Jonathan Bock, director de la FLIP: “Las constantes críticas del presidente a la prensa han deteriorado el debate público”

La Fundación para la Libertad de Prensa reconoce que los medios tienen que evaluar sus prácticas periodísticas, pero califica de peligroso que Gustavo Petro sea quien haga de juez

Jonathan Block, director de la Fundación para la Libertad de Prensa de Colombia (FLIP), en una imagen de archivo.FLIP

La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) dice que la mayor amenaza que enfrenta el periodismo en Colombia sigue siendo la violencia de los grupos armados. En lugares como Arauca, Nariño o Putumayo es casi imposible ejercer el oficio. En siete meses han asesinado a tres periodistas, el último fue Luis Gabriel Pereira, la semana pasada. La coyuntura, sin embargo, ha hecho que el debate público esté en otra parte, en ...

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La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) dice que la mayor amenaza que enfrenta el periodismo en Colombia sigue siendo la violencia de los grupos armados. En lugares como Arauca, Nariño o Putumayo es casi imposible ejercer el oficio. En siete meses han asesinado a tres periodistas, el último fue Luis Gabriel Pereira, la semana pasada. La coyuntura, sin embargo, ha hecho que el debate público esté en otra parte, en la tensa relación del Gobierno con la prensa. Esta semana, la FLIP ha vuelto a señalar de peligrosos los mensajes del presidente Gustavo Petro contra publicaciones de medios que le mencionan y le ha llamado a reconocer al periodismo como clave para la democracia. Petro ha respondido con la Constitución en mano. En Twitter, el escenario del enfrentamiento, el presidente ha compartido el texto del artículo 20, en el que subraya, como una tarea incumplida, el deber de informar con veracidad e imparcialidad.

La FLIP ha lanzado una segunda advertencia en menos de seis meses sobre la manera en que el presidente se relaciona con la prensa. “Sus mensajes restan credibilidad al periodismo y abren la puerta a la criminalización de los medios”, advierte el comunicado publicado el jueves, que cita las últimas veces que el presidente ha usado su cuenta de Twitter para irse contra el periodismo. Según la FLIP, el presidente está intentando interferir en cómo y qué deben cubrir los medios de comunicación que lo controvierten.

Jonathan Bock, director de la FLIP, reconoce que los medios deben evaluar sus prácticas periodísticas, pero encuentra nocivo que sea el presidente quien actúe de juez. “No es el rol de un presidente ni de ningún otro funcionario público señalar qué periodismo es bueno o malo”, dice. El problema no es que se cuestione a la prensa, el problema es que sea el presidente el principal censor.

Pregunta. Esta semana la FLIP dijo que los mensajes del presidente Gustavo Petro contra algunas publicaciones de medios son un ataque a la prensa y una puerta a la criminalización del ejercicio periodístico. ¿Cuál es el estado actual de la libertad de prensa en Colombia?

Respuesta. Lo más grave sigue siendo la violencia contra periodistas en algunos departamentos. Desde 2018 estamos alertando porque hay un pico de violencia en Arauca, en Nariño, en Putumayo. Hay una violencia que persiste contra los periodistas locales. Por otro lado, en un plano más coyuntural, está esta crispación, este pulso tenso entre el presidente Gustavo Petro y un sector de los medios de comunicación. Petro está tensando una apuesta y es decir de manera generalizada que aquí hay un relato periodístico que va en contra de su gobierno, en contra del cambio, y que obedece a unos intereses particulares. El presidente está insinuando que existe una especie de consenso entre los medios para estar en contra de él.

P. ¿Por qué la FLIP no se pronuncia frente a la falta de ética y a la verdad de algunos sectores de la prensa en el cubrimiento al gobierno de Gustavo Petro?

R. Nunca ha sido la misión de la Flip ser un tribunal sobre los estándares éticos y de veracidad de los medios de comunicación.

P. Le critican que defiendan a la prensa incluso cuando desinforma, ¿ cómo responde la FLIP a esas críticas?

R. Nuestra misión y objetivo es la defensa de la libertad de prensa, entendiendo el periodismo como una institución democrática. Es importante decir que nuestra definición de periodista es la más amplia, y es la que abarca la defensa de las expresiones de periodistas ciudadanos como sucedió, por ejemplo, durante el Paro Nacional en el 2021, que defendimos activamente a centenares de periodistas independientes, como al Canal 2 de Cali y a su entonces director Alberto Tejada, que es hoy congresista por el partido Colombia Humana, de las amenazas y ataques que sufrieron. Igualmente defendemos el derecho que tienen de ejercer sus derechos los medios que hacen parte de conglomerados económicos. Lo que el ecosistema colombiano necesita es más pluralidad y diversidad, no menos.

P. ¿A quién le corresponde velar por la transparencia de los medios?

R. El hecho de que nosostros no seamos ese tribunal de ética no significa que no sea necesario, todo lo contrario. Escuchar a las audiencias y rendir cuentas no es opcional para los medios, es una obligación y eso hace falta en este momento. Es fundamental que los medios renueven ese contrato social. Esas iniciativas siempre contarán con el apoyo de la FLIP.

