Un escenario para hacer frente a la covid-19
La Sinfónica de Galicia graba un concierto en su nueva sede del Coliseum, que la convierte en la única de España que puede tocar a plantilla completa respetando la distancia de seguridad
La Orquesta Sinfónica de Galicia ha celebrado en el Coliseum de A Coruña un concierto a puerta cerrada, que ha sido grabado para su publicación en el canal de YouTube de la orquesta. Este acto ha significado tanto una prueba como el estreno de la nueva sede, con un escenario y una distribución de asientos que atiende a la normativa sanitaria para combatir la pandemia de c...
La Orquesta Sinfónica de Galicia ha celebrado en el Coliseum de A Coruña un concierto a puerta cerrada, que ha sido grabado para su publicación en el canal de YouTube de la orquesta. Este acto ha significado tanto una prueba como el estreno de la nueva sede, con un escenario y una distribución de asientos que atiende a la normativa sanitaria para combatir la pandemia de coronavirus. Esto la convierte en la única orquesta de España que puede tocar a plantilla completa respetando la distancia de seguridad, tanto entre músicos como entre los espectadores.
El escenario, construido expresamente para atender esta normativa, tiene una concha acústica con una boca de 24 metros, un fondo de 16 y una altura de nueve. Su acústica ha sido valorada positivamente por los músicos de la OSG pues les permite oírse entre ellos mejor que en el escenario del Palacio de la Ópera. Y ello es así pese a tocar en atriles separados y a la mayor distancia entre estos.
El sonido que percibe el público es bastante satisfactorio pese a las dimensiones totales del recinto. Lógicamente, habrá que adaptar tanto la proyección del escenario como el juego de dinámicas de la orquesta a medida que se vayan celebrando los conciertos previstos en la programación de la temporada 2020-2021, ajuste que se irá produciendo valorando la presencia del público en sus asientos. A recinto vacío se advierte una cierta reverberación que respeta bastante el sonido proyectado, no llegando a emborronarlo.
En cuanto al concierto propiamente dicho, la obertura de La flauta mágica, de Mozart, trajo de nuevo una cierta nostalgia con el recuerdo de las primaveras del desaparecido Festival Mozart y la constatación de la gran calidad de la Sinfónica como intérprete del salzburgués. La Marcha fúnebre de Sigfrido, de la ópera wagneriana El ocaso de los dioses, permitió gozar del esplendor sonoro de la orquesta gallega. No obstante, en los tutti se pudo observar un punto de desequilibrio, perfectamente corregible, entre vientos y cuerda.
Tras la interpretación de la obertura de La fuerza del destino de Verdi llegó la música de cine. La de James Horner para Braveheart abrió esta segunda parte del concierto; tras la de Nino Rota para El padrino, la de El bueno, el feo y el malo fue recuerdo y merecido homenaje al recientemente fallecido Ennio Morricone y no faltó el siempre presente John Williams con su monumental banda sonora de Star Wars.
Una selección de la de El señor de los anillos de Howard L. Shore cerró el concierto-grabación. Ojalá que el aplauso de las apenas doce personas asistentes al acto sea el augurio de grandes ovaciones en el transcurso de la temporada 2020– 2021 de la Orquesta Sinfónica de Galicia.