De cosechar frutas y verduras a convertirse en astronauta de la NASA: la conquista de las estrellas de José Hernández
‘A millones de kilómetros’, la película de Alejandra Márquez Abella, cuenta la historia de cómo este hijo de agricultores de Michoacán se convirtió en el tercer latino de la historia en viajar al espacio
Dos fueron los momentos que marcaron el destino de José Hernández. El primero, cuando tenía 10 años. Siendo el hijo menor en una familia de origen mexicano fue el sacrificado para sostener una de esas viejas antenas, que simulaban las orejas de un conejo, por encima del televisor. El aparato era una vieja y grande caja de aquellas que transmitían en blanco y negro. Mientras la misión del Apolo 17 aterrizaba en la Luna, él agarraba el dispositivo para que la señal de la pantalla no perdiera la recepción....
Dos fueron los momentos que marcaron el destino de José Hernández. El primero, cuando tenía 10 años. Siendo el hijo menor en una familia de origen mexicano fue el sacrificado para sostener una de esas viejas antenas, que simulaban las orejas de un conejo, por encima del televisor. El aparato era una vieja y grande caja de aquellas que transmitían en blanco y negro. Mientras la misión del Apolo 17 aterrizaba en la Luna, él agarraba el dispositivo para que la señal de la pantalla no perdiera la recepción. El recorrido por la superficie del único satélite natural de la Tierra realizado por Eugene Cernan, el último hombre en pisar la Luna, fue su primer contacto con el espacio exterior.
El segundo momento fue en 1981, cuando había terminado la secundaria, que cursó en la ciudad de Stockton, en California. Para ese momento, sabía que iba a estudiar una carrera de ingeniería en la universidad. Sin embargo, el sueño de ser astronauta seguía sonando en su cabeza. Ese año una noticia terminó de marcar su camino. Se encontraba limpiando con azadón una fila de remolacha azucarera en un campo de cultivo y escuchó en el radio el anuncio que el costarricense Franklin Chang-Díaz había sido seleccionado para viajar al espacio, el primer latinoamericano de la historia. “Venía de una familia muy humilde como yo. Lo escuchaba hablar con un acento como el mío. Me dio envidia de la buena y me pregunté ‘¿si él puede, por qué yo no?”, recuerda Hernández.
Fue rechazado hasta en 11 ocasiones por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, más conocida como NASA, por sus siglas en inglés. Finalmente, en su decimosegundo intento, este hijo de agricultores de origen michoacano, que creció trabajando con su familia recolectando fruta y verdura en EE UU, se convirtió en 2009 en el tercer latino de la historia en viajar al espacio. A millones de kilómetros, la película de la directora mexicana Alejandra Márquez Abella, cuenta la historia de cómo José Hernández logró su sueño de conquistar las estrellas.
Márquez Abella cuenta que la película, protagonizada por el actor estadounidense Michael Peña —hijo de migrantes mexicanos—, fue un desafío en términos del manejo del tiempo, ya que se busca contar una historia de 50 años que transcurre en dos horas. “Hay momentos que tenemos montajes de imágenes que igual retratan 10 años, o sea en dos minutos el paso de una década. Fui a revisar los trabajos de maestros en este tema que son Scorsese y Paul Thomas Anderson. Sus montajes son maravillosos y para mí fueron inspiradores”, explica la directora.
Hernández nació en French Camp, California, en 1962, en uno de esos viajes que realizaban sus padres junto a sus otros tres hermanos desde La Piedad, Michoacán, y que los llevaba a recorrer durante seis meses todo el sur del denominado Estado Dorado. Pasó la mayor parte de su infancia en lo que él llama el Circuito California, donde trabajaban cosechando frutas y verduras a lo largo de la ruta. A sus 10 años, cuando le dijo a su padre que quería ser astronauta, este no lo desalentó, al contrario, le pasó su receta para el éxito: “Define la meta, reconoce que se está lejos, traza el camino, estudia y, toda la dureza del trabajo en el campo, ponla en lo que hagas”.
Hernández no hizo caso omiso a las palabras de su padre. Antes de ser seleccionado por la NASA en 2004, Hernández, un joven destacado en ciencia, matemáticas e ingeniería, obtuvo en 1984 el equivalente a una licenciatura en ingeniería eléctrica de la Universidad del Pácifico y posteriormente, en 1986, una maestría en ingeniería computacional y eléctrica de la Universidad de California. Esta formación lo llevó a trabajar en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, desde 1990 a 2004, donde contribuyó en una nueva herramienta para la detección temprana del cáncer de mama.
“Quería que se proyectara un mensaje muy positivo en el que se rescatara la receta que me dio mi papá para llegar a las estrellas y agregarle la perseverancia que se ve a través de la película. Eso fue muy importante para mí. Sé que es difícil capturar toda una vida en dos horas y aquí Alejandra hizo un gran esfuerzo y con mucho éxito en lograr esa meta”, afirma Hernández, vestido con un traje azul y un broche brilloso de la NASA que luce en la solapa de su saco, durante su visita a Ciudad de México para promocionar la cinta.
Márquez Abella, cuya filmografía incluye Semana Santa (2015); Las Niñas bien (2018), además de un par de capítulos de la tercera temporada de Narcos: México y El norte sobre el vacío (2022) —recientemente elegida como mejor película en los premios Ariel 2023—, viene de trabajar principalmente en producciones de corte más independiente y personales, por lo que dice que A millones de kilómetros y trabajar con un estudio grande como Amazon fue una experiencia nueva y retadora.
“Me gusta bromear que fue como mi entrada personal a la NASA, con todos los esfuerzo que implica. Fue una experiencia sorprendentemente libre. Hacerme cargo de un personaje tan admirable, increíble en todos los sentidos de la palabra, especialmente viniendo de hacer películas más oscuras con personajes básicamente deleznables, era importante hacerle justicia al ejemplo y a la vida de José de manera profunda, interesante y compleja, no nada mas evidente y obvia”, expresa la directora.
Tanto Hernández como Márquez Abella hacen hicampié en las viscisitudes de ser latino en EE UU, no solo en la época del protagonista real de la historia, sometido a actitudes racistas y discriminadoras, sino también en términos de representación e inclusión en la industria. Creen que se ha avanzado y se han dado cambios, pero la situación todavía no es la ideal. “Es un año en el que hay mayor representación mexicana y latina en las películas maistream, pero también me parece bajísimo el porcentaje en las que el protagonista es un latino o hispano. La experiencia de millones de personas en Estados Unidos es muy invisible en los medios masivos, estamos lejos de estar en un lugar bueno todavía”, dice la directora.
“Me gustaria decir que ahora es más fácil [ser latino en EE UU], pero el clima político lo vemos todos y creo que es más difícil. Somos casi 60 millones de hispanos en Estados Unidos y tarde o temprano va a llegar esa ola, que la están resistiendo, que hará que las cosas se nivelen. Creo que es importante tratar de progresar, capacitándose uno mismo con la ayuda de la familia, de la comunidad. Si uno puede aprovechar esa ayuda, entonces creo que uno puede alcanzar sus sueños”, finaliza el exastronauta.
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