La eterna ilusión de tirar paredes
Alejandro López tuvo que abandonar el fútbol por una enfermedad crónica. Trabajador de la construcción, cuenta su día a día para regatear la dolencia que sufre en las articulaciones con la esperanza de volver a superar rivales en un campo de las Islas Canarias y seguir ganándose la vida en su empresa de reformas
Al grancanario Alejandro López, de 46 años, le gusta tanto el fútbol que tuvo que dejar de verlo. Aquejado de artritis psoriásica, una dolencia crónica que causa la inflamación de las articulaciones, abandonó a los 23 años el equipo de Tercera División en el que jugaba: “Con la cabeza intentaba llegar al balón pero no me daban las piernas por la enfermedad. Salía llorando del campo”, relata. Muy afectado por no poder correr la banda y regatear, este aficionado del UD Las Palmas “con cualidades” sufría mucho cuando veía a otros futbolistas hacer en la tele lo que a él se le había negado en el campo. “Le cogí manía al fútbol. No podía verlo”, confiesa este albañil, que tiene una empresa de reformas con su hermano. La artritis psoriásica le provoca molestias en las rodillas y el entumecimiento de los dedos de las manos y de los pies. Le condiciona sus aficiones y su trabajo, su vida. “Estoy hecho un cuadro. Pero un cuadro de Picasso”, bromea. “No puedo hacer otra cosa que tomármelo con humor”, continúa.
El estado de salud de López se agrava o mejora por épocas. Recibe tratamiento y acude al reumatólogo cada tres meses para someterse a radiografías y análisis y comunicarle los nuevos dolores que haya experimentado. La artritis psoriásica y la psoriasis –y cualquier otra enfermedad inflamatoria inmunomediada (IMID)– se manifiestan por brotes, de forma inesperada. Ayer estabas bien y hoy no, y hay que acudir al médico. Mañana ya se verá. “Cuando te levantas de la cama no sabes cómo te vas a encontrar”, afirma López, que disfruta tanto haciendo deporte como arreglando aparatos electrónicos o el coche de su sobrino si le da algún fallo.
Las manos, en ocasiones doloridas, son su herramienta como lo fueron los pies cuando jugaba al fútbol. “Me levanto con ellas dormidas. Siempre tengo molestias hasta que entran en calor. Lo que mejor me va son duchas prolongadas con agua muy caliente”, asegura López, que también padece una psoriasis leve, manifestada en forma de placas en los codos. En ocasiones sufre un tirón mientras trabaja en la reforma de una casa y se ve obligado a parar y estirar. La enfermedad le obliga a realizar ejercicios y llevar unas rutinas marcadas.
López es uno de esos deportistas de vocación, a los que se le da bien cualquier actividad física. Los que solo una lesión o una enfermedad puede frenarlos. Y a veces ni eso. Años atrás, en un momento en el que la artritis psoriásica le había dado un respiro, corría ultramaratones de 100 kilómetros por la montaña. Participó en dos carreras en el Mont Blanc, en la sierra de Guadarrama y en Gran Canaria, que le llevó desde la playa de las Canteras en Las Palmas hasta Maspalomas, en el sur.
Un día le sobrevino un dolor fuerte en la rodilla y tuvo que abandonar. La enfermedad empeoró y se alejó un tiempo de la competición. En su mejor momento, la motivación le condujo a crear un blog llamado Los kilómetros de Ale, como le conocen sus amigos, donde registraba sus logros. “Quería animar a otros pacientes a que no se quedaran en el sillón, a que no llevaran una vida sedentaria”, afirma López, que se formó como técnico informático. La enfermedad, que padece entre el 0,3% y el 1% de la población, puede resultar incapacitante, pero López quería visibilizar la necesidad de practicar deporte. Cada paciente es diferente pero el mensaje se resume en moverse todo lo que se pueda. A veces lo que se pueda es solo caminar, que ya es mucho. “Me viene mejor nadar o montar en bici, pero lo que me gusta es correr”, revela.
Una nueva forma de abordar la enfermedad
La práctica de deporte acorde a las características de cada paciente y unos hábitos de vida saludables representados en la supresión del tabaco y la reducción de azúcar, grasas y alcohol ayudan a combatir las enfermedades inflamatorias. Pero más importante resulta un correcto tratamiento y una atención precoz. José Luis López Estebaranz, jefe de Dermatología del Hospital Universitario Fundación Alcorcón (Madrid), asegura que ha habido una progresión en el manejo de los pacientes de psoriasis y artritis psoriásica. “Algunos acuden a la consulta porque han oído hablar de nuevos avances. Los hay que estaban infratratados o que no se les había tratado nunca”, asegura en un llamamiento a acudir al médico. La atención primaria detecta el 25% de los nuevos casos, según Acción Psoriasis. Los dermatólogos, el 68%. Un millón de residentes en España padece psoriasis.
Pedro Zarco, jefe de Reumatología también del hospital de Alcorcón, señala otro gran cambio que ha propiciado que los pacientes estén cada vez mejor atendidos: “El tratamiento o abordaje integral, multidisciplinar o multisistémico”, apunta. Formas diferentes de describir las unidades existentes en algunos hospitales en las que varios especialistas pasan consulta a la vez a pacientes de psoriasis y artritis psoriásica. Estas enfermedades IMID acarrean dolencias secundarias como la diabetes, la hipertensión, la ansiedad o el aumento de peso. López Estebaranz señala que entre un 20% y un 25% de los pacientes de psoriasis desarrollan artritis psoriásica.
El éxito de las charlas grupales
La psoriasis se visibiliza en la piel y la artritis psoriásica puede provocar deformaciones en los huesos, pero tienen otras implicaciones que hay que tratar. “El futuro de estos pacientes ya es más halagüeño”, asegura el dermatólogo. Aparte de las consultas compartidas en las que se juntan un dermatólogo (para el tratamiento de la psoriasis), un reumatólogo (artritis psoriásica) y un enfermero (control del peso y hábitos de vida), el Hospital Universitario Fundación Alcorcón organiza charlas grupales para los pacientes. “Todavía no asisten muchos, pero es cuestión de tiempo”, afirma Zarco. “La sensación es muy buena y les ayuda a motivarse”, añade.
La motivación a la que alude se traduce en la práctica de ejercicio, la pérdida de peso o el inicio de una dieta adecuada. Cuidarse para cuidar su enfermedad. Nutricionistas, endocrinos, psicólogos, cardiólogos… participan en las charlas. Zarco cuenta que el hospital ha lanzado una app en la que se ofrecen vídeos explicativos para hacer ejercicio. El reumatólogo insiste no obstante en la necesidad de adaptarse a cada paciente. Existen unas pautas generales pero cada uno requiere de una atención personalizada.
López no toma alcohol –se ha aficionado a la cerveza 0,0–, rehúye los fritos y copa su dieta de verduras, platos de cuchara y ensaladas. Confiesa que en el desempeño de su profesión debería protegerse las articulaciones y extremidades como lo hacen los chavales que patinan, pero le cuesta ser disciplinado en esto. “Trabajaría como si fuera robocop”, bromea de nuevo el también fontanero y electricista, que tiene previsto mudarse de la isla de Gran Canaria a Lanzarote. “Cuando viva allí me voy a apuntar a un equipo de fútbol de veteranos”, afirma como quien piensa en alto.
—¿Estás ya en condiciones de volver a jugar?
—Son objetivos vitales que se marca uno. Necesito sentir que estoy de vuelta.