La Liga Profesional Femenina de Fútbol inicia el 2024 con grandes obstáculos
El torneo empezará el 17 de febrero con dos equipos menos que el año pasado, sin los 8.000 millones de pesos que Petro había prometido y será más corto de lo previsto
El fútbol femenino colombiano ha empezado el año con mal pie. Este miércoles, a un mes de que comience la octava temporada de la Liga Profesional Femenina de Fútbol, se supo que el Ministerio del Deporte aún no había hecho un giro de 8.000 millones de pesos (unos 2 millones de dólares) que el presidente Gustavo Petro le había prometido a la organización en agosto, en medio de la emoción por la buena actuación de la selecci...
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El fútbol femenino colombiano ha empezado el año con mal pie. Este miércoles, a un mes de que comience la octava temporada de la Liga Profesional Femenina de Fútbol, se supo que el Ministerio del Deporte aún no había hecho un giro de 8.000 millones de pesos (unos 2 millones de dólares) que el presidente Gustavo Petro le había prometido a la organización en agosto, en medio de la emoción por la buena actuación de la selección colombiana en la Copa Mundial Femenina. Fernando Jaramillo, el presidente de la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor) ―entidad que preside la liga femenina―, hizo el anuncio en una rueda de prensa en la que también reveló que participarán dos equipos menos que el año pasado y que el torneo será más corto de lo previsto.
Jaramillo todavía no ha perdido la esperanza de que ese dinero llegue antes del primer día de la temporada, el próximo 17 de febrero. “Desde el punto de vista del Gobierno, hay un compromiso que ellos han expresado que son aproximadamente 8.000 millones de pesos y eso no se ha concretado. Pero estamos trabajando de la mano de ellos para que eso se pueda concretar”, afirmó. Sin embargo, los equipos se han reducido de 17 a 15, y ya son varias las diferencias entre lo que el Gobierno ha deseado públicamente en los últimos meses y lo que realmente está ocurriendo en el fútbol femenino.
Petro y sus ministras del Deporte ―van dos desde que se posesionó hace un año y medio― se han comprometido en múltiples ocasiones a defender la liga, que desde que nació a finales de 2016 ha sido plagada por inestabilidad financiera y de gestión. El apoyo del Gobierno ha ido de la mano del éxito de las selecciones femeninas. En octubre de 2022, cuando las jugadoras del equipo sub 17 quedaron subcampeonas del Mundial de la India, María Isabel Urrutia, la ministra del Deporte que dejó el cargo pocos meses después en medio de acusaciones de corrupción, anunció con bombos y platillos que todo iba a mejorar. Para el 2023 habría una “liga profesional de fútbol femenino de 11 meses con salarios dignos”, “de entre 400 y 500 dólares mensuales a las jugadoras”, declaró en una entrevista con este diario. Nada de eso ocurrió. La temporada de 2023 duró cinco meses, los sueldos no alcanzaron 400 dólares y las aspiraciones quedaron postergadas.
En agosto de 2023, luego de que la selección de mayores llegara a cuartos de final del mundial femenino, Petro recibió al equipo en una ceremonia en la que condecoró a las jugadoras con la Cruz de Boyacá, la máxima condecoración que el Ejecutivo concede a ciudadanos destacados por su servicio a la patria. Allí, anunció que el Gobierno destinaría 8.000 millones de pesos para que en 2024 “existiera una liga profesional de fútbol femenino en Colombia”. “Van a ser ustedes las primeras campeonas de un mundial, no los hombres”, les dijo en celebración.
Junto con la promesa del dinero, el Ejecutivo insistió en que la liga extendiera el torneo en 2024, según aseguró Jaramillo en la rueda de prensa. “El Gobierno quería 11 meses, pero Colombia, por ser anfitriones del mundial sub 20, no puede tener una temporada tan larga”, explicó. Al final, tras meses de conversaciones, la temporada durará seis meses; irá hasta el 18 de agosto. Será la más prolongada hasta ahora, pero sigue siendo cinco meses más corta de la promesa del Gobierno desde 2022.
La liga también se enfrenta este año, como los anteriores, a problemas de dinero. El presupuesto será de 23.000 millones de pesos (alrededor de 6 millones de dólares), apuntó Jaramillo. La mayoría la pondrán los equipos, dijo, ya que la Dimayor facilitará “entre 5.000 millones y 6.000 millones de pesos” y el Estado no ha aportado recursos.
Ante esta incertidumbre financiera, la lista de equipos participantes es bastante distinta a la del año pasado. Algunos nuevos clubes han entrado, mientras que varios que compitieron el año pasado se han salido. El proceso de retiro y sustitución fue tan desorganizado que Once Caldas, un equipo basado en Manizales, vendió abonos para el año 2024 que decían incluir “los partidos (...) de la primera fase del torneo femenino”, pero terminó retirándose de esa competencia.
Otro problema en el Ministerio del Deporte
Si el fútbol femenino ha tenido un inicio de año complicado, el del Ministerio de Deporte tampoco ha brillado. La noticia de que esa cartera no giró los 8.000 millones de pesos para la liga llegó exactamente dos semanas después de que la Organización Deportiva Panamericana (Panam Sports) le retirara la sede de los Juegos Panamericanos de 2027 a Barranquilla por incumplimientos del pago de cuatro millones de dólares a los que se comprometió el Ministerio, abriera la convocatoria para elegir una nueva ciudad y desatara la primera tormenta política del año.
Ante el escándalo, la ministra del Deporte, Astrid Rodríguez, argumentó que su Ministerio no tenía el dinero para cumplir con la fecha límite del de diciembre 30 que le puso Panam Sports, y por eso no hizo el abono. A los dos días, sin embargo, W Radio reveló documentos que desmienten esas declaraciones: un acta del 7 de noviembre, firmada por ella misma, asegura que la cartera sí disponía del dinero. Numerosos opositores políticos han solicitado en las últimas dos semanas que la ministra renuncie, pero su jefe, el presidente Petro, no ha dicho nada sobre el asunto. Y mientras él intenta mover cielo, mar y tierra para salvar los Juegos, ella sigue a su lado, y a la cabeza del Ministerio del Deporte.
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