‘Upright’, una agradable sorpresa australiana
Una extraña pareja, un rockero venido a menos y una adolescente lúcida y rebelde, recorren los impresionantes y desoladores paisajes de la Australia interior
Upright (Sundance TV) es una serie australiana de ocho episodios cortos (menos de 30 minutos cada uno) pero es, sobre todo, una muy agradable sorpresa. Una extraña pareja, un rockero venido a menos y una adolescente de 14 años, lúcida y rebelde, recorren los impresionantes y desoladores paisajes de la Australia interior. Ella desea reencontrarse con su madre y él llevar un piano hasta la casa de la suya. Una serie realizada con pocos medios y mucha sensibilidad y talento.
La clave, o una de ellas, en una historia de carretera son los personajes protagonistas, unos perfiles que ha...
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Upright (Sundance TV) es una serie australiana de ocho episodios cortos (menos de 30 minutos cada uno) pero es, sobre todo, una muy agradable sorpresa. Una extraña pareja, un rockero venido a menos y una adolescente de 14 años, lúcida y rebelde, recorren los impresionantes y desoladores paisajes de la Australia interior. Ella desea reencontrarse con su madre y él llevar un piano hasta la casa de la suya. Una serie realizada con pocos medios y mucha sensibilidad y talento.
La clave, o una de ellas, en una historia de carretera son los personajes protagonistas, unos perfiles que han de basarse esencialmente en los diálogos, y en Upright sus guionistas, Tim Minchin (el coprotagonista), Leon Ford, Kate Mulvany y Chris Taylor, consiguen interesar al espectador con esa sorprendente alternancia de sensatez e insensatez, de madurez e inmadurez del músico y la catorceañera.
En la literal travesía del desierto de Lucky Flinn y Meg camino de Perth desde Sydney —unos 4.000 kilómetros— se encontrarán con una serie de secundarios tan marginales y desclasados como ellos. Son una mezcla de hippies tardíos y nómadas con autocaravanas, sin la intensidad de Korouac o Kesey, que propiciarán situaciones curiosas que nuestros protagonistas superarán con mayor o menor acierto pero sin excesivo dramatismo. Todo fluye sin montañas rusas sentimentales y con una progresiva afinidad entre los dos protagonistas. Parece como si ese inmenso paisaje, esas interminables rectas de asfalto, alguna llega a los 800 kilómetros, aplacaran las sensaciones radicales.
Desde un inicial desencuentro hasta el final del largo viaje, la extraña pareja ofrecerá al espectador algunos de sus recuerdos, de sus circunstancias vitales, con un medido uso de los flashback para llegar a comprender el surgimiento de una profunda amistad.