Petro remata una ofensiva diplomática con la cumbre Celac-UE de Santa Marta
Sancionado por Trump, el presidente de Colombia hace escalas en Arabía Saudí, Egipto, Qatar y Brasil antes de ser el anfitrión del encuentro entre América Latina y Europa
Desde que la Administración de Donald Trump lo incluyó (sin pruebas) en el listado de personas sancionadas por supuestos vínculos con el narcotráfico, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha dormido pocas noches en la Casa de Nariño, ese palacio de Gobierno en el corazón de Bogotá que insiste en calificar como frío y feo. En las dos semanas que han transcurrido desde entonces, emprendió una gira por Oriente Medio que lo llevó hasta Arabia Saudí, Egipto y Qatar. Después, el jueves, llegó hasta Belém, en la Amazonia, para visitar al brasileño Luiz Inácio Lula da Silva en la apertura de la cumbre climática de la ONU, la COP30. Y lo recibirá el domingo en la ciudad caribeña de Santa Marta, ya como anfitrión de la cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión Europea que su Gobierno lleva meses preparando.
“El que se lleve a Europa a invertir en más armas, de acuerdo a su Producto Interno Bruto (PIB), es un error de Europa si hace caso, no es un problema de defensa y seguridad, no es Rusia el enemigo, es la crisis climática el enemigo”, señaló Petro este jueves, al intervenir en la reunión de jefes de Estado previa a la cumbre climática de Belém. Se refería al compromiso de los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de aumentar su gasto en defensa. Su discurso antisistema, como de costumbre, fue muy crítico con los combustibles fósiles, a los que suele atribuir la futura extinción de la humanidad –aunque no levantó esas banderas cuando estuvo en Arabia, uno de los mayores productores de petróleo del mundo–. También muy crítico con el propio Trump.
Los dos presidentes en las antípodas ideológicas, impredecibles y tentados a fijar posturas a golpe de redes sociales, han chocado sin tregua en los 10 meses en que han coincidido en el poder, a pesar de que Washington es el principal socio comercial y militar de Bogotá. La tensión no ha hecho sino escalar en los últimos meses, en los que Petro sufrió la temida descertificación en la lucha antinarcóticos, perdió su visa –después de llamar a los soldados estadounidenses a desobedecer a Trump desde las calles de Nueva York– y ahora es blanco de sanciones del Tesoro norteamericano. Eso, de momento, no ha detenido el nutrido calendario de compromisos internacionales del colombiano, que ha buscado proyectar un liderazgo más allá de sus fronteras en los tres años largos que lleva en el cargo.
Bogotá, un aliado tradicional de Washington, fue también el mayor afectado del continente con los recortes a la agencia de cooperación USAID. En enero, la economía colombiana se asomó al precipicio cuando Trump la amenazó con su garrote arancelario, después de que Petro devolvió dos aviones con deportados colombianos que venían esposados. Esa primera crisis –la primera del norteamericano con cualquier país del mundo– se resolvió en menos de 24 horas gracias a la mediación de diplomáticos, expresidentes y empresarios, pero evidenció en Colombia la necesidad de diversificar las relaciones. Desde antes de los últimos roces con Trump, Petro, que ejerce la Presidencia pro tempore de la Celac, ha insistido en la necesidad de que Latinoamérica establezca un “diálogo horizontal” con otras regiones del mundo, “libre de autoritarismos y de imperialismos”. En plena guerra arancelaria, Colombia incluso se apuntó en mayo a la Iniciativa de La Franja y la Ruta, el nombre oficial de la Nueva Ruta de la Seda, la gran apuesta de China para aumentar su influencia global.
Colombia no está aislada, subraya Mauricio Jaramillo Jassir, el viceministro de Asuntos Multilaterales de la Cancillería. “Uno puede estar de acuerdo o en desacuerdo, pero es un Gobierno que tiene una ambición global. Petro, desde la primera vez que fue a Naciones Unidas en septiembre de 2022, habló del enfoque alternativo contra las drogas, de medio ambiente, de Palestina”, apunta. Se abrieron nuevas embajadas en Arabia Saudí, Qatar o Senegal, y se reabrió la de Ghana. “Estamos hablando de decisiones que se tomaron antes de la descertificación”, defiende. “Esto crea la ilusión óptica de que se está respondiendo a Trump, pero en realidad no tiene mucho que ver”, valora. En marzo del próximo año Cali albergará la primera cumbre entre la Celac y la Unión Africana. El encuentro de Santa Marta confirma esa intensa actividad diplomática.
Petro ha hecho más de 70 viajes al exterior, que suman más de 250 días fuera del país. La oposición incluso ha radicado un proyecto legislativo para ponerle límites a esos periplos presidenciales. En Doha, Petro se reunió con el emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, a quien pidió que sea mediador para “desescalar el conflicto” con Trump. “Somos el Gobierno más exitoso en la incautación de cocaína del mundo”, defendió. En Riad, tuvo un encuentro con Mohamed bin Salmán, el príncipe heredero de Arabia Saudí, y en El Cairo estuvo en la inauguración del Gran Museo Egipcio, además de reunirse con el presidente Abdelfatah El-Sisi.
Al final de la gira, concedió una larga entrevista a la cadena de televisión Al Jazeera sobre Gaza, en la que dejó claro que, a pesar de que las sanciones de Estados Unidos han hecho más difíciles sus viajes, y de que revocaron su visa, piensa regresar a Nueva York para hablar ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Hay razones para dudar de su optimismo. Aunque el Gobierno no lo va a reconocer, ha perdido margen de maniobra diplomática por las sanciones, apunta la internacionalista Sandra Borda. “No puedes construir una política exterior estratégica, selectiva, cuidadosa, basada en principios, si estás arrinconado”, advierte la profesora de la Universidad de Los Andes, en Bogotá.
Con esos antecedentes, la cumbre Celac-UE se presenta como una oportunidad para que Petro insista en que la región cierre filas frente al desafío que representa la política exterior de Trump. Al confirmar su asistencia, Lula señaló que espera acudir con la intención de “defender a los países de América Latina”. Añadió que, a su juicio, la reunión “solo tiene sentido” si se discute “esta cuestión de los buques de guerra estadounidenses en los mares de América Latina”. Petro, que ha sido muy vocal en sus críticas a ese despliegue militar en el Caribe, no tardó en contestarle: “Agradezco al presidente Lula que en este que es el momento más duro para Latinoamérica y el Caribe, decida que nos encontremos en Santa Marta con Europa. Es la hora de la unidad”.