El megáfono de Hollman Morris: el gerente de RTVC es señalado de usar los medios públicos de Colombia para hacer propaganda política
Las directoras de los dos canales de televisión estatales renunciaron en el último mes, criticando la gestión y el mal ambiente laboral impuesto por quien fuera su jefe. Comunicadores fuera y dentro de la entidad señalan que existe un control editorial que tiende a favorecer al presidente
El presidente Gustavo Petro ha subido el tono en las últimas semanas contra los grandes medios colombianos, llamándolos manipuladores de mentes que defienden intereses de empresarios, o acusándolos de silenciarlo cuando él denuncia un golpe de Estado “blando” en su contra. Hollman Morris, amigo cercano al presidente y quien, desde abril, es el gerente de RTVC, el sistema de medios públicos de Colombia, usa casi las mismas palabras. “Yo creo hoy que el gran partido de oposición, al gobierno progresista y popular de Gustavo Petro, son los grandes medios de comunicación”, dijo Morris, el lunes, en una larga entrevista a La W. Dos días después, en un noticiero matutino que creó en uno de los canales de televisión de RTVC, llamado ‘El Calentao’, el gerente fue uno de los entrevistados del día, y allí repitió la idea. “Sí creo que desde grandes medios se puede estar ambientando” el golpe, dijo. No tiene evidencias sobre lo que ocurre en los medios, aclaró. Era solo una opinión, la del gerente de los medios públicos nacionales, ante entrevistadores que son sus subordinados.
“Él de verdad cree que todos los medios mienten, que todos están contra él y contra el Gobierno”, dice a EL PAÍS una persona que ha trabajado cerca a Morris en RTVC. Como otros entrevistados para este artículo, prefiere hablar anónimamente, por temor a entrar en conflicto con el poderoso periodista, que goza de la confianza del Jefe de Estado. Pero tres personas consultadas que conocen de cerca los cambios editoriales que Morris ha hecho desde que asumió la gerencia en abril pasado, y que se concentran en los dos canales de televisión, consideran que ha decidido usar los medios públicos como un instrumento político. Es decir, coinciden con que Morris hace con RTVC lo que él le critica a los privados: presentar información de forma parcializada y que sea útil políticamente, en este caso, al Gobierno. Eso implica no solo cambiar el enfoque de los noticieros, dicen, sino dejar de darle importancia a programas culturales o educativos en radio y televisión. “Toca darle protagonismo al presidente”, fue la orden que recibió un equipo que producía una serie ambiental que no estaba ligada a Petro.
Desde que empezaron estas críticas, Morris ha repetido que su única línea editorial es promover la paz en Colombia y la Constitución del 91. “¿Cómo vamos a promover la paz desde un medio de comunicación que quiere hacer la guerra con la oposición?”, dice a EL PAÍS una de las personas en RTVC que conoce del cambio editorial. “Me parece muy bien que entrevisten a más defensores de derechos humanos, a más campesinos, a más líderes indígenas, pero no podemos ignorar a la oposición”, añade. Mauricio Jaramillo, director de El Calentao, contradice esta última afirmación. Niega que se deje de lado a la oposición; dice que, si se les invita, no van. En todo caso, dos funcionarias que intentaron por meses ser un muro de contención en estos cambios editoriales, las directoras de los canales Señal Colombia y Señal Institucional, renunciaron recientemente de RTVC. Las dos salieron criticando, igualmente, la visión y gestión de Morris. Con esas salidas, dice una de las personas entrevistadas, “se acabó la resistencia”.
Dos denuncias de acoso laboral cerradas
Silvana Orlandelli dirigió Señal Colombia desde 2019 hasta el 26 pasado de agosto. Ese día presentó una carta de renuncia en la que afirma que el gerente Morris la aisló de la toma de decisiones sobre el canal, y que cambió asuntos claves como la programación sin permitirle participar. Se fue, dice su carta, por “el hostigamiento, desconfianza y acoso del que he sido víctima”. Y luego Lina Moreno, quien dirigió Señal Colombia durante casi seis años, renunció el lunes pasado. En su carta de despedida, Moreno ha expresado que deja el puesto por “el ambiente laboral”.
