Las madres que luchan por el reconocimiento de la violencia vicaria en México
El colectivo Frente Nacional de Mujeres prepara una propuesta para agregar en la ley este tipo de violencia machista invisibilizada cuyo objetivo es dañar a la mujer a través de sus seres queridos, principalmente sus hijos
Después de años, meses y días separadas de sus hijos, un grupo de madres de diferentes Estados del país que han iniciado otro año lejos de ellos se han unido para hacer frente a una realidad invisibilizada en México: la violencia vicaria. El enemigo en común es un sistema que las desampara frente a abogados, clientes y cómplices con poder que conocen el camino de la corrupción. Todas se han quedado sin la custodia de sus hijos o han sido apartadas de ellos, una de ...
Después de años, meses y días separadas de sus hijos, un grupo de madres de diferentes Estados del país que han iniciado otro año lejos de ellos se han unido para hacer frente a una realidad invisibilizada en México: la violencia vicaria. El enemigo en común es un sistema que las desampara frente a abogados, clientes y cómplices con poder que conocen el camino de la corrupción. Todas se han quedado sin la custodia de sus hijos o han sido apartadas de ellos, una de las manifestaciones de este tipo de violencia machista que avanza silenciosamente hasta exceder los límites de la crueldad: deshumanizar a los hijos o seres queridos de una mujer y convertirlos en instrumentos para provocarle el mayor dolor posible.
“¿Qué puede lastimar más a una madre que sus hijos?”, reflexiona Natalia Lococo, fundadora del colectivo Frente Nacional de Mujeres. Después de denunciar en 2016 a su exesposo que la maltrataba, la madre de 46 años fue detenida por policías judiciales por supuesto robo y alejada de sus niños. La mujer recuerda que desde antes su expareja la amenazaba con quitárselos y dejarla en la calle, lo que finalmente ocurrió tres años después. “Sin ser notificada y a escondidas cambió la custodia”, narra. Su peor batalla inició una tarde de noviembre de 2019, cuando al salir del supermercado, autoridades del Estado de México y Morelos le arrebataron a sus dos hijos más pequeños, recuerda. Desde entonces, no para de luchar para recuperarlos, ahora como parte del colectivo que el pasado 23 de diciembre encabezó un reclamo contra de la violencia vicaria en la capital del país.
Frente a los juzgados de lo familiar en el centro de la ciudad, decenas de madres se manifestaron un día antes de Nochebuena para visibilizar este tipo de violencia en las calles. A diferencia de España, el único país en el que la violencia vicaria está incluida en la ley de género desde hace ocho años, en México poco se habla de esta realidad de la que no existen cifras. El país europeo es el único en el mundo en reconocer este tipo de maltrato luego de que en 2018 el Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) emitió una condena en su contra por no proteger a Ángela González, víctima de violencia de género, y a su hija de siete años, a la que su padre maltratador asesinó en 2003 en una de las visitas acordadas en el régimen de separación.
Una década después, en 2012, la psicóloga clínica y forense Sonia Vaccaro acuñó el término violencia vicaria para describir el maltrato que se ejerce en contra de la mujer por “el hombre violento utilizando como objetos a las hijas o hijos para dañarla”. Según explica la abogada Priscila Palomares, este tipo de violencia es de las agresiones psicológicas más extremas, de acuerdo con la OMS. “Un golpe te sana, pero que maten a tu hijo te queda para toda la vida”, expone. No obstante, ni los secuestros, separaciones forzadas o asesinatos de menores a manos de sus padres ni han sido documentados en México.
En la manifestación sobre la calle Juárez, Graciela Lozano cuenta que no ve a su bebé desde hace más de un año desde que en septiembre de 2020 sobrevivió a un intento de feminicidio y junto con su hija de ocho años escapó de la casa en la que vivía con su expareja, el padre de su otro hijo. Sin embargo, el niño se quedó encerrado en una habitación y por más que trataron de sacarlo ni las autoridades pudieron hacerlo. Desde entonces, la mujer ha emprendido un vía crucis legal para obtener la custodia del niño. La respuesta de los jueces siempre ha sido la misma, asumir que el bebé está bien porque está con su padre, pese a no ver a su madre desde hace meses.
“Me tuve que salir porque me intentó ahorcar por cuarta vez”, recuerda la mujer. “Pero a mi bebé, como lo encerró en un cuarto, no lo pudieron sacar ni los del 911. Me dijeron que no podían porque, aunque era lactante y tenía 11 meses, es su papá. Graciela afirma que también cuenta con varias denuncias de la violencia que sufría por parte de su expareja, pero la justicia no las ha tomado en cuenta. Además de que cuando denunció las agresiones de las que fue víctima, los policías de la alcaldía Miguel Hidalgo le dijeron que no perdiera el tiempo y mejor se regresara a su casa. “Te estoy diciendo que me acaban de ahorcar y tú me dices que me regrese, ¿para que me maten?”, comenta.
