El cempasúchil: historia, usos y simbolismo de la flor que guía a los difuntos en su regreso a casa

La flor del Día de Muertos es un elemento fundamental de las ofrendas y se cree que representa un puente entre los vivos y los ancestros

Flor de cempasúchil que han sembrado en el interior de la FES Cuautitlán, el 30 de octubre de 2024.Elisa Villa Román

Ha llegado la época en que los hogares y panteones se pintan del color de cempasúchil, un elemento indispensable en el altar de muertos. La flor de cempasúchil (Tagetes erecta) es vistosa y aromática, de tonalidades amarillas, anaranjadas y rojizas. Es el icono de la celebración a los difuntos y sus usos datan de la época prehispánica, cuando se empleaba en ceremonias, rituales y remedios. La tradición en torno a la flor ha sido bien documentada y en la actualidad se llevan a cabo investigaciones para aprovechar sus componentes en la industria y en el campo de la medicina. La flor de los difuntos está llena de bondades. La flor de los mil usos es el icono del Día de Muertos.

Origen y significado de la flor de cempasúchil

La palabra cempasúchil se compone de las palabras en náhuatl cempoalli —que quiere decir ‘veinte’ o ‘muchos’—, y xóchitl, que significa ‘flor’. En la época prehispánica, el vocablo se usaba de manera genérica para referirse a estas flores de vistosas y coloridas tonalidades en amarillo, rojo y anaranjado.

Si bien el cempasúchil es originario de la región central de México, distintas culturas le han puesto nombre en diversas lenguas. Por ejemplo, aún hoy en algunas regiones de Morelos, Puebla y Estado de México, la flor es conocida como clemole, copalxuitl y moixóchitl. Déborah Holtz Cimet dice en su libro 02.11 Día de Muertos (Trilce Ediciones) que el cempasúchil tiene más nombres que la deidad de la lluvia:

  • En maya, llaman a la flor x’pujuk
  • En mixteco, ita-cuaan
  • En otomí, jondrí
  • En zoque, musajyó
  • En huave, piid mbaj
  • En purépecha, apátsicua
  • En huasteco, caxyhuitz
  • En mixe, majk’py
  • Y en totonaco, kalhpu’xa’m

Los pueblos mesoamericanos usaban flores de cempasúchil en entierros y ofrendas, pues se creía que los pétalos almacenaban la luz y el calor del sol para iluminar el camino de regreso de las almas. En pocas palabras, la flor representa un puente que conecta a los vivos con sus ancestros.

Una antigua leyenda cuenta que la flor de cempasúchil nació del amor de dos jóvenes. Huitzilin y Xóchitl, dos enamorados, subían cada día a la montaña dedicada al dios del Sol, Tonatiuh, y le ofrendaban ramos de flores. Sin embargo, Huitzilin murió en combate y la joven Xóchitl, devastada, pidió a Tonatiuh que la uniera con su amado y la deidad la transformó en una flor.

La flor se mantuvo cerrada, hasta que un día, del botón salieron los pétalos de color amarillo intenso cuando un colibrí se posó sobre ella: era Huitzilin reencarnado en ave, y ahora estaba unido a Xóchitl en la eternidad. Según el mandato de Tonatiuh, mientras exista la flor de cempasúchil y haya colibríes en los campos, el amor de los jóvenes perdurará por siempre.

José Luis Sánchez Millán, investigador de la UNAM, señala una plantación del cempasúchil que han sembrado en el interior de la FES Cuautitlán, el 30 de octubre de 2024.Elisa Villa Román

Los usos del cempasúchil más allá del Día de Muertos

La flor cempasúchil tiene una variedad de usos que van más allá de lo ornamental en el Día de Muertos. El cempasúchil es conocido por sus propiedades antioxidantes, como pigmento natural de alimentos —como el huevo y el pollo—, y se puede usar como insecticida o repelente de insectos, saborizante o para la perfumería.

Las propiedades de la flor se conocen desde la época prehispánica cuando era usada con fines medicinales y ornamentales. En Historia general de las cosas de la Nueva España, Fray Bernardino de Sahagún hace una descripción de la planta, de su buen aroma y de su cultivo. Luego, en Historia de las Plantas de la Nueva España el médico Francisco Hernández enumera las múltiples propiedades médicas del cempasúchil tras una exploración por el territorio mexicano entre 1571 y 1576:

“[El cempasúchil] tiene virtud resolutiva y aperitiva; el jugo de las hojas tomado o las mismas hojas machacadas y tomadas con agua o con vino atemperan el estómago frío, provocan las reglas, la orina y el sudor, alejan los fríos de las intermitentes untadas un poco antes del acceso, quitan la flatulencia, excitan el apetito venéreo, curan la debilidad que proviene de destemplanza fría del hígado, abren las vías obstruidas, aflojan los miembros contraídos, alivian la hidropesía, provocan vómito tomadas con agua tibia, y curan los fríos de las fiebres“, señala el texto.

A pesar de las bien documentadas bondades del cempasúchil, y de que México es el centro mundial de origen de la especie, el país dejó de producirla para su uso industrial en el año 2000. José Luis Sánchez Millán, investigador de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, perteneciente a la UNAM, lidera una investigación sobre el aprovechamiento de los pigmentos del cempasúchil en el ámbito industrial, un campo actualmente dominado por China.

“Como se ha desmantelado toda la industria [en México], hay que empezar a rearmarla ‘de a pedacitos’. Una parte es por la generación de variedades de alto rendimiento, pero no solamente eso, sino que también sea apta para la cosecha mecanizada. Estamos colaborando para generar una variedad de la flor de porte bajo para su cosecha con máquina. Ahí sí le podemos dar un ’tú por tú‘ a los chinos”, dice mientras apunta con el dedo a una plantación de cempasúchil que él y su equipo han sembrado en los terrenos de la universidad.

Sánchez Millán explica que en México se hace investigación científica, pero la falta de apoyo gubernamental ha frenado los intentos de impulsar la industria del cempasúchil con el apoyo de la ciencia. Lo más lamentable, asevera, es el desaprovechamiento de los pigmentos ricos en carotenoides que le dan el característico color anaranjado a la flor, que además pueden ayudar a la producción de fármacos gracias a sus propiedades anticancerígenas.

“México ya no produce ni un gramo de este pigmento porque se le compra en su mayoría a China. La falta de desarrollo tecnológico, de inversión y el bajo costo de la mano de obra hicieron que las empresas que en México se dedicaban a esta actividad se fueran a sembrar a China”, dice el investigador.

Elsa Gutiérrez Cortez, también investigadora de la FES Cuautitlán, amplía la idea de que los carotenoides que posee la flor tienen una función más allá de aportar su característico color. Sus funciones antioxidantes, señala, pueden prevenir enfermedades como el cáncer si se consumen adecuadamente. “Al cempasúchil lo asocian siempre con los altares. Sin embargo, las flores solo se usan los días 1 y 2 de noviembre y luego se desechan, cuando tiene importantes propiedades”.

Durante una ponencia científica, la investigadora explica que la flor puede ser usada en los alimentos después de recoger los altares del Día de Muertos. Gutiérrez Cortez es parte del equipo que investiga las aplicaciones de la planta más allá de lo ornamental. Ella añade que además de los usos industriales del pigmento, la flor es tan versátil que se puede aprovechar incluso en la elaboración de alimentos en los hogares.

“Solo nos acordamos del cempasúchil en estas fechas, cuando en realidad estamos comiendo pigmento chino. Hace falta resolver la cosecha mecanizada y los sistemas de extracción en México”, concluyen los investigadores.

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