El día que Mercedes tocó a Almeida por primera vez

En el día grande de las fiestas de San Isidro, la pradera es una marea humana de madrileños y turistas entre los que se mezclan durante la jornada los políticos de la capital

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, visita este miércoles la Pradera de San Isidro, con motivo de la celebración de San Isidro Labrador, patrón de Madrid.Jaime Villanueva

Al paseo de la Ermita del Santo muchos llegan por pura inercia, arrastrados por la circulación de la masa de gente que los lleva hasta allí. Otros tantos acuden por la tradición de venerar a San Isidro labrador en su día grande. Y mie...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Al paseo de la Ermita del Santo muchos llegan por pura inercia, arrastrados por la circulación de la masa de gente que los lleva hasta allí. Otros tantos acuden por la tradición de venerar a San Isidro labrador en su día grande. Y mientras, unos pocos, tal vez los más optimistas, se desplazan expresamente hasta la puerta del santuario para ver si esta vez sí, les cae del cielo la buena suerte. Hoy la suerte la lleva colgada del cuello Víctor García, de 57 años, trabajador de la ONCE que se mueve a contracorriente por los alrededores de la iglesia y que, a una del mediodía, lleva casi 200 cupones vendidos. García es una especie de termómetro del ambiente que se respira este 15 de mayo en la Feria de San Isidro. “Todo son risas y cordialidad hasta que llegan los políticos”, advierte, señalando a su espalda, donde se encuentran todos los medios de comunicación a la espera de que vayan dando su respectivo canutazo los representantes de los diferentes partidos. “Es una pena. En cuanto que les ven llegar empiezan las discusiones entre los que antes estaban de risas. Me parece muy mala señal, ¿no crees?”, pregunta.

Sin embargo, Víctor trata de distraerse poco de su cometido, especialmente hoy, que puede hacer el agosto. Mari Ángeles, vecina de Chamberí, se acerca hasta el hombre agarrada de la mano de su nieto para rogarle: “Por favor, ¿tres iguales?”. “¿Cuál quiere, señora?”, le contesta el hombre. “Quiero el que toque, deme el que toque”, contesta ella. “Ahí lo lleva, a ver si el santo se enrolla”, se despide.

Un grupo de chulapos en la feria de San Isidro. DAVID EXPÓSITO

El carrusel de autoridades desfila delante de la Ermita del Santo junto a su séquito de fieles, que aplauden al final de los discursos si ven que se puede escuchar algún abucheo entre la gente. Organizados, casualidad o no, de izquierda a derecha, van apareciendo Rita Maestre, Íñigo Errejón, Juan Lobato o Reyes Maroto antes de que lo haga el alcalde, Jose Luis Martínez Almeida. El primer edil ha retrasado su llegada a la pradera debido a la entrega de las Medallas de Honor y de Madrid que presidía esta mañana en la Galería de Cristal del Palacio de Cibeles. Un acto marcado por la ausencia de Más Madrid, que ha calificado el otorgamiento de la Medalla de Honor a la comunidad judía de Madrid, que en origen iba a ser para el pueblo de Israel, como un “homenaje encubierto”.

“Nadie es ajeno a cómo la condecoración a la comunidad judía de Madrid planteada por Almeida se produce después de no haber podido condecorar al Estado de Israel, que era su primera intención. Con esta medalla, Almeida quiere utilizar al pueblo judío para dar una medalla al Estado de Israel y, en última instancia, al Gobierno de (Benjamin) Netanyahu”, ha asegurado Rita Maestre. Tras su ausencia del acto, Maestre ha declarado que “sigue ocurriendo un genocidio en Gaza”.

Juan Lobaro, junto a Reyes Maroto, atendiendo a los medios de comunicación frente a la Ermita del Santo en la feria de San Isidro. DAVID EXPÓSITO
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Pasadas las dos y media, sentada sobre el bordillo de la acera y apoyando todo el peso de su maltrecho cuerpo en el bastón negro con forma de dragón que heredó de su madre, Mercedes, de 68 años, una mujer almeriense recién llegada de El Ejido aguarda impaciente el momento del que pretende presumir todo el verano cuando regrese a su silla de la playa: haber tocado a Almeida. A su lado se encuentra su amiga Mari Carmen, también de 68 años, y Manuel, el primo que acoge a las dos señoras durante su estancia en Madrid. Mercedes tiene ganas de fiesta. “Venimos de tomar cervezas y de hacernos virales. Tú me ves así, cojita, pero en cuanto hay que bailar no se me pone nadie por delante. Nos hemos hecho con la toda la pista, el pasodoble es lo nuestro”, comenta.