Un mismo modus operandi
Además de la violencia y manipulación que ejercen sobre las mujeres y sus hijos, los agresores conocen el camino de la corrupción para alejarlos de sus madres, según denuncian las víctimas. El sistema los respalda con el argumento de que son los padres y ellas quedan desprotegidas porque los abogados generalmente están corrompidos o no les alcanza para pagar lo que cobran las firmas con más poder.
“A mí ya se me dijo con toda la boca: no vas a ejecutar absolutamente nada a nivel estatal”, cuenta Lisi Elis, de Jalisco. Tras divorciarse de un empresario, él la demandó y en tres días consiguió la custodia provisional de sus hijos a quienes no ve desde hace dos años y cuatro meses. “Cuando escuchas nuestras historias, hay unas similitudes increíbles, como si hubiera ya una guía por parte de los abogados de cómo operar”, comenta.
Por su parte, Mayte López ya se resignó a que no podrá recuperar a sus hijos de ocho, 11 y 13 años, a quienes no ve desde hace cinco años. “Con la violencia vicaria se nos va la infancia de nuestros hijos. Yo tenía bebés y ahora ya son niños grandes casi adolescentes”, lamenta. “Es muy triste y es evidente que solo se los llevan para castigarnos porque saben que es lo que más nos puede doler en la vida, no tenerlos”. La mujer de 43 años lleva cinco sin ver a sus hijos, después de que su ex esposo, un senador de Chiapas, le quitó la custodia y la denunció varias veces.
“Creo que es el mismo modo de operar en muchas de nosotras: de pronto hay una demanda, de pronto casi estamos con el pie en la cárcel”, expone Jennifer Seifert, del Estado de México. Desde hace nueve meses, la mujer de 39 años tampoco ve a sus hijos Sofía y Mateo, de 13 y 8 años, después de que su exesposo se los quitó tras levantar una denuncia en su contra por abandono y violencia y ahora están desaparecidos.
La historia se repite en todo el país. Desde Yucatán, Leonor Rodríguez comparte que hace dos años, cuando menos se la esperaba, su exesposo la dejó sin casa y se llevó a sus hijos, después de que ella comenzó los trámites del divorcio. “Me maltrataba psicológicamente, sexualmente, físicamente, económicamente y ahora con lo que más me duele que son mis hijos”, dice con lágrimas en los ojos detrás de una pantalla.
“Es como caminar estando muerta”, resume. Leonor no puede ver a sus hijos porque según los familiares de su exesposo, con quienes viven, los niños no la quieren ver o no están. Además, la mujer de 38 años afirma que ninguna autoridad ha tomado en cuenta su versión, no ha tenido acceso a un abogado por falta de recursos y hasta ahora ha podido avanzar un poco su caso, tras encontrar apoyo con el colectivo.
Alexandra Volin, 47 años, otra madre que tiene un año y cinco meses sin poder ver a sus niños de seis, ochos y nueve años, lamenta que su voz no ha sido escuchada luego de que su exesposo, quien también la maltrataba le quitó a los niños con la complicidad del sistema tras denunciarla por violencia. “En todos nuestros casos, la Fiscalía se ha encargado de entregarles a nuestros hijos a nuestros violentadores”, resalta.
En busca de una ley vicaria
Como primeros pasos, el Frente Nacional de Mujeres presentará a finales de enero una propuesta de ley para incluir la violencia vicaria dentro de la ley general del acceso a una vida libre de violencia para las mujeres, según explica Lococo. “Es una reforma integral, porque no es un ‘chicle y pega’, hay que hacer una modificación a la ley de acceso a la vida de las mujeres libre y violencia y ciertas modificaciones adhesiones al Código Civil y al Código Penal”, explica. Por otro lado, considera que urgen sanciones para los abogados y jueces que actúen sin perspectiva de género, además de que se debe modificar la normativa para que solo los jueces puedan cambiar la custodia de los menores. “Hemos visto que hasta los pasantes las cambian, la corrupción y la impunidad son tremendas”, advierte. “Ese es 100% el patrón del Frente Nacional de Mujeres, que dejan en estado indefensión a las mujeres y a los niños”.
Detrás de ella, en la protesta frente a los juzgados donde muchas madres aseguran que las autoridades le han dado la espalda, hay una fila de carteles. “Un violentador no puede ser un buen padre”, dice uno. Debajo, varias cartulinas escritas a mano que ilustran el infierno en vida que describen las madres a las que les han arrebatado a sus hijos. “Gia, tres años sin ti. Mamá y tus hermanos te amamos”, expresa una de ellas. “13 meses sin mis nietos”, se lee en otra.
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