¡Montoya, por favor!

Los extranjeros no nos conocen demasiado, y la exaltación romántica unida a la vulgaridad se les hace exótica: esos somos nosotros

Uno de los llamativos momentos protagonizados por Montoya en la octava edición de 'La isla de las tentaciones'.

La secuencia de La isla de las tentaciones en la que Montoya ve en directo cómo su novia Anita se mete en la cama —y no para dormir— con un tentador reincidente, es un fenómeno internacional. Sucede como les cuento: Montoya, acompañado por Sandra Barneda, es invitado a ver en directo algunas imágenes de su novia, y coincide con que ella está manteniendo relaciones sexuales con un cazadamas llamado Manue...

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La secuencia de La isla de las tentaciones en la que Montoya ve en directo cómo su novia Anita se mete en la cama —y no para dormir— con un tentador reincidente, es un fenómeno internacional. Sucede como les cuento: Montoya, acompañado por Sandra Barneda, es invitado a ver en directo algunas imágenes de su novia, y coincide con que ella está manteniendo relaciones sexuales con un cazadamas llamado Manuel. Montoya corre por la playa, con rayos y truenos de fondo, hasta llegar a la villa donde está teniendo lugar la infidelidad. La Barneda, con su estilismo de cariátide, grita: “¡Montoya, por favor!”. Montoya llega a la piscina gritando y Anita desmonta a Manuel para ir a insultar a su novio (no, yo tampoco lo entiendo), quien va a la playa a berrear “¿Por qué?”. Anita pregunta “¿Qué dice?” y tres personas, entre ellos Manuel, responden al mismo tiempo “Por qué”. La Jezabel catalana cambia de opinión y corre, entre lágrimas, al encuentro de su apaleado novio. Esta secuencia tiene un poderío dramático que ya quisieran muchas películas. Pero claro, los extranjeros no nos conocen demasiado, y la exaltación romántica unida a la vulgaridad se les hace exótica: esos somos nosotros.

El clip ha dado la vuelta al mundo y ha sido usado por cuentas de equipos de fútbol, baloncesto, Fórmula 1, por actores, influencers, y empresas de todo tipo y condición. Gente de todas partes ha pedido traducción y se les ha concedido. Semejantes vocablos y acentos solo puede entenderlos un hablante nativo. No puedes traducir ese “Zarta la gamba”. Les fascinaba sin entender lo que decían, y entendiéndolo, mucho más. Ha salido hasta en The Guardian. Montoya ya es una celebridad efímera, pero mundial. No tiene que ser plato de buen gusto que tu dolor se convierta en un meme, y sin embargo es difícil ignorar la comicidad de semejante momento.

Por estas cosas los realities funcionan; cuando creemos que ya no dan más de si, te sorprenden con algo tan profundamente humano como inexplicable en el contexto de la vida civilizada. Por otro lado, Penélope Cruz, Pedro Almodóvar, Julianne Moore y Tilda Swinton no comparecen en la gala de los Goya. Dicen que están malos. Sospechaba que era para no responder a nada relacionado con Karla Sofía Gascón. La realidad, seguro, es más cruel: saben que jamás podrán competir contra algo tan contundente como el grito de “¡Montoya, por favor!”.

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