El fenómeno de Margarita Rosa
La que va sola, que no necesita ayuda, la que va lejos, la que va sobrada, que va tranquila, que va sin miedo, esa es, según Margarita Rosa, ella misma
El personaje de la versión número 35 de la Feria del libro de Bogotá fue Margarita Rosa de Francisco. No solo por su libro, que se venderá como pan caliente, sino por lo que ella representa. Obvio que los de siempre también triunfaron, Mario Mendoza, el que más vende, y ...
El personaje de la versión número 35 de la Feria del libro de Bogotá fue Margarita Rosa de Francisco. No solo por su libro, que se venderá como pan caliente, sino por lo que ella representa. Obvio que los de siempre también triunfaron, Mario Mendoza, el que más vende, y Fernando Vallejo, quien siempre sorprende. Pero la que va sola, que no necesita ayuda, la que va lejos, la que va sobrada, que va tranquila, que va sin miedo, esa es, según Margarita Rosa, ella misma. Ha sido de todo. Modelo. Presentadora de noticias en televisión. Reina de Belleza. Cantante. Actriz de cine y televisión. Escritora. Graduada en artes escénicas y en música. Aventajada estudiante de filosofía. En todos los oficios elevó el tono de las actividades en las que se desempeñó. Son muchas las mujeres y los hombres que han querido ser en la vida como ella. Su liderazgo es el producto del poder que ella rechaza o manifiesta que no le gusta. Quiere desandar lo construido. Dice, en una entrevista muy atinada con los periodistas María Paula Lizarazo y Joseph Casañas, que escribe para “despensar” la idea que había construido de sí misma. Y el resultado de ese “reverzaso” ha sido más poder, en el sentido de una capacidad carismática respaldada por un gran número de personas. Es posible que no lo haya buscado y que no lo use, pero que lo tiene, lo tiene. Su ironía no tiene límite. Qué tal esta respuesta: “Antes creía que a mí me quería todo el mundo, así era de narcisa y egocéntrica; como no existían las redes, me sentía muy querida siempre. Entonces me enteré que era detestada en Twitter. Los que se quieran limpiar el trasero con mi libro, pues no me parece mal destino para ese libro”. Eso es lo más soberbio que yo haya leído. Las alabanzas al fracaso constituyen una seguridad poderosa en sí misma. “Les tengo cariño a los fracasos que he tenido”.
Un ejemplo apropiado para entender lo que significa su poder es recordar que dos grandes conocedores del oficio del poder como lo son el presidente Gustavo Petro y su alfil Gustavo Bolívar la buscaron para ofrecerle encabezar la lista de Senado, lo que se traducía en su elección exprés al Congreso, y no lograron su cometido precisamente porque ella tiene el poder de no querer el poder. Ese poder, al menos. Yo no comulgo con gran parte de sus conceptos, los que tienen que ver con Dios y con la verdad o la simpatía por Petro, por ejemplo, pero esa contradicción no es óbice para que reconozca el fenómeno que ella significa. Como escritora da en el clavo. Tiene la desfachatez de Gonzalo Arango y el humor de Samper Ospina.
Escribe desde muy joven pero no sabía que tenía clientela. Isaac Lee la convenció de escribir una columna en la revista Poder y el reconocimiento se disparó hasta convertir la suya en la más leída del periódico El Tiempo. “No soy escritora. No sé cómo se escribe una novela, o un cuento o un ensayo, estoy acostumbrada a escribir pensamientos y, a veces, trato de hacerlo como un ejercicio literario, pero me quedo en el intento, que también me vale”. Ese intento empapado de pesimismo la llevó a la gloria. La que celebramos y ella no. “Soy una artista que escribe columnas para el periódico El Tiempo”. De manera muy elegante retiró la columna para crear su propio portal: Margarita va sola. De ahí sale el libro. Tiene una carátula con ella de espalda. Muy elegante, de oscuro hasta los pies por un camino sobre el agua que no tiene final. Muy segura hacia el futuro con más del poder que ella rechaza. La filosofía, que estudia en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, se convirtió en su mayor motivación, la fuente principal de su creatividad. Nietzsche es su inspiración; Zaratustra es uno de sus libros favoritos. “Doy la espalda a los poderosos cuando veo que lo que llaman ‘poder’ consiste en regatear y chalanear con la chusma. También cuando veo que le llaman Estado al más frío de los monstruos fríos, al que miente con toda frialdad cuando dice que él es el pueblo”. Ese es su escepticismo, que la acerca al estilo de Fernando Vallejo. A no creer en nada; ese es su poder. Margarita va sola triunfando con sus contradicciones.
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