina y amenaza de expulsiones en la “tropa” parlamentaria de Javier Milei

Las bancadas de diputados y senadores de La Libertad Avanza, el partido del presidente, están atravesadas por disputas internas que restan apoyos al Gobierno argentino en el Congreso

Integrantes del Senado de Argentina durante una sesión ordinaria en Buenos Aires, el 22 de agosto.Senado de Argentina

Las tres derrotas consecutivas que el Gobierno de Javier Milei sufrió en el Congreso la semana pasada tuvieron como trasfondo una creciente disputa interna entre los legisladores oficialistas. En la Cámara de Diputados y también en la de Senadores, los bloques de La Libertad Avanza —el partido de Milei— son escenario de acusaciones cruzadas, posturas contrarias al Ejecutivo, denuncias de violencia y posibles expulsiones. La atmósfera de tensión la completan los conflictos de Milei con dos aliados que fueron claves en su triunfo electoral, la vicepresidenta Victoria Villarruel y el expresidente Mauricio Macri (2015-2019). El viernes último, Milei le dedicó a Macri una frase que puso en duda la capacidad del exmandatario para controlar a los legisladores de su partido: “O no maneja la tropa, o la tropa no entiende el daño que está haciendo”, dijo, con palabras que amenazan ponerlo frente a un espejo.

Denuncias en Diputados

La bancada de diputados de La Libertad Avanza está envuelta en un escándalo desde hace un mes por la visita que seis legisladores hicieron a la cárcel de Ezeiza para reunirse con represores detenidos por asesinatos, torturas y secuestros cometidos durante la última dictadura (1976-1983). El encuentro fue repudiado por organismos de derechos humanos, por la oposición y hasta por sectores del oficialismo.

El mismo Milei debió responder sobre el tema el viernes. “Esa no es mi agenda”, dijo a Radio Rivadavia sobre la visita a criminales como Alfredo Astiz, uno de los símbolos de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar. Cuando fue consultado sobre la posible intervención de la vicepresidenta, Milei respondió: “No sé si tuvo algo que ver con esto. Habrá que ver”. Proveniente de la familia militar, Villarruel es una de las caras visibles del discurso negacionista que busca instalar que en Argentina hubo en la década de 1970 una guerra civil y no terrorismo de Estado.

La estrategia del Gobierno fue, desde el primer momento, circunscribir la responsabilidad por la excursión a Ezeiza a los seis legisladores participantes. Pero el conflicto escaló cuando se supo que el traslado hasta la cárcel se realizó en un vehículo oficial de la Cámara de Diputados y cuando trascendieron las gestiones del Ministerio de Seguridad para organizar el ingreso en el penal. Subió un peldaño más cuando dos de las diputadas involucradas contaron públicamente que sus compañeros de bloque las engañaron, que las invitaron a una recorrida “institucional y humanitaria” y que no sabían con quiénes iban a reunirse. Y terminó de estallar este domingo, cuando una de ellas reveló el motivo detrás de la visita: propiciar la liberación de los criminales de lesa humanidad.

La diputada Lourdes Arrieta difundió desde sus redes sociales imágenes de los intercambios de mensajes del grupo de legisladores, que incluía también a abogados, magistrados y al menos a un sacerdote. Allí, además de exhibir los cuestionamientos internos y las diferencias con el Ejecutivo, expuso la elaboración de un proyecto de ley y un decreto para fijar “en 25 años el plazo máximo de duración de un proceso penal” desde la comisión del delito imputado, y establecer que ese límite “alcanzará a los procesos por delitos de lesa humanidad que no hayan recibido sentencia firme”. Salvo el juicio a la jerarquía militar, desarrollado en 1985, los demás juicios por los crímenes de la dictadura pudieron comenzar a realizarse en 2006, tras la declaración de inconstitucionalidad y la anulación de la trama normativa que protegía a los represores.

La Libertad Avanza intentó apaciguar la crisis interna en una reunión de bloque, la semana pasada, pero todo terminó de la peor manera, con los ánimos alterados y a los gritos en el Congreso. Arrieta denunció por violencia a otro diputado y apuntó contra el presidente de la Cámara baja, Martín Menem, de quien siempre dijo que estaba al tanto de la visita a la cárcel. También acusó a sus compañeros de bancada de impulsar “una agenda que no es la de Milei” y este lunes declaró que tiene “miedo por su vida”.

Sus compañeros de bloque la tildaron de “traidora” y Menem exigió disciplina partidaria: “Ninguno de nosotros tiene votos propios”, dijo a Radio Mitre. “Todos le debemos esta posibilidad de estar en una banca al presidente Milei, y lo único que podemos hacer es apoyar todos los proyectos del Ejecutivo.” El partido analiza expulsar a Arrieta de sus filas, medida que podría concretarse este martes.

Rechazo en el Senado

En la Cámara alta, la tensión afloró por uno de los candidatos de Milei para asumir como juez de la Corte Suprema de Justicia. El controvertido magistrado en cuestión, Ariel Lijo, tiene el apoyo de parte de la corporación judicial e incluso de sectores del peronismo, la principal fuerza opositora al actual Gobierno. Pero es resistido por numerosas organizaciones civiles e incluso por aliados al oficialismo, que cuestionan su idoneidad técnica y moral, así como señalan su manejo político de causas vinculadas con la corrupción. La vicepresidenta también lo rechaza.

El senador Francisco Paoltroni, uno de los referentes “libertarios” en el Senado, anunció que hará “lo imposible” para que Lijo no llegue al máximo tribunal y lo definió como “la garantía de la impunidad de los últimos 30 años y de lo que no va a cambiar por los próximos 20″, si es designado. Sus críticas señalaron a Santiago Caputo, asesor sin cargo de Milei y parte del entorno más cercano al presidente, junto a su hermana, Karina. Dijo que Caputo “le está haciendo perder credibilidad y confianza” al mandatario. Según Paoltroni, “la mayoría” del bloque oficialista no está de acuerdo con nombrar a Lijo.

Al igual que en el caso de Diputados, La Libertad Avanza evalúa separar a Paoltroni de su bloque de senadores. Las diferencias internas amagan con profundizar la debilidad parlamentaria del oficialismo, que cuenta solo con 38 diputados sobre 257 y con 7 senadores sobre 72. De alguna manera, Milei paga el costo de carecer de una estructura partidaria institucionalizada y de haber conformado sus listas de candidatos a legisladores, mayoritariamente, con personas ajenas al mundo de la política y la función pública, como él mismo.

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