Trocear para ganar (audiencia)
La práctica de dividir programas para maquillar los datos se extiende por todos los canales. En esta temporada ha llegado incluso a un tótem como ‘El hormiguero’
Hace unos años sorprendía; ahora ya es habitual. En muchos de programas de televisión es frecuente que, de repente, sin aviso ni aparente motivo, aparezca disimuladamente en la parte inferior de la pantalla la imagen del copyright de la cadena. En ese momento, empieza un nuevo programa para la medición de audiencias, aunque a los ojos del espectador se trate del mismo espacio, sin experimentar interrupción ninguna. Se trata de una táctica que en los últimos años se ha extendido en los principales canales españoles y que permite dejar fuera de los datos oficiales de audiencia aquellos tramos en...
Hace unos años sorprendía; ahora ya es habitual. En muchos de programas de televisión es frecuente que, de repente, sin aviso ni aparente motivo, aparezca disimuladamente en la parte inferior de la pantalla la imagen del copyright de la cadena. En ese momento, empieza un nuevo programa para la medición de audiencias, aunque a los ojos del espectador se trate del mismo espacio, sin experimentar interrupción ninguna. Se trata de una táctica que en los últimos años se ha extendido en los principales canales españoles y que permite dejar fuera de los datos oficiales de audiencia aquellos tramos en los que, o bien por competencia con otros espacios, por acumulación de publicidad o por otras razones, las cifras no acompañan.
El comienzo de esta práctica se sitúa en 2012 y la emisión en Antena 3 del programa El número uno. Desde entonces, tanto las cadenas privadas como La 1 se han sumado a una táctica permitida y que se puede usar a gusto del consumidor, con unas particiones que son las que Kantar Media, empresa encargada de la medición de audiencias en España, toma como referencia. Eso sí, a la hora de comunicar los datos, los que se facilitan y se tienen en cuenta normalmente son los que dejan fuera esos tramos que suelen llevar un subtítulo (previo, exprés, bis, más…).
La novedad en este curso es que incluso un tótem como El hormiguero, el programa diario más visto de la televisión española, se ha sumado a esta táctica: El hormiguero previo dura hasta el momento en el que el programa regresa de su segundo corte de publicidad para transcurrir a partir de entonces sin interrupciones hasta el final. La diferencia es sustancial: en su emisión de este miércoles, esos datos se traducían en 1.712.000 espectadores (10,2% de cuota) para El hormiguero: previo (hasta las 22.06, tras el parón publicitario) y 2.2990.000 (13,6%) para El hormiguero. Este último dato es el que servirá como referencia, una cifra que sería ligeramente inferior si se sumaran los minutos que ahora quedan fuera.
Muy pocos espacios se libran de estas divisiones. La isla de las tentaciones, MasterChef Celebrity, Idol Kids, Zapeando, Todo es mentira, Cuatro al día, Auser@s, Al rojo vivo y Espejo público son solo algunos. Incluso algunos informativos dejan fuera los minutos iniciales si no salen beneficiados del efecto arrastre del programa que les antecede, o se dividen en diferentes tramos horarios como ocurre con los noticieros matinales. Curiosamente, en algunos casos el tramo que se desgaja reúne más espectadores que la parte principal. Un ejemplo es el de La isla de las tentaciones: Express este miércoles, con 2.968.000 espectadores frente a los 2.678.000 de La isla de las tentaciones. Sin embargo, el dato de share (porcentaje de espectadores que está viendo ese programa respecto al total de televidentes en ese momento y que, por tanto, indica la competitividad de un programa en su franja de emisión) fue superior en el segundo tramo al prolongarse durante más tiempo: 22,8% frente a 17,7%. Lo mismo ocurrió con MasterChef Celebrity el martes: su primera hora aproximadamente (la que coincide con El hormiguero) tuvo 2.607.000 espectadores y un 15,6% de cuota, frente al resto del programa, con 2.391.000 espectadores pero un share superior, 21,1%.
En algunos casos, la división obedece al tránsito de un espacio de larga duración por franjas diferentes, algunas de ellas en horario de protección infantil, que requieren un contenido adaptado. Es lo que ocurre con Sálvame y sus versiones Limón (de 16.00 a 17.00), Naranja (de 17.00 a 20.00, franja de protección reforzada) y Tomate (hasta el informativo nocturno). Las divisiones de Todo es mentira y de Cuatro al día también se justifican por estas diferentes franjas que obligan a modular el contenido y el tono: Todo es mentira bis, a partir de las 17.00, entra en horario de protección infantil; mientras que Cuatro al día a las 20h precisamente abandona esa franja y puede abordar otros asuntos.
Fuentes de Atresmedia Televisión aseguran que el grupo no es partidario de esta táctica: “si fuera por nosotros no existirían estas fragmentaciones, pero se trata de una práctica utilizada por todos los operadores del sector. Mientras esto siga siendo así, nos vemos abocados a seguir utilizándola”.
Cada cual puede elegir cómo lleva a cabo estas fragmentaciones. Tanta es la libertad que se dan casos en los que el “previo” es tan largo o más que el programa. Por ejemplo, Liarla Pardo, en La Sexta, se divide en dos tramos de unas dos horas de duración cada uno. El pasado domingo, el primero tuvo 479.000 espectadores y un 3,7% de cuota de pantalla, pero al segundo le fue mucho mejor, con 804.000 televidentes y un 6,5% de share. Casi la totalidad de la parrilla de La Sexta se ofrece en los datos de audiencia dividida en diferentes fragmentos. Aruser@s: previo arranca esta tendencia con una división que dura de 7.30 a 9.00 y sigue con Aruser@s hasta las 11.00. Luego sigue Al rojo vivo: previo, que continúa Al rojo vivo a las 12.35 hasta que cede su lugar al informativo de las 14.30.