Más reforma pensional que golpe blando: miles de manifestantes acuden a la convocatoria del Gobierno para la “marcha de las canas”
Unas 10.000 personas, muchas de ellas adultos mayores, se congregan en la Plaza de Bolívar de Bogotá, tras el llamado del presidente Gustavo Petro para defender uno de sus proyectos insignia
Alrededor de 10.000 personas se congregaron este jueves en la simbólica Plaza de Bolívar, en el centro histórico de Bogotá, a la convocatoria que el Gobierno nombró como “la marcha de las canas”. Bajo un sol cada vez más abrasador, los manifestantes fueron llegando desde las 11 de la mañana, en su gran mayoría adultos mayores, para “defender” la reforma pensional aprobada el pasado junio, cuya aplicación está en manos de la Corte Constitucional.
Canas hubo, y muchas. En contraste con otras manifestaciones en apoyo del Gobierno, que han consistido en marchas de varios kilómetros para converger en una plaza abierta a quien llegara, esta manifestación no era tal. Un sector de la plaza, separado por vallas negras, alojaba una tarima y sillas de plástico. Sentadas en ellas, miembros de sindicatos, estudiantes, víctimas del conflicto armado o ciudadanos del común esperaban la llegada del presidente, Gustavo Petro.
Una de las personas que había superado largas filas para llegar al centro de la plaza es Paola Martina Duzán, de 60 años. Esta mujer, que no ha llegado a pensionarse, indica que decidió asistir porque cree que “en un país democrático”. “No se explica ver tanto anciano sin cobertura ni tanta inequidad entre los trabajadores”, argumenta en referencia a la reforma pensional y a la reforma laboral que sigue su trámite legislativo.
Mientras llegaba el presidente a la concentración desde una asamblea de Acolgen, el gremio de las empresas generadoras de energía, y criticaba allí la puerta giratoria entre el Estado y el sector privado, varios de sus alfiles animaban a los asistentes, moviéndose entre ellos o tomando el micrófono. Estaban Gustavo Bolívar, el director del Departamento de Prosperidad Social que inventó el nombre de la convocatoria; Lilia Solano, la directora de la Unidad de Víctimas; o Gloria Inés Ramírez, veterana sindicalista y ministra del Trabajo, encargada de impulsar las reformas pensional y laboral.
El primer mandatario de izquierda de la Colombia contemporánea llegó poco después de las dos de la tarde y fue recibido con ovaciones y aplausos. Tras dos semanas de sonados y criticados discursos en los que se ha centrado en señalar que es víctima de un “golpe blando” liderado por jueces y políticos, y de alertar sobre un plan para asesinarlo, Petro inició su intervención centrándose en el mayor asunto de la convocatoria. Proclamó “la defensa del derecho a pensionarse” de todos los colombianos, para que tengan “una vejez digna y tranquila”. Y comparó las manifestaciones de este jueves en Colombia, todas pacíficas, con las de finales de agosto en Argentina, en las que varios adultos mayores resultaron golpeados por la Policía: “En Buenos Aires dan rejo al adulto mayor, en Colombia estamos dando un plato de sopa y un abrazo desde el Gobierno”.
Durante su discurso, Petro bajó el tono hacia la Corte Constitucional, que estudia más de un centenar de demandas en contra de la reforma pensional. Explícitamente exhortó a sus aliados a evitar presionar a los magistrados que tienen que resolver si la norma, sancionada julio por el presidente, respeta la Constitución. “El cerebro de cualquier magistrado en el Gobierno del cambio es libre y no los presionamos. Así voten contra mí. Y no lo hacemos porque somos demócratas a muerte”.
En medio de los vítores de “¡No pasarán!”, habló con este diario Carlos Enrique Díaz, de 57 años. El trabajador informal pasa del asunto pensional a la política más amplia. Denuncia “la campaña de desprestigio y de calumnia por parte de la oposición contra el presidente elegido democráticamente”. Para Díaz, que lleva en su mano derecha una bandera palestina, la reforma pensional es “justa” y se hace “en beneficio de la comunidad”.
La ley es el mayor logro legislativo de Petro en sus dos años de Gobierno. Fortalece el rol de la administradora pública de pensiones Colpensiones en un sistema mixto y diferente al anterior, pero eso parece ser lo de menos. Lo que se repite en discursos y comentarios es que aumenta las ayudas a los adultos mayores más vulnerables, con la meta de dar 225.000 pesos (unos 55 dólares) a tres millones de ellos. Si la Corte Constitucional no la tumba, está previsto que entre en vigor en julio siguiente.
Bolívar, ariete de Petro y su fallido candidato a la Alcaldía de la capital hace un año, arremetió en los micrófonos contra una de las demandas, la de la senadora de derecha Paloma Valencia: “Es una infamia. No quiere que los viejos tengan qué comer”, le espeta. El antiguo guionista de televisión sostuvo que él va “a exigirle” a la Corte a que escuche a los adultos mayores durante las audiencias públicas. Señaló también a “los privilegiados” de Colombia, “gente que ha nacido en cuna de oro”, la cual, según él, “no quiere que los viejos reciban 225.000 pesos”.
Después de varias horas bajo el intenso sol, el discurso de la reforma pensional parecía no hacer tanto efecto. Pero los manifestantes se revitalizaron cuando el presidente habló sobre el supuesto “golpe blando” que hay en su contra. Petro se refirió a la entrevista realizada este jueves por Caracol Radio al embajador de Estados Unidos en Colombia, Francisco Palmieri, en la que el diplomático aseguró que existe un peligro real contra la vida del mandatario, algo que su entorno lleva denunciando desde hace semanas. “¿Quiénes son ahora los mentirosos?”, cuestionó Petro ante un público que, según revela un video del canal público RTVC, incluía personas convocadas por la Unidad de Víctimas sin tener claridad del motivo o finalidad del encuentro.
El mandatario sostuvo que estas manifestaciones, la de Bogotá y las paralelas en una docena de ciudades más, son solo el comienzo de una movilización social a la que lleva meses convocando. “Este es el primer día de la movilización generalizada del pueblo colombiano”, pues asegura que los ciudadanos deben enfrentarse a un desafío mayor: las fuerzas que buscan “eliminar la posibilidad de que un proyecto progresista pueda existir”.
A su turno, la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, afirmó que el golpe blando “no es una idea de la estratosfera” y que es deber del pueblo demostrar que “el presidente no está solo”. Con respecto a las próximas presidenciales, la ministra manifestó que las reformas estructurales —la pensional, la laboral, la de la salud— no pueden ejecutarse en su totalidad en un solo cuatrenio, por lo que invitó tempranamente a los asistentes a seguir apoyando al progresismo. Justamente, el Gobierno demostró su clara intención de repetir el triunfo de la izquierda en las elecciones de 2026.
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