Los casos de dengue se quintuplican en México

En las primeras siete semanas de 2024 los afectados son 5.439, cuando en ese mismo período del año pasado no llegaban a 1.000. Guerrero es el Estado más afectado

Un trabajador del municipio, fumiga un parque de Quintana Roo.Elizabeth Ruiz (Cuartoscuro)

La epidemia de dengue en México no tiene freno. Los últimos datos de la Secretaría de Salud reflejan que los afectados por esta enfermedad en las primeras siete semanas de 2024 son ya 5.439, cinco veces más que en ese mismo período del año pasado, cuando eran 958. El Estado más afectado es Guerrero, que acumula ya 2.071 casos tras el impacto del huracán Otis; le siguen Tabasco con 961 y Quintana Roo con 428. El año pasado, 203 personas murieron por...

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La epidemia de dengue en México no tiene freno. Los últimos datos de la Secretaría de Salud reflejan que los afectados por esta enfermedad en las primeras siete semanas de 2024 son ya 5.439, cinco veces más que en ese mismo período del año pasado, cuando eran 958. El Estado más afectado es Guerrero, que acumula ya 2.071 casos tras el impacto del huracán Otis; le siguen Tabasco con 961 y Quintana Roo con 428. El año pasado, 203 personas murieron por la picadura del mosquito aedes aegypti en México, en medio de la peor crisis de dengue de la historia del continente americano.

La Secretaría de Salud publica cada semana el avance de la epidemia en el país. Los últimos resultados, que incluyen hasta el 19 de febrero, muestran que la mitad de los 5.439 afectados presentan un dengue con signos de alarma y dengue grave. Además, la mayoría de estos casos más peligrosos se están registrando en niños de cinco a 14 años. Además, los casos probables, según la dependencia federal, ascienden a 26.500, un tercio de los cuales están localizados en Guerrero. Todavía no se ha registrado ningún fallecido.

El crecimiento de esta enfermedad en México, que ha pasado de 12.670 casos y 53 fallecidos en 2022, a 54.406 y 203 muertos en 2023, no es exclusivo del país. El dengue está desangrando América. El continente no había registrado nunca cifras tan altas como las del 2023, con 4,1 millones de contagios y 2.049 fallecidos, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Los brotes están activos en 15 países y países como Argentina se han enfrentado a la crisis más letal de su historia, y hay récord de casos en Bolivia o Brasil. Detrás de esta emergencia sanitaria está el aedes aegypti, un mosquito extremadamente hábil para adaptarse al ser humano.

Este insecto vive en el agua estancada, preferiblemente limpia, y suele formar criaderos en pozos, macetas o recipientes en los que se queda el agua tras el riego o la lluvia. El mosquito, que tiene unas reconocibles patas blanquinegras, se ensaña con los adultos mayores y especialmente con los niños, casi el 50% de los enfermos de sus picaduras tiene menos de 18 años. El cambio climático y el ascenso de las temperaturas está provocando que cada vez se adapte más y mejor a nuevos lugares.

El aedes transmite los llamados arbovirus, el dengue, el zika y la chikungunya. Algunos países, como Brasil, que en lo que va de año cuenta con más de 530.000 casos y 90 fallecidos —los peores datos en 40 años—, han optado por probar una vacuna en la sanidad pública. Otros, como Honduras o Colombia, han apostado por evitar la picadura con la enfermedad, por ejemplo con el llamado método wolbachia, que consiste en liberar aedes modificados con la bacteria wolbachia, incapaces de transmitir el dengue, para que se reproduzcan con la población local y terminen por reemplazarla. Esta práctica a largo plazo permitió declarar a Australia libre de dengue o bajar la incidencia un 77% en Indonesia.

‘Otis’ y el dengue

Los últimos datos de la Secretaría de Salud ponen cifras exactas a las advertencias de hace meses de los epidemiólogos. En los primeros minutos del 25 de octubre de 2023, un huracán arrasó Acapulco. Otis había alcanzado la escala de huracán hacía apenas 12 horas, pero entro en la llamada perla del Pacífico como categoría 5, con vientos de 250 kilómetros por hora. La destrucción del fenómeno y la lenta respuesta del Gobierno provocó que durante días la población de uno de los principales destinos turísticos de México estuviera sin agua, comida ni electricidad. Ahí saltaron las primeras alarmas: “Después de Otis viene el dengue y la hepatitis”, dijo a EL PAÍS Sofía Sánchez Piña, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La experta avisaba de que podían subir hasta 100 los casos diarios, porque el huracán movió mucha agua dulce y provocó la acumulación de líquido en los llamados repositorios, que el mosquito los utiliza para poner sus huevos.

Ahora esos avisos están reflejados en los registros oficiales. Mientras el 23 de octubre, dos días antes del huracán, Guerrero estaba en el séptimo puesto en casos de dengue en el país, con 1.789 afectados y siete fallecidos, a final de 2023 ya había escalado a la quinta posición con 4.181 afectados y 14 muertos. El pico se ha alcanzado ahora, cuando el Estado tiene 2.071 casos (a estas alturas del año pasado tenía 42), de los cuales la mayoría está en Acapulco. La ciudad acumula 1.575 casos. El Gobierno de Guerrero ha señalado que continúa nebulizando los terrenos y rociando las casas para tratar de frenar la propagación, hasta el momento con poco éxito.

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