La música electrónica y la cocaína rosa se mezclan en las teorías sobre la muerte de B-King y Regio Clown en México
El círculo cercano del cantante colombiano Bayron Sánchez, cuyos restos serán repatriados el 30 de septiembre, menciona una presunta vinculación de su compatriota DJ en el menudeo de drogas en Ciudad de México
El cantante colombiano Bayron Sánchez, más conocido como B-King, veía su viaje a México como la oportunidad para relanzar su carrera tras un recorrido con altibajos por el género urbano del reguetón. Fue su compatriota, el DJ originario de Cali, Jorge Luis Herrera —Regio Clown, por su nombre artístico—, quien lo invitó para que viajara desde Medellín y lo acompañase el pasado 14 de septiembre en el evento “Sin Censura. Independence Day”. Dos días después, sucedió la tragedia. Tras estar una semana desaparecidos, ambos fueron hallados desmembrados el 22 de septiembre en el Estado de México. El caso ha dejado un rastro de especulación sobre lo que ocurrió en el doble asesinato de los artistas y si está implicado el crimen organizado. El último hilo apunta a un vínculo entre la escena de la música electrónica y el narcomenudeo de tusi, una droga de lujo más popularmente conocida como cocaína rosada.
En un video que circula en redes, B-King se miraba al espejo y se arengaba en vísperas de su presentación en Ciudad de México. “Esta es la noche. El primer concierto en México. Vamos a romper. Vamos con todo en nombre de Jesús de los Ejércitos”, se le escucha en la grabación. Una persona dentro de la fiesta afirmó que se los veía felices al terminar la presentación: “Era un chico lindo [Sánchez] con muchas ganas de crecer en la música, al igual que Regio”.
Una advertencia a Regio Clown
Para el círculo cercano de amigos de B-King en Medellín, el cantante murió porque “estaba en el lugar equivocado”. Así lo cuenta, en entrevista con EL PAÍS, Daniel Moreno, conocido como DJ Pimo, quien fue amigo de Sánchez desde la adolescencia. Este mezclaba música para él cuando empezó su inquietud musical hace unos 17 años, aproximadamente. “Hacíamos los ensayos en mi casa. Íbamos a los colegios, a las emisoras, haciendo promoción. Eso fue a la par de Maluma. O sea, cantaba Maluma y cantábamos nosotros”. Luego, su carrera se frenó por un tiempo, porque se acabó el patrocinio, cuenta Moreno.
La teoría de los amigos del músico apunta a Regio Clown. Dicen no conocerlo, y apenas saben de él por lo que se cuenta en los medios de comunicación. Sin embargo, Moreno relata que la información que tienen, sobre la que aún no hay ninguna prueba judicial, es que Regio Clown también vendía tusi, una droga sintética conocida como cocaína rosa, que se ha vuelto especialmente popular en los remates o en las fiestas de música electrónica. “Ya a él [Regio Clown] le habían hecho una advertencia de no vender en la zona de Polanco, en ciertos lugares, que eso lo manejan las mafias mexicanas, y parece que el hombre hizo caso omiso”. Para su entorno, probablemente se trató de una retaliación hacia el caleño, con la mala suerte de que B-King también estaba allí.
Según versiones, el último registro que se tiene de los dos músicos fue en un gimnasio de la cadena SmartFit, el 16 de septiembre, ubicado en la adinerada colonia Polanco, en Ciudad de México. De acuerdo con la fiscal capitalina, Bertha María Alcalde, B-King y Regio Clown no fueron raptados, como se creía, sino partieron hacia el Estado de México por su propia voluntad. “Llegó la FM [Familia Michoacana, una organización criminal], esto va para todos los chapulines, encargados y vendedores, vamos por todo”, decía en la narcomanta encontrada cerca los cuerpos, que yacían en un camino cercano a la carretera entre Ciudad de México y Cuautla, en el Estado de México.
El nombre tusi proviene del acrónimo anglosajón 2C-B (en inglés, tusibi), nombre adoptado por los traficantes de drogas para denominar a esta droga de forma errónea como la cocaína rosada. Es en realidad un derivado de las anfetaminas. Su composición es variable y generalmente incluye una mezcla de ketamina con otros compuestos sintéticos, además de colorante rosa de alimentos para obtener su coloración.
David Saucedo, especialista en seguridad, menciona que se trata de una droga de élite que se consume entre deportistas de alto rendimiento y en el mundo de la farándula. Explica que no es una droga que se venda, distribuya ni que se consuma masivamente. Especifica que es una sustancia ilegal de tipo minorista y que nada más el Cartel de Sinaloa se dedica a su comercialización. Se calcula que su precio en la calle puede oscilar alrededor de los 1.000 pesos mexicanos por 100 gramos.
En todo caso, señala el experto, es muy difícil saber con precisión cuáles son los grupos que se dedican a la comercialización de tusi en la capital. “Esas drogas solo se encuentran en la Zona Rosa [conocida por su vida nocturna en la capital mexicana], en Polanco, en Jardines del Pedregal [colonia residencial de clase alta] y en universidades privadas. Yo tengo conocimiento que solo la Unión Tepito y La Chokisa [dos células delictivas en la capital] venden ese producto”, comenta.
Moreno explica que también es usual que se consuma en Colombia, en la escena de la guaracha, un género musical surgido en Medellín, similar al reguetón, pero con un ritmo más acelerado que se combina con la electrónica. Entre sus principales representantes está Fumaratto, quien también se presentó en México el 14 de septiembre, en la misma fiesta en la que actuaron por última vez B-King y Regio Clown. “En la mayoría de fiestas electrónicas, el tusi es como la competencia del perico [cocaína], y esas [el tusi] son puras drogas sintéticas. Es un cóctel de drogas que tiene a la gente de Medellín llevada del carajo”, detalla el DJ colombiano.
“Tengo miedo y temo por mi vida”
Juan Camilo Gallego, manager de B-King, ha permanecido en la capital desde el 11 de septiembre y fue quien hizo la denuncia en la Fiscalía de Ciudad de México sobre la desaparición de los artistas. Este ha guardado un perfil bajo desde el hallazgo de los cuerpos sin vida de quienes llamaba sus amigos. Con tono acelerado, ansioso y temeroso, le dijo a EL PAÍS que no cuenta con seguridad, ya que las autoridades a cargo del caso se la han negado.
“No me dejan salir del país porque tengo que darles declaraciones adicionales. Fuera de eso, no me dan protección ni nada, sabiendo todo lo que está pasando. Tengo miedo y temo por mi vida. Ya mataron a mis dos amigos”, ha afirmado este jueves.
Gallego ha dicho que aún mantiene el contacto con la familia de Sánchez, ya que fueron su hermana y madre las que le aconsejaron que busque ayuda en la Embajada de Colombia en México. Cuenta que ellas ya se fueron del país y que Sánchez será repatriado el próximo martes. Sobre Herrera, dice que aún no ha sido reconocido por su familia porque no han podido llegar a la capital mexicana.
Este diario intentó contactar con el Consulado de Colombia en México hasta la publicación de este artículo para obtener un comentario, pero no obtuvo respuesta.