El expresidente español Rodríguez Zapatero le da un empujón al enredado Frente Amplio en Colombia
Cuatro precandidatos presidenciales de la izquierda buscan aliarse y sumar sectores alternativos y de centro a una aspiración única
Los candidatos presidenciales que se disputan las banderas de Gustavo Petro en las elecciones de 2026 han tenido su primer encuentro. En una sede de la Cámara de Comercio de Bogotá y con el respaldo del expresidente de España José Luis Rodríguez Zapatero, este martes se han dado una cita varias voces progresistas para consolidar el Frente Amplio, una coalición de fuerzas que pretende elegir un solo candidato para unificar sus votos desde la primera vuelta presidencial. Como una estrella de televisión, el político español dio inicio al evento tras ser recibido en el auditorio por decenas de militares que lo aplaudieron, lo abrazaron y se tomaron decenas de selfies con él. “Se gana porque a la izquierda nunca nadie le ha regalado nada”, dijo en su discurso de apertura.
La propuesta es crear una plataforma electoral que respalde un proyecto programático común. Entre los primeros en plantear la idea, en 2024, están el expresidente Ernesto Samper, por décadas figura del sector más de izquierda del tradicional partido, y el precandidato Roy Barreras, que ha hablado de la importancia de consolidar nuevos simpatizantes más allá de las bases más duras de la izquierda.
Pero la realidad política ha dejado en duda la iniciativa. La izquierda se ha unido tempranamente en torno al senador Iván Cepeda desde que en octubre ganara una consulta interna que sumó casi 2,8 millones de votos, un resultado muy favorable que crea el riesgo de perder tracción en otra consulta con menos votos. Más cuando una reciente encuesta electoral lo muestra consolidado, con más del 30% de intención de voto, mientras ninguno de los otros aspirantes convocados llega al 3%. La brecha es grande y el favorito, que ha iniciado una campaña de baja exposición mediática, no acudió al encuentro.
Pese a ello, los impulsores insisten. “La idea nos la vendió el inolvidable Pepe Mujica y tuvimos el apoyo de varias misiones desde Uruguay para construirla”, explica Samper sobre el camino ya recorrido. El expresidente, que organizó el evento, aclara que a la unión están invitados los partidos políticos, los movimientos populares y las organizaciones sociales. Este martes, recibió a cuatro precandidatos: Barreras, que tiene su propio partido, llamado La Fuerza; la exministra y senadora Clara López, vieja militante de la izquierda; y Camilo Romero, exgobernador de Nariño y de la izquierda. Los acompañó la senadora María José Pizarro, jefa de debate de Cepeda.
Las bases progresistas que asistieron al encuentro enviaron un mensaje unánime: necesitan conquistar a votantes que se perciben más de centro o liberales, para consolidar sus opciones de ganar las presidenciales. “Hay que tener un compromiso inquebrantable de unidad, ojalá en primera vuelta si se logra, y si no en segunda vuelta”, fue como lo expresó la senadora López.
Sin embargo, sin reglas claras, el Frente Amplio corre el riesgo de fracturarse antes de nacer. En los últimos meses han surgido tensiones. Carlos Caicedo, exgobernador progresista del Magdalena y quien era uno de los posibles participantes, cuestionó la ausencia de un mecanismo transparente para tomar decisiones. “El Frente Amplio no existe”, ha llegado a decir. También está en discusión cómo integrar a Cepeda. Su ausencia del encuentro dejó en evidencia la dificultad de articular a quienes ya están en campaña con los que defienden que primero debe construirse la coalición.
También hay dudas sobre el programa común. Barreras, uno de los más avezados políticos en Colombia, señala que debe partir de la defensa de Petro: “Este Gobierno ha defendido los derechos de los trabajadores, de las mujeres, de las minorías y no se puede retroceder. [El presidente] ha enseñado a la gente que tiene derechos”, dijo. El exministro del Interior Juan Fernando Cristo, quien no asistió al encuentro, ha dejado claras unas posturas más críticas frente a un Gobierno que tiene en la campaña de Cepeda un defensor ya evidente y elegido popularmente.
En esa variedad de visiones, la apuesta por continuar negociaciones con los grupos armados ilegales parece ser la principal bandera del Frente Amplio. Sin detalles sobre sus propuestas, todos los panelistas del encuentro la mencionaron. La inspiración la dio el expresidente español: “La paz llegará a Colombia. El fin de la violencia llegará”, vociferó Zapatero. Pizarro, quien habló en nombre del candidato del Pacto Histórico, hizo un recorrido histórico por los proyectos de paz del país, comenzando por la Constituyente de 1991. “Hablar de paz no puede ser un delito en Colombia. Por supuesto que creemos en la seguridad, pero la palabra paz no puede proscribir de la política colombiana”, dijo.
Pero también recordó los problemas legales que enfrenta el Frente Amplio. Con tono firme, la mujer más visible de la campaña de Cepeda advirtió que, a poco menos de una semana de que se cierre el plazo para inscribir formalmente las candidaturas ante la Registraduría, el Pacto Histórico no tiene certezas jurídicas. Barreras también cuestionó el lío jurídico por el que el Consejo Nacional Electoral ha dejado en duda la realización de la consulta del Frente Amplio. “Es un órgano de origen político, mal creado. Sus decisiones son políticas revestidas de judiciales. Mi invitación es que no puede oponerse a la voluntad de 3 millones de colombianos”, dijo en tono de victoria.
Ellos dos, como otros, aprovecharon la ocasión para defender el programa amplio de la izquierda y criticar al extremo opuesto. “La derecha colombiana quiere retroceder en derechos. Escucharlos hablar es como volver a la hegemonía conservadora de 1910”, afirmó el expresidente del Congreso. Pizarro lo secundó: “No permitamos que la derecha sanguinaria y criminal de este país, que es capaz de ir a hacer lobby a Estados Unidos para que el presidente se vaya preso e inicie una guerra sin cuartel, no puede regresar al poder”.
La foto final, con los precandidatos levantando los puños ante las cámaras y el auditorio, ofreció la postal de un sector progresista reunido, pero con la notoria falta de su principal candidato. Detrás de la ausencia está la disputa de cómo traducir ese gesto en una coalición firme.