Petro busca un revolcón en los medios colombianos

El presidente prometió este jueves que le dará un tercio de la pauta oficial a los medios pequeños y comunitarios, en un discurso en el que también criticó a los medios más grandes del país

Gustavo Petro en el encuentro con medios independientes, el 12 de septiembre en Armenia (Colombia).Presidencia Colombia (EFE)

“Soy un ejemplo de una comunicación alternativa. Yo, como ustedes, soy un comunicador”, dijo el presidente Gustavo Petro este jueves, ante unas 1.500 personas entre influenciadores, periodistas comunitarios y directores de pequeños medios alternativos. El mandatario de izquierdas, quien siempre se ha identificado como un hombre que luchó contra la narrativa de los medios tradicionales a través de su cuenta de Twitter, ahora X, traía una buena noticia para su público. Estaban reunidos en la ciudad de Armenia, en un evento organizado por el Gobierno por segunda vez, el Encuentro Nacional de Medios Alternativos, Comunitarios y Digitales. La noticia, recibida con aplausos y euforia entre un público afín, fue clara: “por directiva presidencial, se aplica la ley de los tercios”. No existe dicha ley, se trata de una promesa de su campaña presidencial por la que un tercio de la pauta del Gobierno debe dirigirse a los llamados medios alternativos. “La podemos aplicar de una vez, mientras seamos Gobierno”, añadió.

El presidente Petro dio una orden allí, frente a todos. Le pidió al ministro Mauricio Lizcano, de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), que presente lo antes posible el proyecto de la ley de tercios ante el Legislativo. El funcionario, sentado en una mesa aledaña, asintió. El proyecto se sumaría a la compleja lista de propuestas que ya tiene el Gobierno en un Congreso en el que no tiene mayorías aseguradas, junto a su enredado presupuesto, una criticada la ley de financiamiento y una nueva versión de la reforma a la salud. Lizcano, antes de que hablara su jefe, había dicho que solo el 10% de la pauta se destina a los medios alternativos, y que subirlo es un “esfuerzo que tiene que ser de todo el Gobierno”.

El discurso fue el tercero, en tan solo una semana, en el que el presidente ha retomado una actitud desafiante frente a los medios más grandes del país. Ha mencionado al diario El Espectador, a los canales RCN y Caracol, a la revista Semana. Petro ha señalado a esos medios de manipular las mentes de los colombianos para defender los intereses de los grandes empresarios que son sus dueños—menciona a las familias Santo Domingo, dueñas de El Espectador, Caracol TV y Blu Radio; Ardila Lülle, propietaria de RCN; Luis Carlos Sarmiento, propietario de El Tiempo; y la familia Gilinski, dueña de Semana. “El rey es el poder económico, los dueños de los grandes medios de comunicación del mundo son del poder económico”, señaló en otro de esos discursos, el lunes 9 de septiembre.

Citando la teoría crítica de la escuela de Frankfurt y especialmente al filósofo Jürgen Habermas, quien ha estudiado la historia de la comunicación en Europa, Petro asegura que los medios manipularon “la conciencia popular” para que los ciudadanos votaran a favor de “la violencia” durante décadas. “En Colombia no hay sino una voz”, dijo el presidente este jueves. “La voz del poder del dinero, y su capacidad de manipulación para que ellos sigan siendo los dueños del poder”, añadió. La ley de la pauta es necesaria, argumentó, porque “este Gobierno está del lado del pueblo y no del gran capital”.

“Estas últimas dos semanas han mostrado nuevamente un punto alto en la relación cardíaca entre el presidente y su narrativa frente a los medios de comunicación”, explica Jonathan Bock, director de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), oenegé que vela por la protección de los periodistas. Recuenta que la tensión empezó a subir hace una semana. En el discurso de posesión de la nueva Defensora del Pueblo, Iris Marín, el presidente se refirió a varias comunicadoras como “muñecas de la mafia”: “Las muñecas de la mafia construyeron la tesis del terrorismo en la protesta y la criminalización el derecho genuino a protestar”. La defensora, quien llegó al cargo tras ser nominada por Petro, dijo luego del evento que el del presidente era un “lenguaje discriminatorio o que estigmatiza a las mujeres”.

El segundo momento clave ocurrió el lunes, cuando el presidente firmó una directiva que recuerda a los funcionarios del Ejecutivo sus deberes frente al periodismo, como evitar estigmatizar a los periodistas o a los medios. “Lo que debía ser una buena noticia, terminó siendo un acto contradictorio”, considera Bock. Ese día, en un discurso retransmitido por todos los canales de televisión nacional este jueves en la noche, Petro dijo que los medios han alimentado una “mentalidad nazi” y que por eso “matar un izquierdista en Colombia no es pecado, en su corazón lo sienten así millones de personas”. Se refirió sin nombre a una columnista colombo-española como “franquista”; y dijo que otros periodistas callan frente a lo que él llama un golpe de Estado del Consejo Nacional Electoral —una entidad administrativa que investiga las cuentas de su campaña presidencial y que podría multarle si encuentra que no respetó los gastos máximos permitidos por la ley—.

Sobre el evento de este jueves, en el que anuncia los cambios en la pauta oficial, Bock considera que fue ”una tribuna que el presidente utiliza para encasillar a los que él considera son periodistas de verdad y los que considera son unos arrodillados al poder”. Este tipo de discurso, añade, termina “haciendo daño, generando una grieta muy grande con su discurso entre los medios comunitarios o alternativos y lo que él considera la prensa del poder”.

Se trata de una postura de Petro que no ha cambiado a pesar de múltiples llamados de atención de la FLIP, de la directiva que él mismo firmó este lunes o de los reclamos de varios periodistas. Ha señalado a dos mujeres de hacer “periodismo mossad”: María Jimena Duzán, columnista de la revista Cambio; y Vicky Dávila, directora de la revista Semana. También dijo, falsamente, que la FLIP es dirigida por el expresidente Francisco Santos. En su relato, las críticas presidenciales son apenas su defensa frente a calumnias, la respuesta de un hombre silenciado por esos grandes medios, el camino de una persona limitada a utilizar lo único que tiene a la mano, su cuenta de X, para hacerse escuchar. “Si no hubiera hablado desde las redes, a mí me hubieran silenciado hace tiempos, y no estaría aquí hablando”, dijo este jueves. “Logré construir un poder comunicacional, como líder político, propio, de los más grandes de Colombia, y eso es lo que me ha permitido resistir la calumnia y el silenciamiento”, añadió.

El presidente que quiere controlar el relato del país sobre su Gobierno no solo tiene cuenta en redes sociales. También ha promocionado un documental sobre si mismo, lanzó un noticiero oficial desde la oficina de Presidencia (que fracasó), y luego puso a uno de sus alfiles más cercanos, Hollman Morris, a dirigir el sistema de medios públicos, RTVC— a pesar de las denuncias de acoso en contra de este—. Este jueves, por segunda vez en su mandato, ha reunido a las cabezas de decenas de medios pequeños, a quienes les cambiaría el futuro profesional de tener una porción mayor de la pauta oficial. Una medida que, dice Petro, permitirá un mundo en el que “el obrero cuenta una noticia, el campesino cuenta qué pasó en su vereda, la mujer cuenta de sus tristezas y de sus luchas, el joven canta poesía”. Un mundo que, dice Petro, “no sale en RCN o Caracol”.

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