Jimena Montemayor, cineasta: “Truncar un proceso de duelo ante una desaparición es un acto de represión”
La directora rescata en ‘Mujeres del Alba’, una adaptación de las novelas de su padre, el escritor Carlos Montemayor, la participación femenina en el ‘Asalto al cuartel de Madera’, considerado como el primer caso de insurrección guerrillera de gran impacto en México
Jimena Montemayor se vio enfrentada ante una promesa, un compromiso y una responsabilidad a la hora de asumir la filmación de su última película. Se disponía comenzar a filmar Mujeres del alba, una adaptación de los libros de su padre —Las armas del alba y Las mujeres del alba—, el fallecido escritor e historiador mexicano Carlos Montemayor, a quien le prometió que, si nadie hacía una película sobre al...
Jimena Montemayor se vio enfrentada ante una promesa, un compromiso y una responsabilidad a la hora de asumir la filmación de su última película. Se disponía comenzar a filmar Mujeres del alba, una adaptación de los libros de su padre —Las armas del alba y Las mujeres del alba—, el fallecido escritor e historiador mexicano Carlos Montemayor, a quien le prometió que, si nadie hacía una película sobre alguna de sus obras, ella asumiría el desafío. Durante la primera semana de rodaje, descubrió que estaba embarazada. Mientras subía y bajaba montañas en la sierra de Puebla y Tlaxcala, aceptó la responsabilidad de continuar con esta titánica tarea de contar el Asalto al cuartel de Madera, en Chihuahua, considerado como el primer caso de insurrección guerrillera de gran impacto en México, sucedido el 23 de septiembre de 1965.
Dos años después de haber realizado su recorrido por festivales como el de Guadalajara y el de Guanajuato, en su cuarto largometraje —ya disponible en la cartelera nacional—, Montemayor (Salamanca, Guanajuato; 42 años) rescata, a través de la obra de su padre y de los testimonios que pudo recoger de algunas de las participantes en el asalto, a las mujeres, a las niñas y la naturaleza que son el testigo y fuerza que mantiene con amor y resistencia los lazos de vida de quienes luchan.
Pregunta. ¿Hasta qué punto respetó las obras de su padre y qué libertades se tomó al momento de trabajar con el material de origen?
Respuesta. De lo más difícil de la escritura fue como hacer las paces en que no le iba a ser completamente fiel, ni a lo real, ni a la obra. Y cuando de alguna manera pude estar en paz con eso, y hacer lo que necesitaba en la película, fue como poder liberarlo. Siento que al final con las películas y con la historia nunca terminas de escribirlas. En la parte de escritura, poder acceder a las grabaciones de mi padre y poder hacer mis propias entrevistas con las personajas, con las mujeres, pude ver qué partes eran ficcionadas de la novela y entender su proceso creativo. Eso a mí me dio como una especie de libertad para buscar mis propios puentes. Siento que fue como un guiño, como de escritor a escritora.
P. En la película vemos la mirada femenina a este conflicto desde la niñez y adultez de estas mujeres. ¿Cómo planteó el abordaje desde estas distintas perspectivas?
R. En Mujeres del alba siento que uso la guerrilla también para hablar de la maternidad. No recuerdo en qué punto, quizá cerca a la producción, me doy cuenta que uno de los temas más grandes que estoy tratando es la maternidad. Y hacer este espejo entre la naturaleza y la gran madre de la creación que al final es la defensa del territorio y cómo sufren tal vez un mismo sistema, que se cree que están para servir al hombre y al capital. Crecí con muy pocas representaciones de lo que era ser mujer, o eran las caricaturas donde había una sola mujer y diez pitufos o de pronto te mostraban a una mujer prácticamente enamorada siempre en búsqueda de dos hombres. En Mujeres del alba quería narrar todas estas distintas maneras de ser mujer, de ser niña, de ser joven y cómo todas podían reaccionar de manera distinta a un evento, había quienes lo abrazaban, quienes se cuestionaban, se valía estar enojadas, tener miedo, no querer estar ahí, pero eventualmente tener que ayudar. En la historia a veces ni siquiera se menciona esas maneras de poder ser mujer.
P. En la historia oficial, las mujeres son casi siempre puestas a un lado u olvidadas. ¿Por qué es importante seguir reivindicando el papel de la mujer, especialmente en lo que son las luchas y acontecimientos históricos?
R. Sí, siento que nos han enseñado que solo hay una manera de luchar, ya sea a través de las armas o de la forma más violenta. Siento que hay muchas maneras de luchar, desde la educación, con el amor, con la contención. Al final las mujeres siempre han y siempre hemos estado en todos los conflictos. Por ejemplo, en la Revolución, se hablaba de las Adelitas, como que estas mujeres que agarraron las armas, pero las que no lo hicieron también estaban luchando y es bien importante darles espacio.
Me acuerdo que uno de los guerrilleros me dijo ‘oye, ¿cuándo vas a hacer la historia de los hombres? Es que también es bien importante’. Le digo, claro que es importante, pero le dije, imagínate, estás sin armas en tu casa con tus hijos, no sabes dónde te van a pegar o cuándo te van a atacar, si a ti o a tus hijos. A la par tienes que seguir manteniendo como una cotidianidad, porque no puedes estar todo el tiempo asustando a tus hijos y tienen que seguir en la escuela, y hay que seguir cocinando, maternando. ¿Qué lugar está más difícil sin restar importancia a lo que sucedía afuera? Ya me dijo, ‘¡ah, no, olvídalo. No dije nada’. Entonces, pensé que es bien importante ponernos en esa situación, porque no lo hemos visto tanto.
P. El duelo es también una constante en la película. ¿Cómo fue abordar este proceso?
R. Lo que es interesante y que le pasa a estas mujeres, es que políticamente si tú no permites que las familias tengan un duelo, que es bien sanador si logras atravesarlo, al momento de no darles como todos los procesos a estas mujeres con sus seres queridos, les quitas la fuerza y debilitas el espíritu de las familias. Por eso es tan duro y tan usual, como sucede actualmente, truncar un proceso de duelo ante una desaparición, que no puedan consumarlo, es un acto de represión muy fuerte y siento que esto representa a una gran cantidad de mujeres en nuestro país que están buscando a sus hijos e hijas.
P. ¿Encuentra paralelismos entre la búsqueda y lucha por los derechos humanos de las mujeres de la película en ese contexto respecto al actual?
R. Totalmente. Sí siento que ellas fueron como las primeras madres buscadoras de hijos desaparecidos por el Estado. Al desaparecer y no entregar cuerpos, es como quebrar un espíritu y si tienen el espíritu roto, es más difícil que luchen, pero justo esta fuerza y contención que generan juntas las empuja adelante a pesar de todo. Es terrible que esta película toque temas de pronto tan actuales en la misma defensa del territorio. Antes era mineras gringas, ahora son mineras canadiences. Ahora es fracking, o sea siguen siendo los mismos personajes, pero con otros nombres.