P. El presidente ha dicho que tolera las críticas de los medios, pero que tiene derecho a defenderse. En eso lo apoyan muchas personas que también creen que a los medios les ha faltado reconocer cuando se equivocan. ¿Qué piensa la FLIP de eso?

R. Hay que aclarar que para la FLIP es muy importante que los medios respondan a la veracidad, a la rigurosidad, que no existan agendas ocultas, pero estamos en una situación en la que hay unas voces ciudadanas que cuestionan al periodismo y les parece muy bien que sea el presidente quien está advirtiendo sobre esos errores, y ese es el punto en discusión: no es el rol de un presidente ni de ningún otro funcionario público señalar qué periodismo es bueno o malo.

P. ¿Ha habido otro tipo de contacto formal con el Gobierno, más allá de los comunicados?

R. En febrero, cuando lanzamos el primer comunicado alertando sobre las preocupaciones por el uso persistente de Twitter del presidente, pactamos dos reuniones, pero desafortunadamente él no pudo llegar. Asistieron algunos ministros y se habló de establecer un protocolo para el uso de redes sociales, porque al final son canales de acceso a información pública y deben entenderse por su alcance y el poder que tienen. Se está haciendo una solicitud a la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión para que también pueda aportar en ese protocolo, pero todavía no es una realidad.

P. ¿Qué impacto han tenido las críticas del presidente Petro en el ejercicio del periodismo?

R. Lo primero es que se alimenta ese imaginario que tienen diferentes sectores de la ciudadanía, al decir que los medios de comunicación están coordinados contra del presidente. Eso es falso y peligroso. Lo segundo es el riesgo a más violencia, estamos cerca a unas elecciones locales, en las que si continúa esta tendencia, vamos a ver la confrontación en la realidad, no solamente en los diálogos digitales. Y tercero, la injerencia en la agenda de los medios de comunicación y los periodistas. Que el presidente señale con nombre propio puede hacer que el medio o el periodista se cohíba de hacer una publicación.

P. También es cierto que algunos periodistas han entrado decididamente en la confrontación con el presidente. ¿No cree que falta una reflexión en ese sector de la prensa que alimenta la pelea con el Gobierno?

R. Por supuesto, pero deben ser los medios y los periodistas quienes revisen, y ojalá sea de manera genuina y profunda, cuál está siendo el rol que están teniendo en redes sociales y en estas controversias con el presidente. Ese debería ser un punto central en este debate.

P. ¿Cree que la prensa ha estado a la altura del momento? Es la primera vez que cubre a un gobierno de izquierda.

R. Las salas de redacción enfrentan el desafío de cubrir a un gobierno como el que representa legítimamente el presidente Petro. La prensa debe estar constantemente reflexionando sobre cómo hacer un mejor cubrimiento. Cuando vemos ejemplos de lo que ha pasado en países como México, el reclamo es el mismo y es que la [responsabilidad] ha sido de parte y parte. Los medios de comunicación deben generar una reflexión al respecto.

P. La complicada relación de Petro con los medios recuerda a otros presidentes que también se enfrentaron a la prensa.

R. Hubo un momento de mucha tensión con el expresidente [Álvaro] Uribe, que confrontó directamente a ciertos medios de comunicación y periodistas, lo que significó que varios tuvieran que salir exiliados. Hay matices frente a lo que pasa ahora, pero Uribe también hablaba de que había un sector de los medios que estaba en contra de su gobierno. Yo creo, sin embargo, que la relación de Petro con la prensa se parece más a fenómenos actuales de otros países. Desde Trump y Bolsonaro hasta López Obrador y Correa. Hay similitudes en cuanto a que es el presidente quien toma el rol de ser el comunicador único y hegemónico, que busca priorizar su relato y que critica y cuestiona cualquier relato contrario. Las críticas constantes a la prensa, en cabeza del presidente, terminan deteriorando el debate público.

P. El tono de la discusión entre el Gobierno y los medios cada vez es peor¿Cree que hay forma de recomponer esa relación?

R. Hay que preguntarle al presidente cuál es su intención, porque si es elevar los estándares periodísticos, si es elevar la discusión frente a la transparencia, hay formas más adecuadas. El caso del presidente es el más llamativo, pero [el uso de canales oficiales para criticar el cubrimiento de medios] es una práctica que poco a poco se ha extendido a diferentes funcionarios. Un ejemplo es el alcalde de Medellín, que lleva más de un año en una cruzada constante en contra del periódico El Colombiano.

P. Estos días, tras el nuevo comunicado de la FLIP, les criticaron por guardar silencio cuando quienes sufren los ataques a la libertad de prensa pertencen a medios alternativos. ¿Qué responde a esas críticas?

R. A quien más dirige su acompañamiento la FLIP es precisamente a los periodistas independientes, de fuera de Bogotá y de las capitales, que no hacen parte de las grandes empresas y que son los que más sufren las presiones políticas y económicas. La FLIP recibe al año más de 700 casos de estos periodistas. Durante las manifestaciones llevamos la representación jurídica de varios colectivos independientes y medios que surgieron durante las protestas y que fueron atacados por la Policía o señalados de manera injusta por la Fiscalía. El trabajo de la FLIP muchas veces es silencioso.

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