Feijóo mantiene en el aire su herencia en Galicia

El líder del PP evita garantizar que su sucesor será elegido por la militancia pese a que así lo reclaman algunos dirigentes

De izquierda a derecha, Diego Calvo, Alfonso Rueda y Alberto Núñez Feijóo, durante un acto en 2016.óscar corral

Se cumple una semana de su renuncia a la presidencia del PP gallego para sentarse en el despacho principal de Génova 13 y Alberto Núñez Feijóo mantiene en el aire el nombre de quién heredará su poder en Galicia. El legado que está en juego no es menor: una estructura de poder cimentada en cuatro legislaturas de mayoría absolutísima, la más longeva de un gobierno autonómico en la España actual. Las apelaciones a la “unidad” y al “consenso” que los dirigen...

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Se cumple una semana de su renuncia a la presidencia del PP gallego para sentarse en el despacho principal de Génova 13 y Alberto Núñez Feijóo mantiene en el aire el nombre de quién heredará su poder en Galicia. El legado que está en juego no es menor: una estructura de poder cimentada en cuatro legislaturas de mayoría absolutísima, la más longeva de un gobierno autonómico en la España actual. Las apelaciones a la “unidad” y al “consenso” que los dirigentes del PP no han dejado de lanzar desde que se supo que Feijóo se iba no han logrado erradicar en el partido el temor a que se desate una lucha interna.

Por el momento, la formación se ha dividido en dos bandos: quienes reclaman un congreso en el que la militancia elija al nuevo líder y los que abogan por un dedazo de la cúpula autonómica. El acreditado hermetismo de del hombre que decantará la balanza ha convertido el partido y la Xunta en un hervidero de nervios y especulaciones. Feijóo ha evitado este viernes decantarse por una de estas dos opciones: “Las dos son perfectamente válidas”.

Son dos los puestos en juego y ni siquiera está claro si los ocupará la misma persona o se instaurará una bicefalia insólita entre los conservadores gallegos. En primer lugar, la Presidencia del PP gallego, que a Feijóo no le ha quedado más remedio que dejar ya porque es incompatible con su despacho en Génova 13. El cargo se ha dejado vacante y quien acabe ocupándolo será, porque así lo ordenan los estatutos del partido, el candidato a la Presidencia de la Xunta y, por tanto, el sucesor oficial. Por el contrario, Feijóo sigue agarrado al segundo sillón, el del Gobierno autonómico, y se niega de momento a desvelar cuándo lo soltará. Lo más diáfano que ha dicho sobre su dimisión es que “en mayo todo el mundo estará en sus puestos”.

Las miradas se han dirigido desde un principio hacia el vicepresidente Alfonso Rueda como el mejor situado para tomar las riendas del Gobierno gallego cuando Feijóo dimita. Fue su secretario general cuando en 2006 se convirtió en líder del PP gallego y lo mantiene en el Ejecutivo desde 2009. Sin embargo, la tardanza del líder popular en soltar el poder en la Xunta ha avivado la hipótesis de que esté sopesando otras opciones. El primero que se ha atrevido a criticar en público la posibilidad de un dedazo es alguien a quien siempre se le han atribuido aspiraciones a suceder a Feijóo: el presidente del PP de A Coruña, Diego Calvo, que en el congreso de la formación en Sevilla fue colocado al frente del Comité Electoral.

Calvo ha abogado públicamente por celebrar “pronto” un congreso extraordinario para que sea la militancia del partido la que elija al nuevo líder y, por tanto, al próximo candidato a la Presidencia de la Xunta. Este dirigente quiere así evitar la designación a dedo del sucesor por los órganos de dirección del PP gallego, la otra vía que recogen los estatutos. Él, que es diputado autonómico y cumple así el único requisito para poder ser elegido nuevo presidente del Gobierno gallego cuando dimita Feijóo, se ha manifestado también en contra de la bicefalia. Quien dirija el partido, sostiene, debe dirigir también la Xunta.

Otro de los cuatro presidentes provinciales del partido, José Manuel Baltar, respalda que el proceso se abra a todo aquel que quiera presentarse. El presidente del PP de Ourense, que heredó de su padre ese cargo y la presidencia de la Diputación, ha sido durante estos años el único contrapeso claro a Feijóo dentro del partido. En su día apoyó a Soraya Sáenz de Santamaría para suceder a Mariano Rajoy.

Los otros dos presidentes provinciales se parapetan en el silencio. Uno de ellos es Rueda, que lidera el PP de Pontevedra. La otra es Elena Candia, que dirige el de Lugo. Ambos han defendido públicamente que la fórmula para repartir la herencia de Feijóo se dirima internamente. Calvo, Rueda y Candia ocupan un escaño en el Parlamento gallego y cumplen el requisito para encabezar la Xunta, al igual que otros dos populares cercanos a Feijóo: su vicepresidente económico Francisco Conde, con el que mantiene una amistad, y Pedro Puy Fraga, portavoz del grupo parlamentario.

Feijóo ha admitido este viernes que todavía está manteniendo reuniones con los presidentes provinciales para “escuchar su opinión” y decidir cómo realizar la transición tanto en la Xunta como en el PP gallego. Y se ha afanado el sucesor de Pablo Casado en despejar sospechas de que el proceso pueda desatar luchas internas. “Estamos colaborando todos en una transición repentina pero llena de tranquilidad y de normalidad democrática”, ha subrayado. “Estamos hablando, conversando y mirando distintas cuestiones para lograr un relevo ordenado” para “seguir siendo el partido de la unión”.

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