‘Duda razonable’: el pie del que cojea la justicia de México
El director de ‘Presunto Culpable’ estrena su nueva miniserie en donde expone la tortura y la discriminación en una acusación de secuestro
Cuando se trata de hacer justicia en México, las historias raramente tienen un final feliz. En el caso de Duda razonable: historia de dos secuestros, la premisa no solo no cambia, sino que se desarrolla entre dramáticos giros que ni el mejor escritor de ficción pudo imaginar. La trama inicia con un leve accidente de tránsito y de pronto escala a una narración de inconsistencias judiciales, tortura, discriminación, una acusación de secuestro y el penal en Macuspana (Tabasco).
“Si queremos un omelet,...
Cuando se trata de hacer justicia en México, las historias raramente tienen un final feliz. En el caso de Duda razonable: historia de dos secuestros, la premisa no solo no cambia, sino que se desarrolla entre dramáticos giros que ni el mejor escritor de ficción pudo imaginar. La trama inicia con un leve accidente de tránsito y de pronto escala a una narración de inconsistencias judiciales, tortura, discriminación, una acusación de secuestro y el penal en Macuspana (Tabasco).
“Si queremos un omelet, tenemos que romper uno que otro huevo” dice uno de los personajes de la vida real de esta miniserie, Normando Granados, exfuncionario de la Fiscalía General de Justicia del Estado de Tabasco, donde se desarrolla la historia. Roberto Hernández, quien en 2011 estrenó Presunto Culpable, inició en 2016 la filmación de este trabajo luego de dar con Gonzalo, un hombre acusado de secuestro tras haber participado en el accidente de tránsito y luego dio con Darwin, Héctor y Juan Luis, todos acusados por este delito.
“Yo buscaba un policía, una suerte de Serpico para hacer un documental contado desde el punto de vista de ellos y hablé con 300 policías, uno a uno, buscando algo de lo que estaba ocurriendo y dispuesto a arriesgar el pellejo para transformar a la institución policial”, dice Hernández en entrevista con EL PAÍS. Pero le fue imposible hallarlo. “No encontré un solo policía incorruptible que no recibe una sola mordida, porque en México es imposible sobrevivir si no formas parte del esquema de corrupción piramidal”, comenta.
Hernández no encontró a un policía, pero sí a un abogado. Andrés Andrade fue exfiscal de alto impacto en el Estado de Tabasco, institución que se encarga de investigar los secuestros. “Cuando lo llamé ya había renunciado y le vino como anillo al dedo para exponer una realidad que él consideraba inaceptable, porque conoce la bestia desde dentro y por eso genera esta tensión, donde sus propios colaboradores lo ven como un traidor”, comenta el documentalista.
La tortura y los vacíos legales en el sistema de justicia poco cambiaron desde que se estrenó Presunto Culpable y se reformó el Sistema de Justicia Penal en México para dar pie a los juicios orales. Hoy, en Tabasco, el 79% de los acusados de algún delito son torturados, y si se les acusa de secuestro, la cifra se eleva a 97,5%, de acuerdo con las más de 450 entrevistas que realizó Hernández para este documental.
La actuación de las autoridades, en ese sentido, es fundamental. Fiscales y vicefiscales, jueces y abogados y desde luego, la policía de Tabasco, son expuestos en esta miniserie de cuatro capítulos que se estrena el 23 de noviembre en la plataforma de Netflix. “Tenemos un sistema experto en manipular la evidencia, pero también elige a personas que tienen una especie de ‘apariencia de culpabilidad’ y que nadie va a querer defender: adictos, indigentes, personas de escasos recursos, de piel morena, esta reunión de vulnerabilidades de quienes han sido marginados históricamente”, comenta Hernández.
Pasar cinco años documentando la historia de cuatro acusados de secuestro no es fácil. En el proceso se conocen los problemas de marginación y discriminación a la que están expuestos los más de 1.000 reos de un penal, lo mismo que sus familias. Y con la llegada de la pandemia por covid-19, las cosas se complicaron más. “Puso en riesgo las vidas de los acusados, del equipo de producción porque no había manera de guardar el distanciamiento social y se nos incrementó el costo”, dice.
Este relato, como muchos que se relacionan con la justicia en México, no tiene aún un final, y menos algo cercano a un final feliz. Hoy, uno de los fiscales sigue ejerciendo en otro Estado, pero con mayor poder y responsabilidad, lo mismo que los abogados que formaron parte de la acusación. “Nos cambió la vida y también estuvo a punto de costarnos la vida”, finaliza Hernández a unos días de que se conozca un relato que en México, parece no tener fin.
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