El Rey busca inversiones y contratos para España en Omán y Bahrein

Don Juan Carlos inicia el segundo viaje de su gira de 49.500 kilómetros por el Golfo Tres ministros y 15 empresarios acompañan al Monarca

El Rey, durante su visita a Kuwait, a mediados de abril.Foto: reuters_live | Vídeo: atlas

El Rey inicia este martes un viaje de cuatro días a Omán y Bahréin, el segundo de su gira por los seis países del llamado Consejo de Cooperación del Golfo con el objetivo de atraer inversiones y facilitar contratos para las empresas españolas. Acompañan a don Juan Carlos los ministros de Defensa (Pedro Morenés), Fomento, (Ana Pastor) e Industria (José Manuel Soria) así como los secretarios de Estado de Exteriores, Comercio e Infraestructuras y, como ...

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El Rey inicia este martes un viaje de cuatro días a Omán y Bahréin, el segundo de su gira por los seis países del llamado Consejo de Cooperación del Golfo con el objetivo de atraer inversiones y facilitar contratos para las empresas españolas. Acompañan a don Juan Carlos los ministros de Defensa (Pedro Morenés), Fomento, (Ana Pastor) e Industria (José Manuel Soria) así como los secretarios de Estado de Exteriores, Comercio e Infraestructuras y, como en su reciente viaje a Emiratos y Kuwait, una quincena de empresarios (ACS, FCC, Ferrovial, Indra, Navantia,Sacyr, Talgo... entre otras) que quieren aprovechar las buenas relaciones entre el Monarca y la familia real de ambos países para aumentar sus posibilidades de negocio en la zona. “El Rey no firma contratos, crea clima”, insistió el jefe de la Casa, Rafael Spottorno, el pasado 15 de abril en Kuwait.

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Con esta gira por el Golfo, el Gobierno quiere trasladar el mensaje de la recuperación económica española y generar confianza entre los opulentos dueños del petróleo. El Ministerio de Exteriores diseñó esta gira del Monarca, de 76 años, para que los seis países del Consejo de Cooperación del Golfo percibieran un trato homogéneo por parte de España.

Y La Zarzuela busca, por su parte, demostrar que don Juan Carlos ha dejado definitivamente atrás sus problemas de salud de los últimos años. Cuando regrese a Madrid, el próximo 2 de mayo, el Rey habrá hecho 29.036 kilómetros en 20 días, de los que 24.853 corresponden a la gira por el Golfo –tiene pendiente un viaje a Arabia Saudí este mes y otro a Qatar, que sumarán 24.596 kilómetros más- y el resto, a los desplazamientos a Palma, para la tradicional misa de Pascua, y a Roma, para reunirse, junto a la Reina, con el Papa Francisco y asistir a la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II.

En Omán, el Rey se reunirá con el sultán, Qaboos, en el poder desde 1970, cuando dio un golpe de Estado y depuso a su padre, enviado al exilio en Reino Unido. El sultán inició entonces una etapa de reformas y desarrollo de infraestructuras bautizada por la propaganda oficial como An-Nahda (el renacimiento). A finales de 2011, coincidiendo con las revueltas de la llamada primavera árabe, despertó en el país, de cerca de cuatro millones de habitantes (el 44% extranjeros) una ola de protestas con más reivindicaciones económicas que políticas. El sultán, que es jefe de Estado y de Gobierno, respondió con un aumento de salarios y mayor contratación pública.

En Mascate, la capital omaní, don Juan Carlos presidirá un encuentro empresarial y asistirá a la presentación del nuevo sistema de financiación para favorecer las inversiones extranjeras. Las empresas españolas están especialmente interesadas en contratos para construir líneas ferroviarias, desalinizadoras, la ampliación del puerto más importante del país, o la red de transporte público en la capital.

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En Bahréin, el Monarca se reunirá con el rey, Hamed Bin Issa Al Jalifa – el emirato se independizó en 1971 y se convirtió en una monarquía en 2002-, y presidirá un encuentro empresarial. Interesan a los empresarios españoles los contratos para ampliar el aeropuerto de la capital, la construcción de una red ferroviaria o un puente de 25 kilómetros sobre el mar. Bahrein, como Omán, quiere desarrollar su sector turístico y las autoridades han mostrado interés en la experiencia española.

También en Bahréin estalló en 2011 un movimiento de protestas protagonizado mayoritariamente por jóvenes chiíes que reclaman un Gobierno más representativo y se quejan de la discriminación en los empleos públicos por parte de la minoría suní, a la que pertenece la dinastía reinante. Las revueltas violentas, en las que se produjeron varias muertes, llevaron incluso a proclamar el estado de emergencia en marzo de 2011. El Gobierno bahrení promovió una comisión independiente para investigar los hechos. Las tímidas reformas legislativas no han contentado a los opositores. El príncipe heredero anunció el pasado enero el relanzamiento del llamado Diálogo Nacional, un proceso en el que participan las principales fuerzas de la oposición.

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