Muchos esfuerzos, un objetivo: el futuro del planeta
Las urgencias ambientales del mundo contemporáneo claman por un trabajo integral y en conjunto por parte de todos los actores sociales, económicos y políticos para poder revertir los efectos negativos que afectan al planeta
Como nunca se había visto en la historia de la humanidad moderna, la mayoría de los análisis y proyecciones ambientales, que en algún momento fueron “a largo plazo” sobre el impacto y la huella imborrable del humano, en torno a su producción y consumo desmedidos, han llegado ya en la mayoría de los casos a ser una alerta roja y llamado urgente a la acción.
El planeta lleva varias décadas en condiciones de riesgo que claman por líneas contundentes de involucramiento por parte de todos y cada uno de los actores de la sociedad. De un llamado urgente a la declaratoria de emergencia climática, pasando por los cambios individuales de visión sobre el uso de nuestros recursos naturales y materiales, hasta la llegada de fuentes limpias de energía, alternativas híbridas de movilidad, entre muchas otras estrategias en pro de un mundo más habitable para las futuras generaciones. Es mucho lo que hay por hacer.
En este escenario son los ciudadanos, gobiernos, asociaciones y colectivos de cualquier tipo u objetivo, así como corporativos e incluso la banca misma quienes tienen la tarea de generar un diálogo y poner en marcha planes concretos de acción para reducir los riesgos ambientales.
Conducir el futuro
A principios de 2021, aún en estado de restricción al inicio de la más reciente crisis sanitaria, una de las principales alternativas de movilidad sostenible en la Ciudad de México, la bicicleta, registró un aumento de 221% contra el descenso del uso del transporte público en un 50%, lo cual representa también una reducción importante de emisiones contaminantes para el ambiente. Escenario al que se va sumando el uso cada vez mayor de los autos eléctricos, que representan el 2.5% de las ventas de autos en el mundo y el 1% del parque vehicular en México, e híbridos, con beneficios, estímulos fiscales y reducción de costos de mantenimiento en su uso.
Por otra parte, sectores vitales para la vida productiva y el desarrollo financiero de los países como la banca también han puesto su granito de arena. Un ejemplo puntual lo podemos encontrar en BBVA, uno de los punteros bancarios del país que se ha involucrado en diversas soluciones de vinculación y cooperación sostenible, tanto a nivel interno como de sus clientes mediante productos financieros, créditos, seguros y servicios puntuales en el ámbito verde.
No obstante, un planeta con un ADN de sostenibilidad ideal requiere un redoble de esfuerzos aún mayor por parte de todos, en cualquier ámbito de la vida y de forma constante. Se habla entonces de un trabajo continuo de reflexiones y acciones exhaustivas sobre nuestro papel como consumidores (alimentos, movilidad verde, tecnología, ropa, servicios); de un manejo inteligente y consciente del agua, los recursos naturales y los distintos ecosistemas que habitamos; de las fuentes de energía que empleamos y el uso que les estamos dando; de una economía mucho más circular, verde y eficiente para todos; de una movilidad híbrida más eficiente, segura y ecológica, así como de soluciones e ingenierías que promuevan la retribución de su esencia natural a los distintos ciclos de vida del planeta, con un solo objetivo: hacerlo más habitable.