Un vertido “considerable” de hidrocarburos llena de mugre la playa Balandra
Un incendio en un yate ha cerrado al turismo este espacio, uno de los más bellos y protegidos de la Baja California Sur
Un vertido procedente de un yate incendiado ha cambiado el color del agua en la playa Balandra, a media hora de La Paz, una de las más bellas de la Baja California Sur y de todo México, no por nada goza de declaración ambiental como área natural protegida y está declarada por la Unesco como humedal de importancia internacional. Hasta la arena ha llegado una mugre oscura donde se han identificado restos de diésel, ceniza, hollín y aceite. La play...
Un vertido procedente de un yate incendiado ha cambiado el color del agua en la playa Balandra, a media hora de La Paz, una de las más bellas de la Baja California Sur y de todo México, no por nada goza de declaración ambiental como área natural protegida y está declarada por la Unesco como humedal de importancia internacional. Hasta la arena ha llegado una mugre oscura donde se han identificado restos de diésel, ceniza, hollín y aceite. La playa, cuyo acceso siempre es restringido a unas decenas de vehículos cada día, se ha cerrado hasta su limpieza completa, para la que las autoridades competentes aún no tienen fecha.
La embarcación Fortius salió incendiada supuestamente por el mal uso de una bengala y los restos del yate contaminaron las aguas el domingo pasado. Hubo que rescatar a 12 personas, según la información de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (Conanp), donde señalan que la cantidad de hidrocarburos en el lugar es “considerable”. El gobierno de Baja California Sur ha declarado que la empresa responsable será la encargada de sufragar los gastos de limpieza. El gobernador del Estado, Víctor Castro Cosío, ha señalado que se trató de “un accidente que no se puede prever” y se ha compadecido de los dueños del yate que también han tenido pérdidas. Aseguró que los propietarios de barco no han rechazado su responsabilidad y han contratado servicios de limpieza. La embarcación, de 24 pies de eslora y 4 de manga, se incendió de madrugada sin posibilidad alguna de recuperación, con 12 personas a bordo que quedaron a salvo.
Balandra es un asombroso espacio circular con una boca al mar abierto donde navegan numerosas embarcaciones. El acceso a los visitantes está restringido por tierra, pero por mar no es tan seguro salvaguardar la zona. Las organizaciones civiles vienen denunciando la presencia sin control de naves privadas y de servicios turísticos en el área restringida. La Balandra, también conocida como playa del Hongo abarca una superficie de 2.512 hectáreas de tierra y agua y una población estimada de dos habitantes.
En esa zona, el Pacífico se topa con manglares que prestan vivienda a numerosas especies animales que gozan de aguas más que de color turquesa, transparente. La playa, en su precioso redondel, apenas tiene profundidad y la arena blanca permite largos paseos con medio cuerpo en remojo. Entre la fauna que circunda el lugar se pueden encontrar sapos del desierto, ranas de coro del Pacífico, ballenas, delfines, orcas, erizos, cangrejos, almejas, por citar solo unos pocos de los que registra la Conanp en sus páginas especializadas. En el espejo del agua se miran águilas, gavilanes, varias especies de gaviotas. Animales que en el resto del mundo se consideran valiosos por su exotismo y que atraen a turistas de todo el mundo.
El vertido alertó sin duda a La Secretaría de Marina (Semar), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la Capitanía del Puerto, y la Conanp, que, con la cooperación de la Red de Observadores Ciudadanos (ROC), recorrieron la zona para determinar el destrozo y las medidas de limpieza que deberían ponerse en marcha. Aunque la información es escasa, la Conanp ha emitido un comunicado en el que se reporta una denuncia presentada ante la Profepa “contra quien o quienes resulten responsables por presuntas transgresiones a las disposiciones legales y ordenamientos que regulan la protección al ambiente, la preservación y restauración del equilibrio ecológico, en este caso, de área protegida de Balandra”.
Rodeada de un paisaje desértico propio de la zona, Balandra ofrece al visitante postales paradisíacas para cuyo disfrute ha de esperar en un aparcamiento cercano la salida del anterior contingente de turistas. Unas sombrillas de cubierta vegetal repartidas por la arena proporcionan cobijo del sol las horas en que se puede permanecer en el lugar hasta su cierre. Quienes no la conozcan tendrán ahora que esperar a que sus aguas vuelvan a ser transparentes.
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