A principios de año, cuando Morris no era aún gerente de toda RTVC sino subgerente de televisión, Moreno y Orlandelli lo acusaron por acoso laboral ante el Comité de Convivencia de RTVC. Argumentaron que él no solo las apartaba de las decisiones de programación, sino que las irrespetaba. Una de ellas contó a sus colegas que Morris le chasqueó los dedos diciéndole: “yo soy el que decide la programación y usted me tiene que hacer caso”. Pero, a principios de junio, el comité cerró los dos casos (llamados ‘planes de mejoramiento’) argumentando que ya no tenían sentido porque Morris ya no era subgerente sino gerente. La lógica del Comité es que eso modificó la relación laboral entre él y ellas.
Eso es parcialmente cierto: cambiaba la relación laboral, pero no porque desapareciera del todo sino porque creció el poder de él. El martes pasado, Morris reunió a los empleados de RTVC y, como lo dijo en la entrevista de La W, informó que ya no tiene casos acoso laboral abiertos en RTVC. No aclaró por qué se cerraron, y no aclaró que Moreno y Orlandelli no estuvieron de acuerdo con ese cierre.
De la Señal de la Mañana a El Calentao
Por el cambio que Morris quería darle a la televisión, cuentan las de las fuentes consultadas, Canal Institucional y Señal Colombia dejaron de producir varios proyectos culturales, y se habla de que otros están en peligro. En julio la periodista Maria Alejandra Villamizar, de Noticias Caracol, alertó que Frailejón Ernesto Pérez, la caricatura colombiana más amada de la televisión pública, iba a desaparecer porque a los productores no se les renovó el contrato. Después de la denuncia, RTVC anunció que Ernesto Pérez no se iba, se renovó el contrato de los productores, y Morris dijo que los grandes medios mintieron. Pero lo cierto es que se redujo el tiempo al aire de la franja infantil de Señal Colombia, como explica una carta de coproductores que trabajan en la franja y que también publicó Villamizar. “Señal Colombia le llega a los niños del país donde no llegan los canales como Nickelodeon, así que si esos niños quieren ver dibujos, esos espacios ya se perdieron”, dice una de las fuentes de RTVC que ha visto la reducción.
Esta persona explica que cualquier programa infantil, cultural o ambiental, puede desaparecer fácilmente por como ahora se maneja la contratación en RTVC. Como lo cuenta Ordanelli en su carta de renuncia, y lo confirman otras fuentes a El PAÍS, las personas eran usualmente enganchadas por contratos de prestación de servicios de un año de duración, y ahora esos contratos se renuevan mes a mes. Esperando cada mes ver qué pasa con sus ingresos, decenas de productores se han ido, y los que han quedado trabajan de más. “Las jornadas se pueden extender fácilmente a 15 horas”, dice uno de los productores que ya salió de RTVC.
Si esos programas se reducen, Morris ha hecho una gran apuesta en el noticiero matutino. El Calentao reemplazó al informativo que ya llevaba casi cuatro años, La Señal de la Mañana, hecho por corresponsales de la radio pero grabado también para la televisión. El nuevo programa, inaugurado en abril como un ‘magazín informativo’, dura cuatro horas en las que la opinión y las noticias se entremezclan fácilmente. Lo dirigen dos cabezas, afines a las ideas de izquierda: el periodista Pablo Bastidas, quien trabajó con Morris en Canal Capital hace casi una década, es el jefe de emisión; y Mauricio Jaramillo, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad del Rosario, es el director.
De acuerdo a una persona que conoce por dentro las dinámicas editoriales de RTVC, son infinitos los ejemplos que demostrarían un sesgo político al dar las noticias. Por ejemplo, ante el reciente atentado del ELN en Arauca que dejó tres soldados muertos y decenas heridos, la instrucción inicial en un consejo de redacción convergente (con todas las marcas de RTVC) fue “bajarle al tono” a la noticia, cuenta la fuente. Añade que los reporteros difícilmente logran invitar a personas críticas o de la oposición, y que temas como las investigaciones sobre los topes de campaña presidencial de Petro son usualmente cubiertos desde la perspectiva del mandatario: como un intento de golpe blando contra él.
