Oportunidades y desarrollo: cómo fortalecer el futuro
Hoy más que nunca, el conocimiento y el desarrollo profesional representan una inversión viva, inagotable y sustancial que nos abre las puertas a un nuevo horizonte de oportunidades. Encontrar esa preparación a la altura del mundo y nuestras necesidades es una ecuación ganadora a distintos niveles.
A lo largo de nuestra preparación educativa, con frecuencia se nos dice una máxima que relaciona el sentido y la importancia del ámbito educativo y académico frente a sus beneficios en el largo plazo: invierte en tu futuro. La frase, de buenas a primeras, resulta lógica, aunque difusa hasta cierto punto, en tanto no es sino hasta que se llega a la edad adulta cuando realmente esa “inversión” se torna mucho más evidente, provechosa y real.
Hay quienes consideran el final de su carrera universitaria como la culminación de un largo y sinuoso camino, pero suficiente, que prepara e incorpora de forma asertiva en el mundo laboral. Y si bien terminar una licenciatura o ingeniería, en esencia sí implica el cierre de un ciclo educativo esencial para poder acceder y competir en el mundo laboral, lo cierto es que el nivel de aptitudes, competencias, conocimientos y especializaciones que se requieren hoy en día son aún mucho mayores.
En este sentido, terminar una carrera es de algún modo el inicio de una lección que nunca termina y que siempre está en reconfiguración y ampliación constante. Sin embargo, esa actualización y preparación constante tiene en los posgrados uno de los terrenos más solventes, focalizados y profesionales en la actualidad, ya que encontrar una opción sólida que incorpore un programa con proyección y reconocimiento internacional, puntual, flexible y sobre todo de excelencia académica puede derivar en un sinfín de beneficios.
En contexto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que incluso más allá de que sólo el 17% de los mexicanos de entre 17 y 64 años logra tener estudios universitarios, únicamente el 1% de ellos posee una maestría y menos del 1%, un doctorado.
No sólo se trata de un robustecimiento de nuestro expertise, saber y hacer, sino que también hay un fortalecimiento de las habilidades y el profesionalismo, con ejemplos reales y completos, al tiempo que las relaciones profesionales se expanden de forma mucho más estratégica. Estudiar un posgrado es la puerta a destacar en y ampliar nuestras oportunidades laborales, al tiempo que nuestro prestigio como un especialista en ámbitos particulares se sigue construyendo y alimentando.
Las próximas décadas verán un mundo trabajando de forma mucho más interdisciplinaria, a nivel global y de forma mucho más especializada. Elegir un posgrado de calidad, flexible y a la altura de nuestras necesidades y objetivos profesionales es hoy más que nunca una inversión vital, congruente y estratégica.