Petro atribuye al ELN el atentado de Arauca: “Prácticamente es una acción que cierra un proceso de paz con sangre”

El presidente señala como responsable del ataque, que causó dos muertos e hirió a 27 personas, a la guerrilla con la que su Gobierno ha mantenido diálogos

Gustavo Petro durante el evento 'Salvemos la Selva, Conservar paga', en San José del Guaviare, el 14 de septiembre de 2024.ANDRÉS GALEANO

A inicios de la noche de este martes, en la posesión de una nueva magistrada en el Consejo Superior de la Judicatura, el presidente Gustavo Petro ha dejado en vilo la principal negociación de su política de paz total. “Las consecuencias de las acciones y del flujo de la historia hoy nos traen un hecho dramático, repetido en nuestros últimos años. Una volqueta cargada de explosivos que hiere 27 jóvenes y mata dos, dentro de los datos que tengo, puesta por el ELN, con quien estábamos conversando de paz. Y obviamente, como sucedió aquella vez en otro sitio aquí cerca, en la escuela de la Policía, donde murieron muchísimos agentes de Policía, alféreces, que estaban estudiando allí, pues prácticamente es una acción que cierra un proceso de paz”, ha dicho. Así, comparó el ataque ocurrido en la mañana en Arauca, con el atentado que cometió el mismo Ejército de Liberación Nacional a la Escuela de Policía General Santander de Bogotá, en 2019. Un carro bomba no solo dejó entonces 23 policías muertos y más de 100 heridos, sino la ruptura de las empantanadas negociaciones que seguían formalmente vigentes entre el Gobierno y la más antigua guerrilla en armas de América Latina.

Los hechos a los que se refería el presidente ocurrieron en la madrugada de este martes, en la base militar de Puerto Jordán (Arauca), entre los municipios de Tame y Arauquita. Fuentes del Ejército le confirmaron a este diario que un ataque había dejado 28 soldados heridos, dos de los cuales han fallecido ―uno era oriundo del Valle del Cauca y el otro del departamento del Caquetá― tras el impacto de artefactos explosivos improvisados, conocidos como tatucos. El Ejército y el Gobierno atribuyen el atentado al ELN, que por el momento no ha reivindicado el atentado y tampoco ha respondido al presidente.

El atentado se da en medio de la crisis prolongada que vive la mesa de negociación entre el Gobierno y el ELN, la apuesta más sólida de la política de paz total del presidente, que consiste en negociar en simultánea con todos los grupos armados que coexisten y se enfrentan entre sí. La paz con el ELN fue una de sus banderas de campaña, y la instalación de la mesa fue una de las primeras decisiones de su mandato, luego de retomar las relaciones diplomáticas con Venezuela, uno de los países garantes del proceso. Esos diálogos se instalaron formalmente el 21 de noviembre de 2022 en Caracas. En ese entonces llamó la atención que en el equipo negociador, Petro no nombró únicamente personas afines políticamente, sino que puso allí también a José Félix Lafaurie, el presidente de la Federación de Ganaderos de Colombia (Fedegán) y cercano al partido de oposición Centro Democrático, liderado por Álvaro Uribe Vélez.

La base militar afectada por el ataque con explosivos, en Puerto Jordán (Arauca), el 17 de septiembre de 2024.Ejercito Nacional de Colombia

En 2023, mientras las negociaciones avanzaban, la guerrilla continuó sus ataques. El 9 de marzo, un atentado a una patrulla del Ejército en el Catatumbo (Norte de Santander) se saldó con la muerte de nueve soldados. Al día siguiente, sin embargo, las dos partes anunciaron el logro de tener una agenda de negociaciones, criticada por ser amplia y gaseosa, pero que le daba un arco a las conversaciones. A partir de ese momento, la premura por firmar un cese al fuego bilateral comenzó a ser la prioridad en la agenda de los diálogos, que se habían trasladado a La Habana (Cuba). El 3 de agosto las dos partes acordaron una inédita tregua por 180 días que en general se mantuvo e incluso se prorrogó varias veces, a pesar de hechos como un enfrentamiento entre la guerrilla y las fuerzas militares en septiembre de 2023. Eso ocurrió justamente en Arauca, una de las zonas de implantación más vieja de esa guerrilla y por donde han pasado las principales fracturas de la mesa.

Las dificultades siguieron, pese a la prórroga del cese de febrero de 2024. Dos puntos, especialmente, han enredado el proceso: la negativa del ELN de abandonar el secuestro, y la negociación entre el Gobierno y un frente disidente, Comuneros del Sur. Eso llevó a que en mayo pasado quedaran suspendidas las conversaciones, entre acusaciones mutuas de incumplimientos. Han pasado cuatro meses desde entonces, y 45 días desde que se acabó la prórroga del cese al fuego. Carlos Velandia, excomandante del ELN y veedor de paz, ha confirmado a este diario que, en las últimas seis semanas, esa guerrilla ha cometido tres ataques a la Fuerza Pública en la cercana región del Catatumbo que dejaron un soldado muerto; seis ataques en Arauca con dos policías y dos soldados muertos; y nueve voladuras de oleoductos en el mismo departamento: seis al Caño Limón-Coveñas y tres al Bicentenario.

A mediados de agosto, el Gobierno indicó en una rueda de prensa que el proceso pasaba por su peor crisis, pero aclaró que el Estado siempre ha mostrado voluntad de seguir adelante, y que era el ELN quien determinaría el futuro del proceso. “Tienen la responsabilidad de decir cómo seguimos. Nosotros tenemos la disposición y en ningún momento vamos a romper los diálogos”, dijo el senador oficialista Iván Cepeda, miembro del equipo y hombre de confianza del presidente. “No tenemos una conducta de rompimiento porque eso no le sirve a nadie (…). Al ELN ahora le toca responder y decir qué quiere”, añadió. Esa declaración recordaba que una ruptura tendría un costo político que el Ejecutivo, jugado por las negociaciones de la paz total, ha buscado evitar.

El senador Cepeda le ha dicho a este diario este martes que desde la oficina del alto comisionado para la Paz no se pronunciarán hoy. Habrá, indicó, un anuncio oficial este miércoles. El presidente no ha aclarado hasta el momento el alcance de sus palabras, y ninguna fuente del alto Gobierno ha confirmado si llegó la temida ruptura.

Hasta el momento, el único que se ha referido al tema es Juan Fernando Cristo, ministro del Interior, defensor de la salida negociada al conflicto y víctima del ELN, pues esa guerrilla asesinó a su padre en 1997. En una declaración a medios, minutos después del discurso presidencial, el veterano político aclaró que la decisión de levantar la mesa es únicamente del presidente y el alto comisionado, Otty Patiño. Pero se mostró de acuerdo con una ruptura que, a su juicio, ya anunció Petro. “Yo creo que el discurso del presidente es absolutamente claro. No puede seguir una mesa de negociaciones en medio de la sangre de nuestros soldados heridos, de la población civil. El ELN no entendió el mensaje ni la política de paz total del Gobierno. Ha perdido una oportunidad histórica para negociar la paz, insiste en la violencia, insisten en hacerle daño a los colombianos”.

El analista Luis Fernando Trejos, experto en el conflicto colombiano, coincide en que el discurso presidencial es un anuncio de la finalización de unos diálogos que llevaban ya cuatro meses en el congelador. “El ELN logró su objetivo de hacer que el Gobierno rompiera la negociación y asumiera ese costo político. Esta guerrilla se va con 28 acuerdos firmados y la metodología de su convención nacional y esperará los resultados electorales de 2026 mientras se consolida en Venezuela”, escribió en su cuenta de X.

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