Hay otros eventos visibles para toda la audiencia. Recientemente Morris anunció que tenía una exclusiva, el testigo clave del plan para asesinar al presidente. Resultó ser Alfredo Saade, un político y líder cristiano que se unió a la campaña presidencial de Petro en 2022, que goza de poca credibilidad y no explicó claramente cómo tenía información tan relevante. Al día siguiente, en cambio, Caracol Radio obtuvo el testimonio de una fuente sin vínculos con el Gobierno, el embajador de Estados Unidos. La exclusiva de RTVC con quien ha sido funcionario del Gobierno, y ha pedido cerrar el Congreso o suspender X para apoyar a Petro, no fue bien recibida ni tuvo mayor impacto. “Es verdad que unas acusaciones de un presunto atentado al primer mandatario debe tratarse con la mayor seriedad, pero es difícil confiar en la versión de este pastor cristiano debido a su historial de falsedades”, cuestionó la revista Cambio al hacer un recuento de la trayectoria de Saade.
El PAÍS contactó a Morris por mensaje de texto para hablar de las acusaciones en su contra, pero hasta el momento de la publicación de este artículo, no ha respondido. Sí lo hizo Mauricio Jaramillo, director de El Calentao y también del programa ‘Noches de Opinión’. “De ninguna manera yo le digo a alguien qué tiene que opinar o qué tiene que decir”, responde sobre la denuncia de las instrucciones que se dan en los consejos de redacción. Haciendo una reflexión autocrítica, sí considera que “sí hay unas entrevistas que parecen más una rueda de prensa que una conversación, y yo he dicho en esos casos: ‘ojalá interrumpimos a un entrevistado’, o ‘no nos metan preguntas y dejemos que seamos más espontáneos’”. Pero quiere dejar algo muy claro: “a mi no me han censurado o impuesto una agenda”. Añade que, más que propaganda política en RTVC, “diría que tenemos una línea editorial progresista, en materia de derechos humanos, de paz, pero no es una línea petrista, y equiparar lo que hacemos con propaganda no es lo mismo”.
Jaramillo añade que en el programa de opinión de la noche él ha podido, sin problema, entrevistar a personas críticas del Gobierno, como el exministro Alejandro Gaviria o el líder de la comunidad judía Marcos Peckel, para hablar sobre política colombiana y sobre Palestina. También explica que, cuando ha invitado a otros críticos, se han excusado de acudir. La senadora uribista Maria Fernanda Cabal, dice, les ha rechazado la invitación de forma despectiva (diciendo que tendría que ‘exorcisarse’ para ir a RTVC). Pero también han rechazado la invitación otras políticas como la senadora Ángelica Lozano, que es una crítica del Gobierno pero también ha apoyado algunas iniciativas. Lozano, cuenta Jaramillo, declinó la invitación diciendo que estaba preocupada por un canal que veía convertirse en una herramienta para la propaganda política.
Sobre la salida de Moreno y Ordanelli y sus duras cartas contra Morris, Jaramillo dijo que le preocupa. “Me siento egoísta diciendo que a mi no me ha pasado nada. Siempre he sido respetuoso cuando hay controversias así, siempre mi postura es a favor de las víctimas. Pero también debo aclarar que ese no ha sido mi caso, y repetir que a mi nunca me han dicho que ese invitado no, o que ese ángulo no”, señala.
Otra carta importante en la historia reciente de RTVC fue una que, en abril, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) le envió al ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia, Mauricio Lizcano, preocupados ya por varios casos de censura y autocensura en RTVC. De acuerdo a sus fuentes, a los reporteros se les dice que “no se puede patear la lonchera” y por eso mejor no darle luz a las investigaciones que hagan organismos de control contra funcionarios del gobierno. La FLIP nunca recibió una respuesta de Lizcano, la carta se redirigió a Morris, este dijo que no hubo irregularidades, y las quejas desde entonces solo se siguen acumulando. El presidente, en su pelea con los medios privados, no parece preocupado por lo que se denuncia dentro de los públicos.
Nota del editor. Después de publicado este artículo, María Paula Fonseca, amiga de Hollman Morris y subgerente de televisión de RTVC, se refirió a su contenido en redes sociales. En X, ha asegurado que Orandelli, exdirectora de Señal Colombia, salió de la entidad por irregularidades en pagos relacionados a coproducciones y que Moreno, exdirectora de Canal Institucional, tuvo “un trato irrespetuoso” con ella. “Nada tuvo que ver la renuncia de las dos funcionarias con la línea editorial de promoción de La Paz y los derechos humanos de esta gerencia”, asegura.
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