Condenados a 20 años dos hombres por violar a dos niñas tuteladas, que se intercambiaron como “juguetes”

Las menores, de 13 y 15 años, estaban durmiendo en la plaza de Olavide tras haberse escapado y sus capacidades estaban alteradas por el consumo de porros cuando las encontraron los dos individuos, uno de ellos de los Dominican Don’t Play

Plaza de Olavide de Madrid, donde los condenados coincidieron con las menores tuteladas.Olmo Calvo

Dos niñas tuteladas se escaparon en Madrid el 19 de septiembre de 2022. Una, de 13 años, del centro de menores en el que residía, y otra, de 15, de la casa de sus abuelos, que ejercían de familia de acogida. Se establecieron en la céntrica plaza de Olavide. Seguramente les pareció un lugar seguro por su continuo trasiego. Allí, pasaron un par de días consumiendo alcohol, hasta que la noche del 21 se encontraron con dos hombres que se ofrecieron a ayudarlas y las invitaron a copas de anís y vodka. Les propusieron ir a casa de uno de ellos, a solo unas calles de distancia, para poder asearse y dormir bajo un techo. “Ya tenemos casa”, le anunció una de las niñas a la otra. Pero las intenciones de estos dos individuos, de 22 y 30 años, eran otras.

Una vez en la casa y después de haberse duchado, cada una se tumbó en una habitación, aunque ellas dijeron que preferían dormir juntas. Estaban cansadas después de dos días en la calle y, además, el consumo de porros había alterado su estado. Fue ese momento cuando S. D. se metió en la cama en la que una de ellas estaba tumbada y la agredió sexualmente. Ella trató de zafarse sin éxito. Después, entró el segundo, L. M. e hizo lo mismo. Mientras esto ocurría, S. D. fue a por la otra menor y también la agredió. “Estate quieta”, le repetía.

Este estremecedor relato es que el recoge la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que ratifica un fallo anterior de la Audiencia Provincial que condena a ambos hombres a 20 años por las dos violaciones. En el caso del que tenía 30 años en el momento de los hechos, además, suma otros dos años de condena por pertenencia a organización criminal al considerar que es un miembro probado de los Dominican Don’t Play, algo que la investigación atribuyó a ambos en un primer momento. Este hombre acumula identificaciones y detenciones relacionadas con la banda desde 2005. Además, ha sido procesado por maltrato a dos de sus parejas.

Al día siguiente por la mañana,las menores abandonaron el piso. Poco después de la agresión, la policía las encontró en casa de un conocido en la que se encontraban consumiendo alcohol y las devolvió a sus respectivos hogares. Allí fue cuando relataron el episodio sufrido a su abuela y a la directora del centro infantil, respectivamente. En un primer momento, se negaron a denunciar. Una de ellas dijo que tenía miedo porque “son de bandas”, la otra tenía temor de lo que les pudiera pasar.

La sentencia señala que las capacidades de ambas menores estaban afectadas por el consumo de alcohol y de porros en los días previos y justo en la noche de los hechos. “Le afectaron hasta el punto en el que se caía”, señala la sentencia sobre una de ellas. El fallo indica que, como consecuencia de la violación, ambas han sufrido graves secuelas psicológicas. El análisis que elaboraron las psicólogas forenses de las dos menores concluyó que el relato de ambas era “creíble, espontáneo y sincero”. Una de las chicas dijo que los agresores las intercambiaban como si fueran “juguetes”.

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