Análisis

La campaña, alejada de la realidad

Claves de la campaña de las elecciones autonómicas vascas, las primeras sin violencia de ETA

La campaña vasca está alejada de la realidad. La cuestión, la crisis, carece de concreciones porque el margen de los políticos vascos es escaso. La consolidación del fin de ETA, la otra cuestión, está fuera de la campaña porque todos temen un tropiezo electoral con ella. Y el socorrido debate de la independencia apenas interesa. Estas son las claves de la campaña:

Rajoy, Basagoiti y López no pensaron hace un año que en octubre de 2012 pronunciarían un mitin en la Parte Vieja donostiarra, zona desaconsejada hasta hace muy poco por los servicios de seguridad por el riesgo de enfrentamient...

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La campaña vasca está alejada de la realidad. La cuestión, la crisis, carece de concreciones porque el margen de los políticos vascos es escaso. La consolidación del fin de ETA, la otra cuestión, está fuera de la campaña porque todos temen un tropiezo electoral con ella. Y el socorrido debate de la independencia apenas interesa. Estas son las claves de la campaña:

  •  Recuperar la libertad

Rajoy, Basagoiti y López no pensaron hace un año que en octubre de 2012 pronunciarían un mitin en la Parte Vieja donostiarra, zona desaconsejada hasta hace muy poco por los servicios de seguridad por el riesgo de enfrentamientos con el brazo político de ETA. Es el mejor símbolo de la recuperación de la libertad, en la ciudad que tiene el récord de asesinatos terroristas.

  • Contribuir a la normalidad

La candidata de Bildu-EH, Laura Mintegi, tras asegurar que ETA no volverá a matar, acude por vez primera al diario El Correo, a entrevistarse con el equipo directivo de un grupo acosado por la banda y del que uno de sus directivos, Santiago Oleaga, de El Diario Vasco, fue asesinado hace una década. Es una contribución a la normalidad.

  • Regreso de la mayoría nacionalista
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Los sondeos dan una amplia mayoría nacionalista, similar a la de 1990, con el PNV en cabeza, seguido de EH-Bildu. La normalidad, con el regreso de la izquierda abertzale a las instituciones, previa condena de la violencia de ETA, favorece al nacionalismo. López, apoyado por el PP, ha gobernado moderadamente. Ha erradicado el debate identitario y ha contribuido al fin de ETA. Pero no ha bastado. Enfrente ha tenido a Urkullu que, vacunado con la experiencia de Ibarretxe, ha moderado el discurso del PNV y, con ello, ha recuperado la centralidad. EH-Bildu, pese a la sensación de injusticia de partidos y víctimas, recoge el premio de contribuir al fin de ETA en su último tramo y se beneficia electoralmente de decisiones jurídico-políticas como la continuidad de Otegi en prisión.

  • Política de alianzas

Si se confirma que gana Urkullu, todo apunta a que gobernará en solitario con pactos puntuales. No le interesa un pacto estable con Bildu-EH ni con el PSE. El primero, que tuvo un precedente desastroso en 1998, le alejaría de la recobrada centralidad. El segundo lo desean una mayoría de vascos, según las encuestas, pero las relaciones de Urkullu con López se deterioraron gravemente desde que el PSE y PP pactaron contra Ibarretxe en 2009.

  • El soberanismo irrumpe

El debate catalán condiciona la campaña al introducir el independentismo, que no estaba en el guión porque no preocupa a los vascos. Sólo un 17% se pronuncia por la independencia, a diferencia de Cataluña. Ha polarizado el debate y ha beneficiado al PP al tapar su agujero, la gestión de la crisis del Gobierno de Rajoy.

  • El pobre debate económico

La economía tiene amplia presencia porque la crisis se agrava en Euskadi al entrar en recesión los países importadores de las empresas vascas. Pero es un debate sin concreciones porque la solución a los problemas es global. El margen de maniobra vasco es muy reducido.

  • El inexistente debate sobre el fin de ETA

Es clave para los vascos y será crucial tras las elecciones. Un 49% opina que el fin de ETA es irreversible frente al 18%; un 54% está por el acercamiento de presos de ETA frente al 13%. Pero no está en la campaña porque los partidos le tienen miedo. El PP está dividido sobre el tema. El PSE cree que fue lejos en el diálogo con ETA. El PNV tardó en reconocer a las víctimas y la izquierda abertzale no ha pedido perdón por haber sido el brazo político de ETA.

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