Abril Zamora: “Lo de ser referente me da vértigo, no quiero decepcionar ni cuestionar todo lo que hago”
La actriz, ahora profesora de interpretación en ‘Operación Triunfo’, se ha convertido en un icono de la generación Z, la ‘coach’ emocional de los concursantes, los seguidores del programa y de medio internet
En los últimos meses, buscar información sobre Abril Zamora en internet devuelve una cascada de frases que se han convertido en los aforismos perfectos para compartirse en redes.
—“Es el momento de la revancha de todas esas personas a las que nos elegían las últimas”.
—“Si te pierdes búscame, porque yo estaré ahí”.
—“Esta canción la cantan personas no normativas que han tenido su coño de hacerla para que personas como nosotras...
En los últimos meses, buscar información sobre Abril Zamora en internet devuelve una cascada de frases que se han convertido en los aforismos perfectos para compartirse en redes.
—“Es el momento de la revancha de todas esas personas a las que nos elegían las últimas”.
—“Si te pierdes búscame, porque yo estaré ahí”.
—“Esta canción la cantan personas no normativas que han tenido su coño de hacerla para que personas como nosotras podamos cantarla también sin que nadie nos juzgue”.
Estas tres afirmaciones —son solo tres ejemplos de tantos— las ha dicho la actriz, directora, productora y escritora (Cerdanyola del Vallès, Barcelona, 42 años) en alguna de las clases que imparte en la Academia de Operación Triunfo (en Prime Video). Zamora es la profesora de interpretación de esta edición del concurso/reality y es también la mejor amiga y ganadora espiritual —dos categorías sobre las que hay unanimidad cada lunes tras la gala y en los directos del programa— de los seguidores de OT y de medio internet.
Después de 12 ediciones del programa, y el éxito que cosecharon los Javis tras su paso por la Academia en el mismo rol de profesores que Zamora, la primera sensación es que detrás de esta popularidad debe haber una medida estrategia de marketing por alguna de las partes: ya sea de la propia intérprete o de ese gigante del entretenimiento que está detrás del programa, Gestmusic. Al comenzar la entrevista por videollamada (Zamora vive temporalmente en Tarrasa, cerca de la Academia), lo que aparece es una mujer agobiada por su perra, a la que acaba de dejar en el veterinario, que dispara ideas —no es descartable que pasen a formar parte de la memoria de internet— con un desorden y una espontaneidad que se alejan de una medida planificación.
Pregunta. Se ha convertido en icono de la generación Z, algo así como su coach emocional. ¿Cómo lo lleva?
Respuesta. Me hace mucha ilusión que alguien me diga que quiere ser mi amiga. No estoy haciendo nada más que ser yo misma. Lo de ser referente, ya antes de OT, me ha dado mucho vértigo porque no quiero decepcionar y no quiero estar cuestionando todo lo que hago. Me da la sensación de que los referentes en según qué temas tienen que ser de un modo concreto. Que la gente coja tus discursos para aplicárselos en su propia vida es muy bonito. Pero al mismo tiempo está el vértigo de que es algo efímero y que no todo el mundo va a estar de acuerdo.
A Zamora la reclutó Tinet Rubira, director de Gestmusic, después de que trabajara en otro programa de esta empresa audiovisual. “Yo ya se lo había dejado caer”, confiesa con media sonrisa. Cuando recibió la oferta definitiva asegura que se lo pensó un poco por el formato del concurso y el nivel de exposición. “Hace unos años parecía imposible que se pudiera ser actriz y a la vez participar de un reality”, explica. “Las cosas están cambiando. Tengo un perfil muy particular y creo que no siempre se arriesga al ubicar a las personas trans en roles que no vayan tildados de trans”.
La carrera de la intérprete es un ejercicio concienzudo de alejarse de las etiquetas sin evitar la conversación sobre lo trans. “Siempre lo menciono en mis entrevistas, pero si son solo para hablar exclusivamente de eso, las evito. Aunque creo que estamos en un momento en el que tenemos que seguir hablando de ello”.
P. En OT usted es más bien el lugar seguro al que acuden los concursantes.
R. La gente que está dentro se olvida de que soy una persona trans. Eso hace que me sienta valorada como profesora de interpretación. Ellos siempre alaban que se sienten súper tranquilos y seguros porque saben que nadie les va a juzgar. Al mismo tiempo están haciendo ese efecto en mí también.
Zamora ha escrito, dirigido y protagonizado la serie de ocho capítulos Todo lo otro (SkyShowtime), tiene una quincena de obras firmadas: El congelador, La indiferencia de los armadillos, Pulveriza, Yernos que aman… Creó la serie para el prime time de Telecinco Señoras del (h)AMPA; fue guionista de Élite. Como ha explicado en más de una ocasión, no se va a quedar en casa esperando a que le lleguen las ofertas de trabajo. Aún así, no es ajena al síndrome de la impostora. “Estoy aprendiendo a vivir con ello”, afirma. “De vez en cuando me doy palmaditas en la espalda. Cuando hice la serie [Todo lo otro] aprendí un ejercicio que era decirme cosas buenas”.
Sigue completando su currículo con la novela que acaba de publicar (Ana ha besado a otro, Ediciones B), a la espera de estrenar dos series (Respira, en Netflix y Un nuevo amanecer, una comedia de José Corbacho) y una película en italiano (Mimi, el príncipe de las tinieblas). Además, adelanta, que acaba de terminar de escribir su primer largometraje y está a la búsqueda de financiación.
P. Su nuevo libro trata sobre las imposiciones sociales que sufren las mujeres. Una de las series toca el tema de la sanidad pública. ¿Todo lo que hace es político?
R. Sí. Ya tiene un componente político que de pronto yo esté yendo a lugares para llenar esos espacios. Es importante ver una persona trans hablando de cosas que no sean la transexualidad. Soy una persona que habla muy rápido, soy amiga de mis amigos, soy muy insegura, soy rubia, aunque sea de mentira. Soy muchas cosas y soy trans también. Ir por la calle de la mano de mi exnovio y mostrar nuestro amor es un acto político.
Para 2024, entre estreno y estreno, tiene el propósito de descubrir cuáles son sus hobbies. Su objetivo, dice, es salir un rato de la rueda de la productividad y dejar de llenar los huecos entre trabajo y trabajo con más trabajo. “Siempre quise ser actriz y por eso creo que intento hacer las cosas parar abrazar a la niña y a la adolescente que fui, por eso he centrado mi vida en el trabajo”, explica sobre la deuda que considera que tiene consigo misma. No sabe a qué dedicar el tiempo libre: “A lo mejor es hacer macramé o a lo mejor es la cocina. Me da pena no saber las cosas que me gustan más allá del trabajo. Hay un mal en las personas que nos dedicamos al arte: si no estás trabajando no te sientes realizada como persona. Y no sé quién nos ha vendido eso, pero es una mierda”.
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