Una noche de verano con Nicole Kidman
El domingo la actriz será la protagonista en el canal TCM en una nueva entrega de ‘Una vida en imágenes’
Nicole Kidman lleva más de tres décadas en la primera línea del mundo de la actuación. “No había nada en mi familia que me llevara a ser actriz”, dice. “No sé de dónde viene mi vocación, pero es como un tirón, como una llamada. Me proporciona una alegría enorme, pero también me da la oportunidad de comunicarme”. Nació en Honolulu, Hawái, en 1967, pero se crio en Sidney, Australia. Una de sus grandes aficiones de niña fue la lectura. “A mis padres les apasionaban las artes y me llevaban al teatro y a la ópera, a espectáculos...
Nicole Kidman lleva más de tres décadas en la primera línea del mundo de la actuación. “No había nada en mi familia que me llevara a ser actriz”, dice. “No sé de dónde viene mi vocación, pero es como un tirón, como una llamada. Me proporciona una alegría enorme, pero también me da la oportunidad de comunicarme”. Nació en Honolulu, Hawái, en 1967, pero se crio en Sidney, Australia. Una de sus grandes aficiones de niña fue la lectura. “A mis padres les apasionaban las artes y me llevaban al teatro y a la ópera, a espectáculos de ballet y de danza moderna. Empecé a devorar libros desde muy niña, en parte porque tenía la piel muy blanca y no me dejaban ir a la playa”, recuerda. “Gracias a la lectura, comenzó mi amor por los personajes y mi capacidad para entrar en su mente”.
El domingo 30 de agosto Nicole Kidman será la protagonista de una nueva entrega de Una vida en imágenes, el programa de entrevistas producido por la Academia Británica del Cine y la Televisión (BAFTA), y que en España emite en exclusiva el canal TCM. En la conversación que la actriz mantiene con la periodista y crítica de cine Francine Stock se repasa su trayectoria y se analiza cómo ha abordado sus papeles más importantes. Nicole Kidman debutó a los 16 años en una película navideña australiana titulada Bush Christmas. Luego, los espectadores anglosajones pudieron verla en varias series de televisión, como A Country Practice, Parada de postas o Vietnam, pero fue el éxito de Calma total, dirigida por Phillip Noyce en 1989, lo que propició su salto a Hollywood. “Nunca he tenido ningún plan. Sigo lo que me dice el corazón, pero a veces soy muy caprichosa y elijo hacer las cosas por puro capricho”, explica. En Estados Unidos se casó con Tom Cruise y fue cimentando su carrera gracias a películas como Todo por un sueño, de Gus Van Sant. “Recuerdo que, cuando me dieron el guion, me sentí como si estuviese de vuelta en Australia. Se parecía a los papeles que interpretaba durante mi adolescencia en la industria del cine australiana. Esa película fue como una corazonada”.
Poco a poco fueron llegando títulos tan relevantes como Retrato de una dama, Moulin Rouge o Las horas, por la que ganó el Oscar a la mejor actriz en 2003. “Creo que lo importante como actriz es no estar apegada a tu apariencia física. Nuestro trabajo es crear personajes, convertirnos en otras personas. Eso requiere no solo involucrarse emocional y físicamente, sino casi espiritualmente. Se tiene que dar una especie de movimiento hacia una metamorfosis total con respecto a quien eres”, explica en la entrevista. De su trabajo en Eyes Wide Shut, a las órdenes de Stanley Kubrick, recuerda que el famoso director siempre le decía: “No me coloques en un pedestal. Tan solo dame ideas. Te guiaba desde diferentes lados a diferentes lugares porque siempre daba diversas opciones. Yo tenía al mejor profesor y no me importaba si el rodaje de la película duraba cinco años. Me encantaba estar con él”.
En la conversación, la estrella cinematográfica también habla de su vida personal. “Tenía una vida artística increíble, pero no tenía un equilibrio. Conocía a Keith Urban, me enamoré y tomé un camino completamente diferente respecto a lo que quería hacer. Estaba muy sola, así que me propuse intentar conocer más a mi pareja. No puedes estar todo el rato trabajando por el mundo. Así que, desde ese momento, me centré más en mí misma. Me di cuenta de que necesitaba tener una vida más real”.
Al final de la conversación, los espectadores podrán disfrutar con uno de los mejores trabajos de Kidman: Reencarnación. Un filme que protagonizó en 2004 a las órdenes del director Jonathan Glazer, y en el que interpreta a una mujer que está convencida de que su marido muerto se ha reencarnado en un niño. “A veces haces películas porque hay historias que tienen que ser contadas. Hay una razón por la que existen, ya sea política o emocional. Creo completamente en el poder de la narración. Es el arte para cambiar el mundo”.