Contra el olvido de las cuidadoras, el airbag de la pandemia

Los retratos de siete mujeres recuerdan estos días en las calles de Madrid la importancia de valorar la figura de los que se hacen cargo de los demás

Jennifer Tapia, ama de casa de 30 años, en una marquesina de la EMTSOFÍA MORO

Es una figura que de tan cotidiana pasa con demasiada frecuencia inadvertida. Y eso significa despreciada, olvidada y maltratada. Ha tenido que pasarnos por encima una pandemia para que el cuidador -casi siempre cuidadora- salte a la palestra del debate público con cierta fuerza. Han sido en muchos casos durante estos meses el cordón umbilical con la vida, el airbag que ha amortiguado los golpes más duros.

“Todos somos cuidadores y todos necesitamos cuidadores”, reflexiona Giovanna Girardi, madre de Sofía, de dos años. Esta abogada brasileña de 37 años, que reside en Madrid desde hace d...

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Es una figura que de tan cotidiana pasa con demasiada frecuencia inadvertida. Y eso significa despreciada, olvidada y maltratada. Ha tenido que pasarnos por encima una pandemia para que el cuidador -casi siempre cuidadora- salte a la palestra del debate público con cierta fuerza. Han sido en muchos casos durante estos meses el cordón umbilical con la vida, el airbag que ha amortiguado los golpes más duros.

“Todos somos cuidadores y todos necesitamos cuidadores”, reflexiona Giovanna Girardi, madre de Sofía, de dos años. Esta abogada brasileña de 37 años, que reside en Madrid desde hace dos décadas, es consciente de que para poder desarrollar su profesión, aunque sea teletrabajo, necesita de una guardería. Y, a su vez, los empleados de la guardería necesitan de otras personas. La red es interminable.

Giovanna Girardi, abogada brasileña de 37 años.Sofia Moro

Este 5 de noviembre, Día Internacional de las Personas Cuidadoras, se ha celebrado por imposición del coronavirus con algo más de concienciación que en ediciones anteriores. Lo sabe bien Cristina Rodríguez, de 43 años, enfermera desde hace veinte años en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital de La Paz. Generalmente atiende a quemados, pero la saturación hospitalaria, como a la mayoría, le llevó a tratar también a los casos más críticos de entre los contagiados por el virus.

“Valoras mucho la humanización de los pacientes, que apenas pueden recibir visitas todavía hoy”, explica Cristina que es madre de dos mellizos, niña y niño de doce años. Reconoce que, como trabajadora de un hospital público, la conciliación familiar junto a su marido es más sencilla que para otras mujeres. Lo que vive sin embargo en la UCI con los pacientes más graves alejados de sus seres queridos le ha marcado. “Tienes que hacer tú de ese sustento y sustituir el apoyo y cercanía de la familia. Son muchas horas en el hospital, muchos miedos, muchas dudas… y te acabas convirtiendo en su apoyo para todo, no solo en los cuidados a nivel de enfermería. También los emocionales o como canal de comunicación con su familia”.

Cristina Rodríguez, enfermera de 43 años.Sofía Moro
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Tanto Giovanna como Cristina son dos de las protagonistas de Cuidadoras, el proyecto de la fotógrafa Sofía Moro que se adentra en la vida de siete mujeres y con el que trata de desconfinar el papel que juegan a nivel social y familiar. El mobiliario urbano de la capital acoge hasta el 16 de noviembre en un centenar de puntos las imágenes que forman parte de una de las exposiciones de Photoespaña y que coorganiza el Ministerio de Igualdad. Junto a la abogada y la enfermera, los madrileños pueden descubrir estos días a María Daniela “Dana” Barb, empleada de hogar rumana de 41 años; Faith Enakhimion, auxiliar de enfermería de 44 años que llegó desde Nigeria; a Lucía Ruiz, profesora de infantil de 28 años; a María Teresa Suárez, una abuela gallega de 63 años, o a Jennifer Tapia, ama de casa de 30 años.

“Los empresarios son importantes, pero el trabajo de cuidadoras es igual de importante y muchas veces no se ve”, señala Sofía Moro, satisfecha y orgullosa de ver por Madrid los siete retratos ante los que pasan a diario miles de personas. “Verlas ahí estos días en la ciudad, en medio de la tormenta, me parece una metáfora que las explica muy bien”.

“La realidad en la que vivimos ha vuelto a subrayar la importancia que tienen en la sociedad los cuidados y el valor de quienes los ejercen. La crisis sanitaria mundial está sacando a la luz aquello que permanecía invisibilizado, minusvalorado o incluso despreciado: aquellos empleos y labores que resultan y que en realidad siempre han sido, esenciales para el desarrollo de nuestras vidas”, explican en una nota de prensa los organizadores de la muestra.

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