Análisis

Guipúzcoa, pendiente del PNV

La solución al jeroglífico se juega al mismo tiempo en la capital donostiarra, Vitoria y Madrid

Mientras metaboliza la hiriente derrota ante Bildu en un territorio tan abertzale como Guipúzcoa, el soberanista Joseba Egibar idea cómo evitar que la representatividad del PNV quede reducida a cinco pequeños ayuntamientos. Pero lo tiene muy difícil porque la solución al jeroglífico en el que se han convertido los pactos en Euskadi tras el 22-M se juega al mismo tiempo en San Sebastián, Vitoria y Madrid.

El objetivo existencial de los nacionalistas es mantener su actual poder en las Diputaciones de Guipúzcoa y Álava con el menor desgaste posible. Y para ello, como mínimo, neces...

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Mientras metaboliza la hiriente derrota ante Bildu en un territorio tan abertzale como Guipúzcoa, el soberanista Joseba Egibar idea cómo evitar que la representatividad del PNV quede reducida a cinco pequeños ayuntamientos. Pero lo tiene muy difícil porque la solución al jeroglífico en el que se han convertido los pactos en Euskadi tras el 22-M se juega al mismo tiempo en San Sebastián, Vitoria y Madrid.

El objetivo existencial de los nacionalistas es mantener su actual poder en las Diputaciones de Guipúzcoa y Álava con el menor desgaste posible. Y para ello, como mínimo, necesita del apoyo del PSE-EE. Sin embargo, los socialistas, camino de quedarse reducidos a un Gobierno vasco en coalición con el PP tras sus pésimos resultados del pasado domingo, quieren endurecer el acuerdo y buscan desesperadamente conservar la alcaldía de San Sebastián. A tal punto llega su exasperación que no han dudado en amortizar a Odón Elorza para así engrasar las negociaciones que impidan gobernar a Bildu, la fuerza más votada. Con este gesto, el PSE-EE ya ha aceptado la primera condición impuesta por el PNV. Pero no es suficiente: necesitarían de los votos del PP. Es ahí donde el vértigo acecha a los nacionalistas. Después de toda una campaña apelando a la unidad del voto abertzale resultaría difícil de explicar que has necesitado del voto de los populares para impedir la alcaldía de Bildu. Así las cosas, a medida que pasan las horas, el médico Juan Carlos Izaguirre ve más cerca la alcaldía.

El objetivo existencial de los nacionalistas es mantener su actual poder en las Diputaciones de Guipúzcoa y Álava

Por si faltaran ingredientes para sazonar la polémica, llega Jesús Eguiguren y pide al lehendakari, Patxi López, que el PSE tiene que acercarse al PNV porque esa unión es sinónimo de estabilidad en el País Vasco como ya quedó demostrado con los gobiernos de José Antonio Ardanza. Una exigencia que coincide con la actual pretensión de Iñigo Urkullu de alcanzar un pacto de largo alcance con Rodríguez Zapatero tanto en Madrid como en Euskadi, que permita, de paso, resolver las mayorías absolutas. Sin embargo, sabedores de que es muy factible a última hora el acuerdo entre PNV y PSE, Bildu ha movido ficha con intencionada rapidez. Así, en Álava ofrecen sus votos al PNV para que se quede con la Diputación y deje sin valor el triunfo del PP en este territorio. En el caso de que lo aceptara, el propio decoro político complicaría las posibilidades de que el PNV vetara a los abertzales en Guipúzcoa.

Llegados a este escenario, Egibar ve muy difícil, y con razón, su objetivo. Por supuesto que lo va a intentar, pero su decisión estará supeditada al contexto vasco. No sería descabellado que para evitar jirones ideológicos, el PNV se quedara con la Diputación de Álava gracias a Bildu y aceptara ir a la oposición en la de Guipúzcoa y así mantener desde aquí un inflexible control sobre Bildu, acompañado del recuerdo permanente de una posible moción de censura.

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