Castigo virtuoso de la osadía

La posición parece insípida y tediosa tras 16 movimientos, pero, de pronto, Stefansson aprovecha una imprecisión de Nguyen y crea una combinación bellísima y muy instructiva

Jugar mecánicamente, dando por seguro que en la posición no hay nada especial y basta con seguir los esquemas y patrones normales, puede ser muy peligroso. Es bien sabido que no hay dos seres humanos totalmente iguales, aunque sean gemelos. De similar modo, poquísimas posiciones de ajedrez obedecen exactamente a los mismos criterios porque casi siempre hay algún detalle que las diferencia. Y es fundamental estar atento para captarlo.

Nguyen no lo hizo en esta partida: omitió que en su decimosexto lance debía impedir una ruptura de Stefansson. Su siguiente jugada es aún peor, aunque muy lógica, y el error es comprensible porque la magistral combinación del islandés está muy escondida y exige una precisión de computadora. Por eso, esta lucha entre estos jugadores casi desconocidos para el gran público es inmortal.

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