¡Casa!

Mi madre dice que los niños de ahora nacen sabiendo manejar ‘las maquinitas’. Yo recuerdo un boli bic rebobinando un casette

Varias niñas juegan en un tobogán en un parque.FRANCK ROBICHON (EFE)

Hace poco comentaba con una amiga lo mucho que ha cambiado la forma de jugar de los peques desde que “los peques” éramos nosotras.

Los parques y sus toboganes y columpios, eran, por norma general, un buen foco para pillar el tétanos, pero a todas nos parece exagerado que ahora tengamos parques acolchados.

Tuve una Sega Megadrive en la que acompañaba a Alex en sus aventuras en el desierto o bajo el mar, ahora juego a la Wii sin mando y es genial. Pero mi hermana me mandó ha...

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Hace poco comentaba con una amiga lo mucho que ha cambiado la forma de jugar de los peques desde que “los peques” éramos nosotras.

Los parques y sus toboganes y columpios, eran, por norma general, un buen foco para pillar el tétanos, pero a todas nos parece exagerado que ahora tengamos parques acolchados.

Tuve una Sega Megadrive en la que acompañaba a Alex en sus aventuras en el desierto o bajo el mar, ahora juego a la Wii sin mando y es genial. Pero mi hermana me mandó hace poco un audio con la música del videojuego y descubrí que aquellas notas representaban algo para mí, para nosotras.

Los fines de semana teníamos maratón de dibujos animados desde las siete de la mañana, cálculo minucioso para cambiar de canal. Hacernos nuestra propia cartelera.

Mi hijo tiene una carpeta con su nombre, todas las series por temporadas y capítulos y un avatar que se le parece.

Hace poco usé una cabina que resiste en la plaza del Ayuntamiento, le metí unas monedas y llamé a mi pareja. Se sorprendió de que todavía funcionara y me sugirió que al acabar me pusiera gel. ¡Tienen tantas historias las cabinas!

Ahora la cuestión es a qué edad regalarle su primer móvil.

Tratamos de adivinar el año de la foto, por el vestuario, por la estatura de los más pequeños, por nuestras pintas y bueno, también por las ausencias.

Mi amiga me envió hace poco una foto de las fiestas de su calle, en la zona de las calles con nombres de piedras preciosas. Abarrotadas de mesas y sillas blancas y adornos de papiroflexia, gentileza de las abuelitas del lugar.

Una de las cosas que más extraño son las fiestas de pueblo.

Tratamos de adivinar el año de la foto, por el vestuario, por la estatura de los más pequeños, por nuestras pintas y bueno, también por las ausencias.

Recuerdo que no parábamos ni un momento, descansábamos de ver a nuestros amigos para estar un rato en casa. Ahora parece que descansamos de verles en redes para ponerles cara en la calle.

La tecnología me parece un ejercicio cuya dificultad va in crecendo, cada vez hay más redes sociales y en casa hemos decidido que la encargada seré Yo. ¡Qué acierto!

Mi madre dice que los niños de ahora nacen sabiendo manejar “las maquinitas”. Yo recuerdo un boli bic rebobinando un casette.

Mamá guarda mis fotos en un álbum, yo las de mi hijo en la nube.

Al marujeo del barrio ahora se le llama trending topic y hostia, que a mí toda esta situación me está poniendo muy nostálgica.

Recuerdo a los padres a la fresca con todos los peques jugando al pilla al pilla, alguno con su pacharán y su vermut, los padres, no los niños. Aunque a veces lo probáramos a escondidas.

Una riña entre los críos interrumpe las charlas de las mamás y los papás que solventaban la situación con un poco efusivo “no ha pasado nada”, ¿Verdad? , “Pues a jugar”. Y seguían con su pacharán.

De repente, una niña grita ¡casa!

Y eso quería decir, que estaba salvada.

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