La mujer se refiere a los corrillos espontáneos de gente que se montan alrededor de la pradera, donde aquellos y aquellas que van vestidos de chulapos se marcan un chotis para deleite del resto. Cuenta Mercedes que hoy, “si Dios quiere”, será la segunda vez en su vida que vea al alcalde. “La primera es que fue muy fría. Era una manifestación contra Sánchez en el Templo de Debod, apenas pude gritarle y él me contestó desde lejos. Hoy vengo a tocarle”, asegura. De pronto, el movimiento de los cámaras de televisión y fotógrafos pone al trío en alerta. Mercedes olvida su artrosis de rodilla y se levanta de la acera sujetando el clavel que luce en su perfil izquierdo.

En medio de una marabunta, Almeida avanza a base de selfis mientras Mercedes busca su hueco entre el personal de seguridad. Lo que la mujer no podía prever es que, desde el otro lado, Maribel, de 71 años, y su madre Cándida, le iban a suponer una ardua competencia. La pareja, de menor tamaño, alcanza a Almeida y se lleva toda su atención cuando le piden que baile un chotis. Mercedes, en un segundo plano, espera unos pasos más adelante hasta que el primer edil se gira y se topa con ella de frente. “Soy de El Ejido, vengo desde El Ejido”, le explica con varios golpes sobre su hombro porque los abrazos los guarda “para los conocidos”. Tras el encuentro, a la mujer le da un pequeño bajón y pide ir a descansar debajo un árbol. Mari Carmen acepta, al tiempo que le advierte que ya no “habrá más cervezas”.

Mercedes, tratando de llamar la atención del alcalde José Luis Martínez Almeida frente a la Ermita del Santo en la feria de San Isidro. DAVID EXPÓSITO
Mercedes, hablando con el alcalde José Luis Martínez Almeida frente a la Ermita del Santo en la feria de San Isidro. DAVID EXPÓSITO

Martínez Almeida continúa con su itinerario, el cual lo lleva a la carpa del Partido Popular tras una breve visita a la ermita. En un momento dado, mientras el alcalde pasea por la pradera, aparece de forma “fortuita” Rocío Monasterio. La diputada de Vox en la Asamblea de Madrid se acerca a Almeida vestida de chulapa al tiempo que un espontáneo los insta a bailar un chotis. Ella se ofrece ante las cámaras de televisión, pero Almeida se niega. “No sabe bailar”, comenta sobre Monasterio. “Algunas clases te puedo dar. A la derechita acomplejada…”, se despide.

La portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, junto al alcalde, José Luis Martínez Almeida, paseando por la pradera de la feria de San Isidro. DAVID EXPÓSITO

Tras el humo de las brasas y el olor a fritanga hay un hombre preocupado. El alcalde pasea con dificultad entre la gente que hace cola a los pies de las casetas. Algunos se giran por la expectación que se genera a su paso, mientras otros ignoran que tienen al alcalde a su espalda. Todos los caminos llevan hasta la caseta del PP, donde todo son risas, gritos y celebraciones, salvo para Paco Martínez, dueño del lugar, que aguarda apostado en la barra con el semblante serio.

Martínez se muestra seguro ante su gente. Antes de que Almeida se coloque alrededor de su mesa junto a otros miembros del PP de Madrid, pide a varios camareros que sirvan cervezas y agua “para todos”. Sin embargo, cuando el primer edil se acerca a él, Paco está hecho un flan. Lo saluda con timidez y rápido regresa a su puesto de mando. Pidiendo raciones y raciones de gallinejas, gabardina, croquetas, pero sobre todo queso y chorizo.

En un momento de valentía, Paco se acerca a Almeida y le susurra al oído: “¿Una foto?”. El alcalde accede, pero el hombre decide no salir y ceder el protagonismo a su equipo, todos uniformados con la camiseta azul del Partido Popular. “¡Chencho!, ponte en la foto”, le ruegan. Al final, Martínez accede para acabar rápido con el trámite, encenderse un cigarrillo, limpiarse el sudor de su frente y volver a dar de comer a todas las personas hambrientas ajenas a los políticos que lo esperan.

El alcalde José Luis Martínez Almeida almuerza en la carpa del PP de la feria de San Isidro. DAVID EXPÓSITO

Suscríbete aquí a nuestra newsletter sobre Madrid, que se publica cada martes y viernes.

Más información

Archivado En