Juntos pero no revueltos: la difícil alianza entre Francia Márquez y Gustavo Petro
El jefe de Estado y su vicepresidente han tenido una relación tensa desde la campaña presidencial del 2022. La dificultad se hizo evidente esta semana, cuando el presidente la sacó del Gabinete después de que ella lo cuestionara públicamente por sus nombramientos
Nunca ha sido un matrimonio político fácil, pero la tensión llegó a su clímax este jueves. El presidente Gustavo Petro y su vicepresidenta Francia Márquez han tenido una alianza tensa desde la campaña presidencial del 2022. Este mes ha sido particularmente angustiosa, hasta casi estallar con la decisión presidencial de retirarla de la cartera de Igualdad, creada por y para ella. Sin embargo, presidente y vicepresidenta se sentaron en la misma mesa este viernes en un evento público. Mostraron que se mantiene la alianza, así sea helada, así sea por obligación o conveniencia. El encuentro ocurrió menos de 12 horas después de que Petro presentara un nuevo Gabinete, sin ella como ministra.
“Aquí seguimos, construyendo en medio de las diferencias”, dijo la vicepresidenta el viernes en Suárez, Cauca. Inauguraban una sede de la estatal Universidad del Valle, una promesa importante para ella, por ser el lugar donde se formó como líder social y también por ser uno de los cientos de municipios de Pacífico Colombiano que votaron masivamente por ella en 2022. En ese pueblo, que es su casa, fue recibida con algarabía. “Te queremos, Francia, te queremos”, se oían los gritos. Varios miembros de su comunidad en la tarima le decían “no estás sola”. (Miembros de su cartera también le entregaron una carta de apoyo prometiendo que “seguimos firmes con usted” y “continuaremos abrazándola y acompañándola”).
Petro, de quien se ha dicho que la dejó sola en el Ejecutivo, hubiera podido no acudir a la inauguración en Suárez. Pero, aunque tenía pendiente volar a la posesión del nuevo presidente de Uruguay, pasó unos minutos por la tierra de Márquez. Así, dejó en claro que la relación no está del todo rota. En el acto, habló brevemente sobre la importancia de la educación universitaria para evitar que los jóvenes se vayan a la guerra. Lo hacía en un departamento con tasas récord de reclutamiento infantil, un crimen que ha aumentado de forma dramática en su Gobierno, pues se registraron al menos 214 casos a nivel nacional en 2024, de acuerdo a la ONU. A diferencia del jueves, mencionó a Márquez, aunque una sola vez. “Vicepresidenta, usted está ayudando a construir paz en su tierra”, reconoció.
En el último mes, Petro había usado el silencio como herramienta para mostrar su poder ante ella. En el Consejo de Ministros televisado de hace un mes, no le respondió sus duras críticas, y sí lo hizo con los demás ministros. Esto a pesar de que la vicepresidenta fue la primera en distanciarse de la designación del político Armando Benedetti, un cuestionado excongresista que ha jugado con la derecha y el centro, y en preguntar si detrás de ello había un chantaje. La líder afro también criticó a la ahora Canciller, Laura Sarabia, antigua aliada de Benedetti y mano derecha de Petro. “Tal vez esto me cueste quién sabe qué”, dijo Márquez.
El precio se reveló este jueves. Pocas horas de la cita para conocer el nuevo Gabinete, Márquez publicó un comunicado diciendo que había amenazas contra su vida por amenazar la corrupción en el Gobierno, sin especificar qué escándalo o qué funcionario en específico. Petro guardó silencio. No se ha pronunciado en solidaridad con ella. La Policía Nacional dijo a los medios que reforzaría el esquema de protección de la vicepresidenta.
Horas después vino el evento en un teatro icónico del centro de Bogotá. Allí, Petro confirmó lo que se rumoraba: que la vicepresidenta se iba del Gabinete. La ausencia de Márquez del teatro aumentó el ruido. La guerra parecía declarada. Su reemplazo en el Ministerio, anunció allí Petro, es Carlos Rosero, viejo aliado de Márquez. Según supo El PAÍS por dos allegados de los dos líderes afro, amigos desde hace varias décadas, ellos acordaron el relevo, una forma de mantener el ministerio en manos del movimiento afro, si bien ya no en manos de Márquez. Pero Petro no le agradeció a su vicepresidenta por su labor creando y liderando el Ministerio. No la mencionó ni en el teatro ni en X.
La tensión entre los dos viene desde la campaña de 2022. Márquez fue la segunda candidata más votada en una consulta de precandidatos de izquierda, y Petro dudó en escogerla como su fórmula vicepresidencial, a pesar de que había dicho que se iría con quien tuviera la segunda votación. Ya habían debatido sobre el puesto que debían tener aliados de Márquez en la lista del el movimiento político de Petro, el Pacto Histórico, al Senado. Fueron incluidos, pero por fuera de los primeros 20 renglones, los que tenían posibilidades de ser elegidos.
Tras esas tensiones, hicieron campaña juntos y ganaron. Márquez ayudó a una votación masiva en el Pacífico colombiano, y entendió que ella y su movimiento tendrían un peso considerable en el Gobierno. La tensión aumentó. Ella quería estar a cargo de Prosperidad Social, una institución con un enorme presupuesto dedicado a proyectos sociales, pero Petro se lo entregó a otra aliada. Le prometió crear el prometido Ministerio de la Igualdad, que salió adelante en el Legislativo en el primer semestre de mandato, y dejarla a cargo. Pero el inicio tardó y luego, en año y medio como ministra, Márquez se quejó de la falta de apoyo de otras carteras o de la propia Presidencia. No tenía mayor poder ni agencia en el Gabinete.
“Cuando el compromiso no viene acompañado de las herramientas necesarias, el camino se vuelve más difícil”, escribió en su dura carta del jueves. Se le criticó, sin embargo, que no ejecutó lo suficiente, que al cierre del 2024 solo había utilizado el 2,4 % de su presupuesto. Ha respondido que no pueden esperar una ejecución rápida de una institución recién nacida, que además tiene fecha de defunción: la Corte Constitucional estableció que el trámite legislativo de la ley está viciado y que, si no se aprueba otra ley, morirá en 2026. El Gobierno no ha presentado ese proyecto.
Francia Márquez no saldrá del Gobierno, pues fue elegida como vicepresidenta. Eso le asegura visibilidad tanto en su Pacífico como a nivel internacional, donde sigue siendo un referente. Pero admite que está atrapada en un matrimonio político frío. En entrevista con La W, antes del evento de Suárez, habló con su usual franqueza: “Estoy triste, y yo no soy de estar ocultando mis sentimientos”.