El arte de atacar bien

El joven Yesipenko ilustra el concepto de precisión en la ofensiva contra el rey a través de una cascada de sacrificios de valor creciente

Disponer todas las piezas propias en buena armonía para atacar al rey es, sin duda, una habilidad muy importante y un gran logro. Pero entonces llega un momento muy crítico: decidir cuál es la mejor manera de potenciar ese ataque. La capacidad de hacer eso con virtuosismo, siendo capaz de ver con claridad a través de la niebla espesa de muchas variantes e ideas, es un signo de distinción de los jugadores excepcionales.

Andréi Yesipenko lo es. Brilla mucho desde que era un niño, y firmó la maravilla que glosa este vídeo, recién cumplidos los 16 años. Su manera de convertir esa gran armonía de sus piezas en victoria inapelable consistió en sacrificar primero un peón, luego una pieza y finalmente una torre. Es verdad que algo falla en él (tal vez ambición o constancia), a juzgar por su trayectoria un tanto gris en los últimos años (incluso antes de la invasión de Ucrania), a pesar de que se mantiene entre los 60 mejores del mundo (llegó a ser). Pero de su enorme creatividad no hay duda alguna.

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